Indiscutible. Reina. La dueña olímpica del atletismo. Allyson Felix se convirtió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en la mujer que más medallas olímpicas logró, luego de sumar un oro en el relevo de 4×400 metros, junto con el equipo estadounidense conformado por Sydney McLaughlin, Dalilah Muhammad y Athing Mu.
Con esta presea, Felix también pasó a la historia como la atleta olímpica estadounidense más condecorada en atletismo, superando las 10 ganadas por Carl Lewis, en su paso por los olímpicos (9 de oro y una plata). Esta última medalla para Felix llegó apenas un día después de que la atleta de 35 años consiguiera el bronce en los 400 metros. Ahora suma 11. “Esta medalla es muy diferente y es muy especial. Me costó mucho llegar hasta aquí. No fue fácil pero valió la pena el camino que emprendí”, contó Felix minutos después de conseguir su 11º presea olímpica.
Felix nació el 18 de noviembre de 1985 en California y desde chica la apodaron como “Chicken Legs” (patas de pollo) por su físico largo y espigado. En primer año de la escuela secundaria se incorporó al equipo de atletismo y se destacó desde el principio. Comenzó a hacer peso muerto de 270 libras (122,47 kilos) a los 14 años antes de reemplazar a Marion Jones en los libros de récords de la escuela secundaria de California. Claramente, no era una atleta común. En solo un año terminó séptima en los 200 metros de carrera en el CIF California State Meet, y finalmente se convirtió en cinco veces ganadora de la prueba que la lanzó al estrellato mundial.
Con solo 19 años ganó una medalla de plata en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas para sorprender al mundo. Continuó compitiendo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 (oro en 4×400 metros y repitió la plata en la misma modalidad), 2012 (oro en los 200 metros planos, en el relevo 4×100 metros y el relevo 4×400 metros) y 2016 (dos oros en las pruebas de relevo 4×100 metros y 4×400), para ganar hasta antes de Tokio 2020 un total de nueve medallas, seis de oro y tres de plata.
Hace dos años sobrevivió a un embarazo y a un parto que amenazaron su vida tras ser sometida a una cesárea de emergencia a 32 semanas de gestación. Su hija, Camryn, nació en noviembre de 2018 con un peso de 1,67 kilos y debió pasar sus primeras semanas en la unidad de cuidados intensivos neonatales. “Estoy orgullosa de haber llegado a este momento. Hay tantas cosas que se han invertido en esto. Muchas veces, no estaba segura de si era posible. Estoy orgullosa de luchar y abrirme camino de alguna manera”, dijo en aquel entonces.
Su lucha dentro de la pista la tradujo, también, fuera de ella. Hace tres años rompió su vínculo con Nike cuando la empresa de Portland impuso reducciones salariales a los contratos de las mujeres si quedaban embarazadas, tal como afirmó en el New York Times se enfrentó a un recorte salarial del 70%. Sin embargo, 10 meses después se subía al podio en el Mundial de Doha. Su caso trepó tan alto que, luego de su salida de la marca de Oregon, los nuevos contratos de todas las empresas deportivas fueron revisados y modificados para cambiar y eliminar para siempre la denominada cláusula de embarazos. “Nuestras voces tienen poder”, escribió en su cuenta de Instagram.
En los últimos Trials de Estados Unidos, las pruebas que clasifican a sus atletas a los Juegos Olímpicos, Felix corrió con unas misteriosas zapatillas con clavos que luego mostró al mundo en Tokio. Se trataba de su propia marca de calzado deportivo que creó “por y para las mujeres” y que recientemente acaba de ver la luz: Saysh. “Cuando me vean correr, sepan que no corro para conseguir medallas. Corro por el cambio. Corro por una mayor equidad para cada uno de nosotros. Corro por las mujeres. Más que nada, corro por un futuro en el que ninguna mujer o niña sepa cuál es su lugar”, escribió la velocista en un comunicado en forma de carta para anunciar el lanzamiento de Saysh. “Cuando sabía que los Juegos Olímpicos estaban cerca y no tenía ningún patrocinador para mis zapatillas, sabía que tenía que crearlas. […] Esta marca representa la esperanza, la aceptación y el poder de crear un cambio. Utilicé mi voz para luchar por la protección maternal de las atletas. Ninguna mujer debería tener que elegir entre ser profesional y ser madre. Ahora, gracias a esa lucha, los contratos de patrocinio son diferentes para muchas atletas”, se puede leer en el comunicado.
Así, la estadounidense quedó a una medalla del finlandés, Paavo Nurmi, es el atleta con más medallas en Juegos Olímpicos. Felix, la atleta siempre comprometida que alzó el puño con el “Black Lives Matter”. La misma que acuñó un eslogan acorde a su pensamiento: “Atleta. Madre. Activista”.