Primero fue una recomendación, después paso a ser una obligación. Pero todavía siguen siendo muchos los que en Argentina no entendieron la responsabilidad que implica cumplir con la cuarentena y quedarse en casa.

Por esta razón, con la finalidad de desalentar los desplazamientos vehiculares, fue que ayer se decidió que se cerraran muchos de los accesos a la Ciudad de Buenos Aires.

Pero siguen siendo muchos los argentinos que se empeñan en hacer que el remedio sea peor que la enfermedad y esta mañana los 13 accesos habilitados amanecieron desbordados de autos, con kilómetros de cola y demoras de hasta dos horas generada por los controles.

“Salió más gente que la que tiene que salir y eso no es positivo. Llamo a la reflexión. Ayer 9 de cada 10 personas estaban aisladas. ¿Por qué salieron hoy? ¡Eso entorpece! Si hay más personas puede haber más contagios”, se quejó, con mucho fastidio, el vicejefe de gobierno de la ciudad Diego Santilli.

La gran cantidad de autos sumada a los controles obligatorios que se están haciendo en Panamericana llegaron a generar en hora pico una cola de cinco kilómetros.

“Hay más autos que los que tiene que haber. Las calles solo tienen que ser para las personas que tienen que cumplir funciones esenciales”, protestó Santilli.

Queda claro que nos cuesta mucho aprender, señores.