¿Puede una joven de 23 años aglutinar el deseo de todo un país? Ese parece ser el destino, el aquí y ahora de Neisi Dajomes, la levantadora de pesas ecuatoriana que llegará los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (competirá en la categoría de 76 kilos) con más experiencia aunque también un dosis mayor de responsabilidad. Ella misma asumió el reto olímpico. “Tengo que tomarlos con mucha más responsabilidad y hacer un mejor trabajo. Ya conozco la adrenalina, la emoción y lo que siente poder llegar ahí”, dijo la pesista que estuvo en Río 2016, en una reciente entrevista.

La vida de Neisi Dajomes, nacida el 12 de mayo de 1998 en Puayo, en la zona amazónica de Ecuador, está ligada a la halterofilia desde chica. A los 11 años, siguiendo a uno de sus hermanos (tiene cinco), ingresó por primera vez al gimnasio Gustavo Llerena Gavilanez, uno de los grandes promotores de la halterofilia en su país, asentado en una pequeña ciudad de Pastaza (al oriente del país), llamada La Shell por la empresa petrolera que inició el poblado. Ese lugar, tras las dudas del principio, se convirtió en una verdadera escuela para Neisi que quedó completamente atrapada por esta disciplina tras un viaje a la costa ecuatoriana para competir. Conocer el mar fue tan fuerte que Neisi entendió mejor que nadie las puertas que el deporte podría abrirle. Ya no había vuelta atrás. Lo suyo, su mundo, estaría ligado al deporte.  

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La disciplina fue un imán difícil de repeler aunque su entrenadora (y también pesista) Mayra Hoyos debió seducir a la precoz niña que, desde siempre, mostró una gran fortaleza que la destacó en las distintas categorías menores por las que pasó. En todas, a partir de los 13 años (hoy, una categoría extinta) sumó títulos y medallas. Desde mundiales, panamericanos hasta sudamericanos.

En 2015, con 17 años, la pesista se desplomó brevemente después de realizar un levantamiento en los Juegos Panamericanos Toronto 2015. A pesar de aquello, la deportista se reincorporó y logró luego la medalla de plata. Fue campeona mundial en los juveniles de Georgia 2016, Tokio 2017 y Tashkent 2018, y en el Mundial Absoluto de Turkmenistán 2018 logró dos medallas de bronce, y un año después el oro en el Panamericano de Lima, además de subirse al podio del Campeonato del Mundo en Pattaya (Tailandia) con dos medallas de bronce. “No creíamos que sus progreso fuera tan rápido. Creo que es la sangre, eso es lo único que puede explicar la fuerza que tienen Neisi y sus hermanos. Son de naturaleza fuertes”, contó su primera entrenadora en 2016, en el preámbulo de los Juegos de Río.   

Hija de padres colombianos refugiados, Neisi se convirtió en sostén familiar. Los premios que no tardaron en llegar también jugaron su partido. En Tokio, Neisi compartirá disciplina con su hermana Angie Palacios (lo hará el 64kg). Las dos pesistas no comparten apellido porque, con 12 años, Dajomes tuvo que viajar a una prueba en Estados Unidos y su padre no se estaba en Ecuador cuando tuvo que sacar el pasaporte. Por eso, lo solicitó con el apellido de su madre.

Neisi Dajomes, en acción (Getty Images)

El camino a Tokio 2020 estuvo signado de contratiempos. El principal, el coronavirus que demoró todo, incluso los propios Juegos Olímpicos. Con varias competencias canceladas por la pandemia, la rutina de Dajomes se limitó, como la de todos los deportistas, al ingenio en su casa hasta que a fines de 2020 recuperó cierta normalidad para buscar pasaje a los Juegos. Un logro que obtuvo en el Campeonato Sudamericano, Iberoamericano y Open Senior que se desarrolló en Colombia en mayo pasado.

Dajomes se sumó al olimpo ecuatoriano. Hasta hace unas semanas, un lugar al que solo había accedido Jefferson Pérez, el marchista que se quedó con la medalla de oro en Atlanta 1996 y la de plata en Pekín 2008. Le sobraban los motivos para creer porque "si puedes soñarlo, puedes lograrlo", tal como reza en su bio de Instagram. Hoy es medalla de oro y logró la tercera de su país sumada a la lograda por Richard Carapaz.