11 de octubre de 1968, Villa Huidobro, Argentina: el lugar que vio nacer a Guillermo Rivarola, un hombre que se dedicó al futbol y logró títulos ansiados por el común denomidor, tanto como jugador, como así también como entrenador. Una carrera que tuvo y tiene todos los condimentos: trofeos, vínculos profesionales con grandes figuras del futbol moderno y una huella en territorio mexicano.
Actualmente, continúa vinculado al futbol, aunque no en el profesionalismo. Después de trabajar en la Secretaría Técnica de River Plate , a sus 51 años se mudó a Indiana, Estados Unidos , donde es responsable como coordinador general de una escuela que inauguró el club de Argentina con el objetivo de encontrar nuevos talentos alrededor del mundo y darle la posibilidad a cientos de jóvenes de mostrar sus cualidades para que el día de mañana lleguen a la cima.
RIVAROLA, EL JUGADOR
Tiburon, como comenzaron a apodarlo desde sus primeros pasos en el futbol, puso inicio a su vida profesional en Cipoletti, donde jugó entre 1988 y 1990. El destino lo depositaría en un club que, para ese entonces, estaba dirigido al éxito: River Plate. Entre 1991 y 1997, el central vistió la playera del Millonario, la que luciría con honor al ganar cinco títulos: Torneo Apertura (1991, 1993, 1994, 1996) y la Copa Libertadores (1996); esta última rodeado de grandes figuras como Ariel Ortega, Enzo Francescoli y el mismísimo Marcelo Gallardo.
Lo que vendría después sería cien por ciento tacos, picante y Mariachis: Pachuca (1997 y 1999), Santos Laguna (1998) y Monterrey (2000).
¿Qué recuerdas de tu llegada a México en 1997?
“Al principio tenía miedo por el tema de la altura, porque nunca había vivido bajo esa circunstancia. Sí había jugado en la altura, pero no nunca había estado de manera definitiva. Sin embargo, me terminé de adaptar bastante bien”.
¿Cómo fue el momento en que te hicieron saber del interés de Pachuca?
“Yo gané la Copa Libertadores del 96 con River en agosto y después seguí jugando normalmente el torneo local. Hasta que un día, faltando cuatro partidos para el final de la temporada, se me cruzan dos personas a la salida del entrenamiento: uno era el presidente de Pachuca, Jesús Martínez, y el otro, el vicepresidente, Andrés Fassi. Recuerdo que fuimos a comer y me convencieron. A fin de año, se concretó mi pase a Pachuca”.
Pachuca pasaba por uno de sus peores momentos deportivos… ¿Cómo fue tu año con los Tuzos?
“Llegué a un Pachuca que estaba muy complicado con el descenso. Lamentablemente, nos tocó descender. Después muchos jugadores pidieron irse, pero yo le pedí a la directiva si podía quedarme, porque quería devolver al equipo a la Primera División. Por suerte, salimos campeones y pudimos ascender”.
1998, el año de Rivarola en Santos… ¿Qué le faltó al conjunto laguero para ganar la Liga MX?
“Tengo un buen recuerdo de Santos, donde tuve un buen rendimiento. El equipo logró entrar a la Liguilla, pero nos quedamos en semifinales. No pudimos avanzar porque enfrentamos a un gran Toluca. Nos faltó ganarle un partido de los dos al menos y esperar qué podía pasar en la final”.
¿Recuerdas alguna anécdota curiosa en el cuadro de Torreón?
“Me acuerdo que en México en ese momento se había implementado la Ley Seca, que indica que no se pueden vender bebidas alcohólicas. Sin embargo, en los alrededores del estadio de Santos, descargaban cientos de cajas de cerveza corona para después vender las botellas durante el partido. Era el único lugar donde dejaban vender. Jugábamos siempre con estadio lleno. Ja, ja”.
Rivarola, otra vez en una etapa compleja del Pachuca... ¿Cómo fue retornar a los Tuzos?
“Fue complicado. Yo volví a Pachuca en el 99 por seis meses a préstamo de Santos cuando el equipo estaba al borde del descenso. Por suerte, logramos salvarnos. Cumplido el objetivo, Monterrey compró mi pase y me fui del club. En la siguiente temporada, Pachuca, con algunas modificaciones en relación a la plantilla que se había salvado de perder la categoría, se consagró en Liga. Yo para ese entonces no estaba, porque ya jugaba para Rayados”.
¿Cuál fue tu primera impresión cuando arribaste a Monterrey para jugar en Rayados?
“Tuve una sensación impresionante. El apoyo que hacen sentir en las calles es constante, no importa cuándo sea. Las dos aficiones, tanto la de Monterrey como la de Tigres, son muy parecidas a las que hay en Argentina. Ambas se hacen sentir, juegas a estadio lleno. También noté un gran respeto, a pesar de tanta pasión, y eso es muy positivo”.
¿Por qué decidiste irte de Rayados?
“En Monterrey tenía como entrenador a Benito Floro. En la pretemporada, él me dijo en un entrenamiento que necesitaba un delantero e iba a usar mi cupo de extranjero para incorporar. Yo tenía contrato con Rayados pero, después de escucharlo, decidí hablar con la directiva e irme del club. Mi destino estuvo en el futbol argentino, a donde llegué sin nada. Mágicamente, apareció el interés de San Lorenzo y jugué allí a préstamo”.
¿Tuviste la posibilidad de jugar en algún otro club del futbol mexicano o te hubiera gustado estar en alguno en particular?
“Que yo me haya enterado, no tuve la oportunidad de jugar en otro equipo mexicano. No sé si me hubiera gustado jugar en otro, siempre estuve muy cómodo en mis exclubes. Obviamente que hubiese sido lindo jugar en equipos como América, Chivas y Cruz Azul, pero tampoco me volvía loco por hacerlo”.
¿Cuál fue el estadio mexicano que más te sorprendió?
“Por infraestructura, el Azteca. Es muy imponente y tiene muchísima historia. Si hablamos en términos de presión, creo que sin dudas el mejor es El Volcán, de Tigres. Jugué un clásico en esa cancha y me impresionó. El estadio actual de Santos y el de Rayados no los conozco, pero me dijeron que son increíbles”.
¿Quiénes fueron los mejores jugadores con los que compartiste cancha en el futbol azteca?
“Tuve muy buenos compañeros. En Santos compartí equipo con el Negro Santos y Jared Borgetti. En Monterrey, jugué con Antonio Mohamed también. He compartido con grandes jugadores”.
RIVAROLA, EL ENTRENADOR
Después de su paso como jugador por San Lorenzo y Racing, el argentino se consolidó en el banquillo de la Ácademia en 2005. Dos años después, hizó experiencia en Olimpo de Bahía Blanca. Pero la vida, otra vez, lo depositó en México, en Pachuca, curiosamente el equipo que le abrió las puertas al territorio azteca 22 años atrás.. Sporting Cristal (Perú) y Deportivo Cuenca (Ecuador), los últimos dos clubes que lo tuvieron como timonel.
¿Cómo fue volver a Pachuca como entrenador?
“Pachuca me recibió muy bien cuando volví, tenía un gran recuerdo mío por todos los momentos que había pasado en el club en mi estadía como jugador. Pero yo no me podía confiar: fui el sustito de Ojitos Mezas, quien había conseguido muchos títulos en cinco años con el club. La vara estaba muy alta”.
En 2010, el Pachuca de Rivarola alcanzó la gloria en la Concachampions . Tras empatar 2-2 en global ante Cruz Azul, Los Tuzos se coronaron gracias al gol de visitante en la ida y calificaron directamente al Mundial de Clubes.
¿Cómo describirías el momento en que te tocó ganar la Concachampions frente a Cruz Azul?
“Recuerdo que fue una final impresionante, porque le ganamos el torneo a los 93 minutos. El árbitro había adicionado tres minutos y a los 92 logramos convertir el 1-0 para después sí festejar. Tuve la suerte de hacer una muy buena campaña como director técnico, donde también llegamos a semifinales de la Liguilla”.
¿Tienes pensado retornar a la actividad profesional como director técnico?
“Me encantaría volver a dirigir profesionalmente. Si saliera algo de México, escucharía ofertas sin ninguna dudas. Es un futbol que me encanta, que tuve la suerte de jugarlo y dirigirlo. A mi familia también le encanta. Sería un desafío enorme para mí poder regresar”.
En el último tiempo, la FMF dio a conocer que la intención de México es regresar a la Copa Libertadores en un futuro. La última participación de los equipos mexicanos en la edición continental fue en 2015, cuando Tigres hizo un gran papel y estuvo a un paso de coronarse tras disputar la final del torneo ante River Plate.
¿Qué opinas de la posible vuelta de los equipos mexicanos a la Copa Libertadores?
“Puede ser positiva. La Copa Libertadores fue lo mejor que le pasó al futbol mexicano. México empezó a crecer futbolísticamente cuando comenzó a jugar ese tipo de torneos. Los jugadores mexicanos tuvieron un roce distinto a lo que tienen en la Concachampions. Se enfrentaron a equipos más maníacos. Además, hicieron buenas campañas, como es el caso de Cruz Azul y Tigres que llegaron a la final. Lo negativo, quizás, es el tema de las distancias y calendarios”.