Pep Guardiola es, para muchos, el mejor entrenador del mundo. Sin embargo, en su faceta como jugador decidió afrontar sus últimos años en destinos que hoy, como estratega, sería muy complicado poder verlo. Luego de ganar todo con el Barcelona, Pep se decidió por firmar con el Brescia y Roma de Italia, además de pasar por el futbol de Catar. 

Guardiola, a sus 35 años, decidió incursionar por la Liga MX antes de retirarse y su destino fue Dorados de Sinaloa, equipo en el que también estaba su amigo Juan Manuel Lillo. Pep disputó el Torneo de Clausura 2006, siendo el Gran Pez el último destino futbolístico del brillante director técnico. 

 

El 3 de febrero del 2006, Dorados consiguió un resultado épico en condición de local cuando se enfrentó al América, pero nada podría haber sido posible sin Cirilo Saucedo, quien atajó un penal clave a Cuauhtémoc Blanco cuando el juego estaba 2-0, pero las Águilas estaban decididas a empatarlo. 

“Estábamos en ese torneo peleando el descenso, Guardiola estaba muy deseoso de enfrentar al América porque era de los más grandes del futbol mexicano. Toda la semana él nos decía que los equipos grandes, llamándole al América equipo grande, sufren cuando no tienen el balón”, comenzó contando Saucedo en diálogo con Mediotiempo. 

 

 

Sobre la situación del penal y el beso que le dio Guardiola en la mejilla, detalló: “Yo le hablaba a Cuau, le decía que ya sabía para donde y me decido tirar a un lado, su penal lo patea al centro como mucha gente dice que es un penal bien tirado y con el pie alcanzo a tapar. Se me acerca Pep, me toma de la cara y me da un beso, me habrá dicho ‘grande Ciri’, ‘grande loco’ y me da un beso de la emoción, porque ya era difícil que nos ganaran después de ese penal”, concluyó.