Diario Olé sacó a la luz una historia fantástica que demuestra a la perfección cómo se vive el fútbol en Argentina. 

El protagonista es Marcelo Cayetano, quien le puso de nombre a sus hijos Enzo y Francesco, por Enzo Francescoli y "no en honor a él", aclara.

Enzo y Francesco de pequeños. Foto: Diario Olé.

Los pequeños nacieron en 2001 y 2002, cuando el amor de su padre por el uruguayo ya tenía una larga historia por detrás.

La mejor de todas la relata en primera persona, recordando cuando trabajaba para Chevallier, empresa de transportes que se ocupaba de los planteles en ese entonces.

En algunas ocasiones se escondía en el baño del micro para viajar con los jugadores, pero en 1996, antes de la final de la Copa Libertadores, hizo la locura máxima.

"Fui vestido de chofer, con camisa de la empresa, pantalón, zapatos y corbata, todo prestado de mi papá que era chofer. En ese partido no me escondí, fui como 'chofer auxiliar'", cuenta. ¿Y al menos lo pudo tocar a su ídolo? "Cuando llegamos, me paré y Enzo me tocó la espalda porque estaba estorbando el pasillo. ¡Imaginate cómo estaba! A lo único que atiné fue a darle la mano y decirle 'mucha suerte'. Fue lo único que me salió", soltó. Un capo.