El fútbol femenino está luchando por tener el reconocimiento que se merece. Después de años de ser marginado por las organizaciones públicas y las empresas privadas, este deporte en el Perú está intentando aprovechar una tendencia mundial para superarse. 

Obviamente, no es tan fácil como suena. Las dificultades surgen hasta para realizar un simple entrenamiento o para tener una simple camiseta. La Federación Peruana de Fútbol, hay que decirlo, no pone de su parte y no brinda las facilidades a las jugadoras.

Cada tanto, surgen noticias de quejas o de hechos indignos para deportistas profesionales. En la previa del amistoso contra Ecuador, por ejemplo, se conoció que la indumentaria que les habían dado no tenía la talla, ni los números correctos. 

Tras esto, dos de las mejores jugadoras fueron desconvocadas: Adriana Lúcar y Miryam Tristán. Ellas no quisieron revelar el motivo de su salida, pero dejaron claro que no fue tema de la numeración o del tamaño de la camiseta. Algunas fuentes decían que las tenían bajo amenaza, al igual que al resto del plantel. 

Tras ello, llegó la polémica y los reclamos para la Federación. Algunos, igual, no estuvieron de acuerdo con las chicas. Horacio Zimmermann fue uno de ellos: "A la camiseta de la selección nunca hay que renunciar. Los problemas se pueden solucionar desde adentro. Renunciar a la camiseta porque no estás de acuerdo con algo, no es el camino adecuado".