Todo comenzó de la peor manera. La vuelta de la final de la Copa Libertadores de América no se llevó a cabo el día estipulado por una agresión al micro de Boca mientras llegaba al Monumental y a partir de ahí, fue todo un desconcierto.

Pero la Conmebol tomó la decisión de jugar el partido, haciéndolo lejos de la violencia del fútbol que invade Argentina: Madrid se presentó como la sede de la paz.

Días después de finalizado el encuentro, con el Club Atlético River Plate como ganador, es otra cosa la que podemos festejar: el Fair Play se hizo presente antes, durante, y después del encuentro.

Hinchas de ambos equipos convivieron en plateas que los veían mezclados, ingresaron al Santiago Bernabéu en paz y en el momento de tanto los festejos como la tristeza, el respeto fue mutuo.

Durante el encuentro, los jugadores respetaron por completo la integridad de sus rivales. Sí, se metió, se vivió con intensidad y se dejó todo en la cancha. Pero nunca con malas intenciones, nunca buscando lastimar.

 

Los festejos fueron la frutilla del postre. Diálogo entre jugadores de ambos equipos, saludos del cuerpo técnico y dirigentes, aplausos de unos para otros sin buscar la polémica o la discusión.

Grandes nombres como los de Rodolfo D'Onofrio, Lucas Pratto, Guillermo Barros Schelotto, Pablo Pérez, Marcelo Gallardo, Darío Benedetto y muchos más protagonizaron imágenes que dan un gran ejemplo.

Si una final de tal índole pudo finalizar, a pesar de todo lo sucedido, en buenos términos, se desea que sea un punto de partida para extraer a la violencia de este hermoso deporte, y que se pueda vivir con alegría y armonía.