Independiente Medellín ha enviado un ultimátum a la Federación Colombiana de Fútbol (FCF): si no se cambia al árbitro Nicolás Gallo para el partido de la Fecha 17 contra Patriotas, el equipo no se presentará en la cancha.

El club ha expresado su profunda insatisfacción con la designación de Gallo, quien ha sido objeto de numerosas críticas por parte de los aficionados e incluso de algunos jugadores y entrenadores. Una de las quejas se centran principalmente en su actuación en el reciente partido contra Estudiantes de La Plata en la Copa Libertadores, donde se le acusó de tomar decisiones arbitrales controvertidas que perjudicaron al equipo.

La decisión de Independiente Medellín de boicotear el partido es una medida extrema, pero el club argumenta que es necesaria para defender sus derechos y la integridad del fútbol colombiano.

La información

De acuerdo a las fuentes, la información sobre la ‘protesta’ fue revelada a un periodista, por uno de los mismos accionistas principales del club, Raúl Giraldo. Es probable que de esa forma la FCF y otros medios se hagan eco más rápido de la situación.

DIM amenaza con no jugar

La reciente amenaza del Deportivo Independiente Medellín de no presentarse a su partido contra Patriotas por la designación del árbitro Nicolás Gallo ha generado gran controversia en el fútbol colombiano. Si bien la molestia del club por los presuntos malos arbitrajes en su contra es comprensible, la FCF no debería ceder ante este tipo de presiones, ya que se estaría sentando un precedente peligroso.

Un precedente que debilita la autoridad

Si el DIM se sale con la suya, se abre la puerta para que cualquier equipo en el futuro pueda “amenazar” con no jugar si no está de acuerdo con una decisión arbitral o cualquier otra situación que le desfavorezca. Esto debilitaría enormemente la autoridad de la FCF y generaría un caos total en el fútbol colombiano.

La FCF no puede ceder

Es cierto que los casos de malos arbitrajes en el FPC han sido evidentes en 2024, y que la FCF debe tomar medidas para mejorar la calidad del arbitraje. Sin embargo, la máxima autoridad del fútbol colombiano no puede ceder ante las presiones de un solo equipo. La FCF debe aplicar los castigos que correspondan a los árbitros que cometan errores graves, pero no puede permitir que un equipo le dicte las reglas.