Otra temporada que pasa en la que Bayern Munich demuestra ser el mejor equipo del mundo sin lugar a dudas. El conjunto alemán ganó sin problemas la Bundesliga, se quedó con la Copa de su país y como si fuese poco, volvió a levantar la UEFA Champions League en un formato diferente por el apretado calendario que provocó la pausa por coronavirus.

En el torneo continental, por ejemplo, dio un espectáculo ante el Barcelona de Lionel Messi estampado un 8-2 histórico que jamás olvidará ningún fanático del deporte. Luego, se cargó al Olympique de Lyon en semifinales y le cortó la ilusión al Paris Saint Germain en la gran final.

Ahora, comenzado un nuevo semestre, el conjunto que dirige Hans-Dieter Flick tiene el complicado desafío de defender todos los títulos conseguidos, siendo el gran rival a derrotar para todo el resto de los equipos. En el torneo local, la cosa arrancó excelente: 8-0 ante el Schalke 04.

De igual manera, tras ganar la Supercopa de Europa ante el Sevilla, es el Hoffenheim quien se propuso jugarle de igual a igual y está logrando cosas interesante: en menos de diez minutos, gracias a las anotaciones de Bicakcic y Dabour lograron un 2-0 parcial.

La cuestión es que si el equipo no funciona de la mejor manera, en el Bayern aparecen las individualidades, como fue el caso de Joshua Kimmich, encargado de poner en partido a los suyos con una verdadera obra de arte.

Recibió el balón al borde del área y sin tomar ni un poco de carrera, metió un disparo de esos que uno sólo ve en el FIFA cuando juega a la PlayStation. Al ángulo y sacar del medio.