"¿Qué es la vida para mí?, es un borrón y cuenta nueva. Quiero que mis hijos sepan que le di otra chance a la vida, es hermosa". Si había algo complicado para encarar era una charla con un tipo que, inmerso en un ambiente tan superficial y viciado como el fútbol, eligió parar la pelota y gritar a los cuatro vientos que pensó en matarse. Eligió asumirse débil ahí, donde todos se masturban por mostrarse más perfectos. Siempre acudimos a los golpes bajos cuando la historia del personaje nos pega una cachetada. Pero, ¿cuál es ese fino hilo que separa las ganas de vivir de aquellas otras que pueden llevarte a querer apagarte? La historia de Jonatan Cristaldo es la de un pibe de barrio que bien nos puede ayudar a comprenderlo todos juntos.

En un extenso diálogo con Bolavip, "El Churry", como le puso su abuelo durante su infancia en Lomas de Zamora, se sacó el casete para hablar las cosas como son: "Todo lo que soy se lo debo al 'Chacho' y a esta camiseta, confiaron más en mí que yo mismo, Racing me salvó la vida. Estamos convencidos de que la vamos a luchar hasta el final y somos conscientes de la unión que tiene este plantel", sostuvo, con una enorme sonrisa que se le hizo costumbre. Además, reflexionó sobre las miserias de este ambiente y de cómo a los 29 años se dio la chance de encarar el área de la lectura como un nuevo refugio. "La ovación en el Cilindro fue algo inesperado y único, sentí demasiado orgullo. Pero el abrazo con mis viejos al volver a casa fue una nueva oportunidad", expresó con la mirada testigo de su mamá, que lo acompaña a un costado, orgullosa.

 

-¿Cómo te llevás con este regreso a tanta exposición?

-Es lindo que la gente te reconozca, pero más que nada para mis amigos y mis familiares, que vuelva a aparecer en la tapa de un diario, en una buena entrevista, a ellos les genera más que a mí. Ellos llegaron a pensar que no iban a poder volver a verme jugar y que estén felices a mi me hace muy bien.

-¿Qué representa el nombre Eduardo Coudet en toda esta reconversión como profesional y como persona?

-Todo lo que soy se lo debo al "Chacho". Él me dio la confianza que no tenía en ese momento, para mí fue muy loco poder integrarme a Racing, un equipo que está en su mejor momento, tanto en lo institucional como en lo deportivo. Sabía que iba a volver a jugar, tenía ganas, pero no pensé que lo haría en uno de los mejores clubes de la Argentina. Todo se lo debo a él, a Víctor Blanco, a Diego Milito: todos desde el primer día me trataron como si me conocieran de toda la vida. Me contienen todos los días, esta camiseta me salvó la vida.

 

 

-Llegabas a Racing con Gustavo Bou como competidor directo, ¿Cómo es pelear el puesto con un amigo?

-Es raro. Soy de hacerme amigos rápido en el trabajo, tengo muy buena onda con todos, pero con Gustavo nos conocemos desde chicos, por la Sub 20 nos hicimos muy amigos. Nos es extraño saber que competimos entre nosotros, pero sabemos que va a jugar el que el entrenador diga, el que mejor está. Es una competencia muy sana en nuestro día a día.

-Se percibe desde afuera esa unión del plantel de Racing, ¿Lo sienten entre ustedes ese "plus"?

-Sí, la realidad es que compartimos muchos momentos afuera de la rutina del club, ya sea comidas o encuentros a la tarde. Eso nos ayuda porque los que no están jugando son los que apoyan y empujan a los que están jugando. Tanto Bou como Centurión siempre empujaron al grupo cuando les tocó estar afuera. Ivan Pillud entra y juega muy bien, pero además se brinda ciento por ciento por el equipo, no piensa en él nada más.

-¿Charlan sobre el parate de la Superliga en el verano?

-Sí, se habla. Sentís que te corta el envión que te da jugar todos los fines de semana, pero venimos haciendo las cosas bien. Fue importantísimo para nosotros ganarle ese partido a San Lorenzo, donde jugamos mal. Había que sacarse ese temor de perder puntos. Nos recuperamos mejor que antes.

-¿Y genera presión extra que Independiente esté cerca?

-No nos fijamos quién esté atrás, no nos genera nada que sea River, Boca, Independiente. Estamos al margen porque hoy en día depende todo de nosotros, de la manera en que jugamos. Si hacemos lo que entrenamos nos va a ir bien. 


 

 

-¿Cómo se siente un reconocimiento en el Cilindro de Avellaneda después de sentir que ibas a dejar el fútbol?

-Me enorgullece mucho porque sé cuánto peleé para volver a estar en la elite del fútbol argentino, me hace feliz por mis amigos, verlos orgullosos de mí es un regalo enorme. Creo que sí pasé por tantas cosas malas hoy podría superar cualquier cosa. La mejor ovación fue la de mis viejos, en mi casa, sufrieron mucho por las críticas, los insultos.

-¿Cómo fue asumirte débil y contar que pensaste en sacarte la vida en un mundo tan superficial?

-A veces el fútbol pareciera que no te preparara para ser una 'persona', te prepara para ser un jugador y nada más. Cada uno de nosotros sabemos cuando estamos mal, pero no lo queremos afrontar, a mí me tocó asumirlo en un momento bisagra, tomé la mejor decisión que fue seguir disfrutando de la vida. Este ambiente te lleva a querer anularte, aislarte de lo que es la realidad, en todos los sentidos. Empecé a disfrutar de otras cosas, el dejar el teléfono un rato, el ir caminando por la calle con mis amigos... Son cosas que para todos son normales y para nosotros, no.

 

-¿Sentís que el fútbol empuja a querer cambiar a la persona? ¿Dónde encontrás refugios?

-La lectura me ayudó, me abrió puertas que no conocía. Me abrió la cabeza y me permitió aprender a aislarme un poco del fútbol. Antes por ahí me miraba todos los partidos que había, hoy prefiero leerme un libro antes que mirarme un partido. Abrió una parte mía que yo mismo no conocía.

-¿Te da miedo ese límite entre el disfrute y volver a caer?

-Todo lo que pasé me sirvió como aprendizaje, aprendí que la felicidad la genera uno mismo, ahora soy un tipo que elige qué le hace bien y qué le hace mal. Pasar por esas circunstancias tan malas en mi vida me sirvieron para darme cuenta de lo que no necesito más. Hoy en día mi físico me lo agradece cada día, estoy corriendo como nunca, eso me da más ganas y fuerzas para seguir. 

-¿Cuánto tuvieron que ver tus hijos en este cambio?

-No solo tuve que pedirle disculpas a mis viejos y mis amigos, me tuve que disculpar a mí mismo por todo el daño que me hacía. Eso fue fundamental para mi crecimiento y hoy poder disfrutar de mis hijos, cuando estás mal no te das cuenta de cuáles son esas cosas que tienen valor para vos. Me disfruto a mí mismo y eso es lo que me genera más orgullo.

-¿Qué casillero pensás que ocupará Racing el día de mañana cuando mires tu vida?

-Ojalá que ocupe un lugar muy importante. Estamos pasando un momento muy lindo, nos planteamos todos el poder luchar el campeonato hasta el final, no tenemos excusas. Nos pusimos ese objetivo en la cabeza, me encantaría quedar en la historia de Racing porque les estoy muy agradecido por todo lo que estoy viviendo. Por todo lo que me demostraron, por quererme, eso es impagable: creo que ellos confiaron en mí hasta más que yo.

-¿Tenés algún amigo loco por Racing?

-Tengo un amigo que se pone una remera rosa todos los partidos y me espera arriba en la tribuna, cuando salgo a hacer la entrada en calor nos saludamos, nos hacemos gestos a la distancia, una locura. Mis amigos del barrio también, se juntan para ir de local, hacen asados y se van en caravana.

-¿Cómo te describirías para tus hijos después de todo lo que pasaste?

-Que sepan que el padre es un luchador de la vida, que todo el mundo puede caer, pero lo importante es levantarse. Les dejo la enseñanza de que todo con amor se puede salir a flote.