En Manchester United, Marcos Rojo se transformó en uno de los jugadores más queridos en una de las etapas más irregulares del gigante inglés.

El lateral izquierdo subcampeón del mundo con la Selección Argentina fue de mayor a menor en los Diablos Rojos y hoy está de regreso en su querido Estudiantes de La Plata.

Este viernes, en una entrevista con Cielosports, Rojo contó una divertida anécdota que por entonces fue muy tensa: el día que casi se pelea con Zlatan Ibrahimovic.

La anédota completa:

"Jugamos juntos en el Manchester United. Y ahí le tenían terror. Me acuerdo de que en la Copa América de Estados Unidos, con la Selección, Pastore y el Pocho Lavezzi, que habían jugado con Zlatan en el PSG y eran amigos, me dicen: 'Tenés cuidado con él porque si te apichonás y sos calladito, te come. Por eso, cuando él llegó al club yo ya sabía cómo era", empezó el defensor.

"Era bravísimo. Yo con él tenía la mejor, porque sabía cómo era. Hasta que un partido por la UEFA League, la que fuimos campeones, estábamos jugando de locales contra el Rostov. Habíamos empatado en Rusia y estábamos ganando y así pasábamos de ronda. Ya lo teníamos cocinado. Pero él quería siempre que se la tiraran todas. Así que la pelota me llegó a mí y en vez de dársela, se la pasé a Paul (Pogba). ¡Pará qué! Me empezó a gritar, a levantar la mano, me decía de todo. En español, en inglés. Habla todos los idiomas. Y yo le digo: '¿Qué te pasa, narigón? Cerrá el ort*", agregó.

"Estaba loco. Entonces, a la pelota siguiente, la agarró y le pegó un bombazo para arriba y se la doy en el cuerpo. Para qué... los dos a los gritos en el medio de Old Trafford. Esto en el primer tiempo, eh. Vamos al vestuario y en el camino digo: 'Ahora éste me va a agarrar, me cagar a palos'. Porque mide dos metros, es karateca. Lo tengo que primerear, porque me mata. Entonces llego, voy a mi lugar y él se sentaba enfrente justo. Me siento en el piso, me estoy haciendo que me saco los botines, no me los saco por las dudas. Y entra a él, así enojado yo digo, salto así de una: 'Vos, cerrá la boca, no me grités más...'. Nos empezamos a putear y los ingleses se quedaron ahí, porque nadie le decía nada", contó entre risas.

Por su parte, para Rojo, la historia terminó de la mejor manera, pero bien al estilo Zlatan: "Al otro día yo estoy desayunando, habíamos ganamos. Y me agarran así del cuello de atrás, me aprietan con todo, miro así y era él. Se cagaba de risa. 'Sos un hijo de put*', me dice: 'No me podés decir eso adelante de todos'. Nos cagamos de risa, nos llevábamos la verdad que muy bien".

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