El partido era aburrido, los equipos no se sacaban ventaja y si bien el América insinuaba más, no podía sobrepasar la gran cantidad de hombres que había en la defensa que montaba el Cruz Azul.

Solamente un error podía abrir este partido y así fue, porque a los 50 minutos Marcone recibió de espaldas y le robaron la pelota en la puerta del área cuando quería darse vuelta.

De allí vino el gran dispararo de Alvarado y el festejo de todos los americanistas en el Azteca.

Minutos después pudimos ver como reaccionó el mediocampista argentino al tanto de Las Águilas, y se mostró triste, en cuclillas y apoyando su cabeza en el suelo en señal de regaño.

¡Pobre Iván!