Daniela Montoya, capitana de la Selección Colombia, es sinónimo de liderazgo, experiencia, constancia y disciplina. La volante de Junior es la comandante de un barco que está a punto de jugar la gran final de la Copa América Femenina 2022.
Su historia con la ‘tricolor’ no ha sido fácil, ha tenido que remar contra la corriente para estar donde está, pero con sacrificio, disciplina y constancia ha logrado vivir el sueño que tuvo desde niña.
Montoya nació en Medellín un 22 de agosto de 1990. Siempre tuvo claro que quería ser futbolista y desde niña trabajó para conseguirlo. Jugó fútbol y fútbol de salón, probó en varios equipos de su ciudad y poco a poco fue construyendo un camino que la llevó a jugar en su país, en Europa y en la Selección Colombia.
A nivel de clubes, en 2016, vistió los colores de Levante y después vino a mostrar su talento en el balompié nacional cuando jugó para Envigado. Luego tuvo su primera etapa en Junior en 2018. Volvió a irse al fútbol del exterior, estuvo en Riffa Club de Baréin durante un año en calidad de préstamo.
En 2020 regresó para jugar con Junior. Durante 2021 pasó al Deportivo Cali y este año es la dueña del medio campo del conjunto ‘tiburón’. Siempre se ha destacado por ser una jugadora con gran calidad, liderazgo técnicamente bien dotada.
La historia con la Selección ha estado llena de amores y odios, alegrías, pero también muchas tristezas. Siempre se ha sentido orgullosa de vestir la camiseta del combinado nacional y más ser referente del fútbol femenino.
Nunca olvida cómo fue su primer proceso. En el Mundial Femenino Sub-20 de 2010, llegaron lejos, disputaron las semifinales y posteriormente el juego por el tercer y cuarto lugar, donde terminaron cayendo.
En la Copa América Femenina de 2010, en territorio ecuatoriano, llegaron a disputar la gran final, donde terminaron subcampeonas, pero el gran logro fue conseguir un cupo para el Mundial de Alemania, los Juegos Panamericanos y los Juegos Olímpicos de Londres.
Estuvo en el Mundial de 2011 yjugó dos partidos, luego en los Panamericanos, donde llegaron a las semifinales y en los Juegos Olímpicos, donde cumplió uno de sus más grandes sueños.
2014 fue un año en el que consiguieron otra final de Copa América, lamentablemente para ella y sus compañeras quedaron segundas. 2015 vino acompañado de buenos y malos momentos. En el Mundial marcó uno de los mejores goles del certamen y fue protagonista en la clasificación a octavos de final. En Panamericanos salió subcampeona jugando todos los partidos.
Uno de los momentos más complicados fue cuando recibió un veto por pelear unos premios que les debían a ella y sus compañeras. Fue más de un año en el que pensó que todo acababa, pero se refugió en su familia y siguió adelante.
Su amor por la patria y las ganas de seguir representando al país en la Selección absoluta la pusieron nuevamente en lo más alto. En la Copa América de 2018 jugó seis de los siete partidos disputados por el equipo.
Ahora, en el campeonato que se disputa en nuestro país, espera lograr la hazaña de vencer a Brasil y consagrarse campeona de la Copa América Femenina 2022.