Por Cristián Alejandro Cavieres

Este domingo Universidad de Chile femenino dijo adiós al campeonato nacional tras caer ante Colo Colo 1-3 luego de haber empatado 1-1 como local en el duelo de ida. Derrota inobjetable donde las albas fueron más a lo largo de los 180 minutos y donde además, Las Leonas pagaron caro una serie de errores en ambos encuentros con el agravante de tener un plantel muy corto.

El espectacular marco de público -casi 20 mil personas que llegaron al Estadio Monumental- no fueron en mi opinión un factor que incidiera en el resultado final , al revés, me parece que en definitiva fue un aliciente para salir a disputar un duelo que en la antesala ya se presentaba como adverso.

La U cayó presa de sus errores, malas gestiones y por cierto, el creer que con poco se podía hacer mucho. El plantel, desde un comienzo siempre fue escaso y los resultados, respondían más a arrestos individuales o lo que intentó plasmar el técnico Nicolás Bravo con lo poco que tenía.

Tuvo que lidiar con las constantes lesiones que le restaron ritmo de competencia o definir un once modelo, donde sí hubo una columna vertebral, pero que a ratos, las confusiones se hicieron una constante en la U. Ejemplos, hay muchos. Uno de ellos, Bárbara Sánchez ¿Centrodelantera o volante? Llanka Groff ¿Volante central o mixta? por dar algunos alcances.

Ana Gutiérrez, tuvo un año muy inferior a los anteriores, sin embargo, nunca tuvo una reemplazante o un relevo de peso y esto quedó demostrado en la llave ante Colo Colo. Que quede consignado, que el entrenador pidió una mediocampista central a mitad de temporada y no se la trajeron.

La U no pudo en el Monumental (Foto: La Voz Azul)

Las bajas en el plantel

Si de hecho la U tuvo un año complicado, todo se puso cuesta arriba de cara a la semifinal. A dos semanas de jugar esta llave tan importante, dos jugadoras finalizan su vínculo contractual, que si bien no eran titulares, podían ser aportes dependiendo de las circunstancias del partido.

Y luego del empate en el Santa Laura, Carla Guerrero lesionada – una vez más ante Colo Colo – María Martínez Vecca suspendida y Daniela Zamora con una rodilla en malas condiciones y sobreexigida para la semifinal, bien poco se podía hacer.

Demostración, también, que el rival tuvo dónde echar mano: su cantera, mientras que en la U poco y nada. Sus nóveles jugadoras más que nada estaban para completar una citación, no para dar soluciones reales en una situación determinada. Aclaro que ellas no son las culpables.

El hincha merece una explicación

No puedo dejar pasar que por un error administrativo se perdió la llave ante Colo Colo, donde nadie dijo nada, no hubo un comunicado y pareciera que la basura se escondió debajo de la alfombra.

Nicolás Bravo aseguró que “se resolvió de manera interna y se establecieron protocolos”, me pregunto ¿Quién le responde al hincha que pagó su entrada, que vio en cancha ganar a su equipo y que luego por errores de oficina esos puntos se le hayan restado? Y todos muy como si nada hubiese pasado.

Y así como se perdió por el escritorio, imperdonable también fue el empate ante Coquimbo Unido como visita, para mí, el peor partido de la U en el año. Al fin y al cabo, puntos que se terminaron extrañando y que gatillaron en la resolución final. Además, se sufre porque se corta una importante racha de participaciones consecutivas en Copa Libertadores Femenina.

En fin, ya escribir del partido es llorar sobre la leche derramada, lo que sí siento es que se acaba un ciclo, un período de cuatro años, donde más allá de dar vueltas olímpicas más o menos o si el mismo plantel se fue cansando del técnico anterior, no hay que desconocer que si la U instaló su nombre a nivel nacional e internacional, fue por lo que comenzó a construirse a comienzos del 2020. Si hasta en Macul estaban dormidas en los laureles, asumieron cierto relajo y despertaron cuando la U asomó, queriendo recuperar el sitial de honor y para eso, quisieron contar con elementos azules, como fue la seducción por algunas de ellas en instancias decisivas tanto del 2021 como del 2022.

Ellos entendieron que la U se había adueñado del espacio y percibo que si bien, a nivel comunicacional, La Roja de la Copa América 2018 y posterior mundial motivó al público con el fútbol femenino, fueron Las Leonas y su arrastre, quienes cerraron ese círculo y obligaron a ciertos equipos a dar el realce necesario a la actividad, de lo contrario, el domingo no llegaban 20 mil espectadores, no señor (que a todo esto, demostró ser el Superclásico sea cual sea el género).

Bueno, todo espacio tiene su final y siento que eso es lo que ocurrió con Las Leonas. Ahora, viene un gran desafío porque el hincha ya lo exige en redes sociales y seguramente en algún partido, que comparto además, la U ya llegó y es para quedarse, no para ver cómo otros equipos ganan títulos o que se refuerzan con las mejores jugadoras y otros que ya comienzan a planificar el próximo año. El llamado a la dirigencia es lo que hoy es gasto, mañana puede ser inversión. Habrá también que resolver qué ocurrirá con aquellas que terminan contrato, si es que se negociará o las dejarán partir.

Vayan a ver al Chago y sus jugadoras jóvenes de calidad, en Universidad Católica, en Antofagasta, en fin. La misma Copa Libertadores nos hizo enfrentar a futbolistas, que con una buena gestión, perfectamente se les puede seducir con venir a la U. No sé, ideas que le doy a la dirigencia.

Se cierra un ciclo, no me canso de decirlo, pero obligatoriamente se tiene que abrir otro. Las fanáticas y fanáticos, pregonan “La alegría de verlas jugar” y yo, también. Es lo que queremos y que en los años venideros no se transforme en “La pena de verlas perder”, porque ahí estarán todos exigiendo al respecto, por sus querida Leonas.

La pena de Bárbara Sánchez e Ignacia Durán tras la eliminación ante Colo Colo (Prensa Universidad de Chile)

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