“Nos está faltando pimienta en los últimos metros para resolver situaciones”, así resumía después del partido Marcelo Gallardo la ausencia de goles en su River. Porque sí, a su equipo le está faltandodefinición, pero lo que le sobran son emociones.

Así pudieron confirmarlo una vez más sus hinchas, esosque a esta altura tambiénson fanáticos exclusivos del Muñeco.ElEstadio Mineirao fueuna verdadera caldera desde temprano: los brasileros dieron otrademostración de fanatismo e hicieronvibrar las tribunas en Belo Horizonte. Los miles de riverplatenses presentían desde la previa que no sería una noche más, alentaron durante todo el partido y sufrieron en cada llegada de Cruzeiro.Franco Armani ya se asomaba como una de las figurasprincipales.

Pero si algo le faltaba a este River de Gallardo era protagonizar una definición por penales, un viejo conocido que les es bastante esquivo, y ni más ni menos queen Brasil. Así lo quiso el destino y después de otro empate sin goles, los de Núñez tuvieron que respirar hondo y rezar.

Fue entonces cuando el campeón vigente del certamen más importante de Sudamérica sacó su chapa y le demostró al Mineirao entero que está vivo. Para apartarlo de su objetivo deberán hacer un esfuerzo muy grande, más aún para que sus fieles dejen de creer, una premisa que no se olvidan de predicar en cada encuentro.

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