Patrick Mahomes y Kansas City Chiefs apagaron su deseo por ver a Josh Allen y Buffalo Bills en el Super Bowl, pero no se dejaron vencer por la tristeza. Por el contrario, sonrieron, agradecieron a su equipo la gran temporada que culminó con la final de conferencia, algo que no lograba desde 1994.
Cellina Ciotoli y Kaitlin Floyd incluso lloraron de felicidad. Para ellas significó mucho más que un partido de NFL. Después de varios meses de estar en la línea de frente para atender a pacientes con Covid-19 en Erie County Medical Center (ECMC) como enfermeras, y fieles aficionadas de Bills, desahogaron todas las emociones acumuladas en su interior por convivir diariamente con el dolor en la pandemia.
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Apoyar a su equipo en un juego decisivo era una terapia urgente para su alma. Nunca imaginaron que 2020 iba a borrarles la sonrisa con arduo trabajo para salvar vidas, así como para lidiar con la frustración de contagios derivados por la inconsciencia de la gente que no se quedaba en casa. Necesitaban explotar, desahogarse con una motivación que les recordara la belleza de los días, o por lo menos de los instantes que les hacen felices.
Lo mejor para sus corazones estaba por venir.
Tras darse a conocer que 7,500 miembros del personal médico de Estados Unidos iban a ser invitados especiales al Super Bowl, los compañeros de Cellina y Kaitlin no dudaron en nominarlas para que fueran las elegidas de ECMC para asistir al partido. Kim Pegula, copropietaria de Buffalo Bills, les dio la noticia de que tenían una cita pendiente en Tampa Bay para ver en vivo a Patrick Mahomes y Tom Brady.
“Nos miramos y nos echamos a llorar. No podíamos creer que eso estuviera sucediendo”, comentó Cellina a WKBW de Buffalo. ¡Y lloraron todavía más! Sus compañeros del hospital se dieron a la tarea de escribirles cartas para hacerles saber lo orgullosos que estaban de ellas, además de suplicarles que disfrutaran el Super Bowl sin preocuparse por nada, ya que su labor sería cubierta con por el resto de enfermeras y enfermeros.
Olvidándose todo un día del año más doloroso de sus carreras, Cellina y Kaitlin asistieron al Super Bowl para cumplir la estricta petición de sus compañeros del ECMC: disfrutar. Se reencontraron con la vida fuera de un hospital.