En la segunda mitad de la década de los ’90 Colo Colo fue semifinalista de torneos Conmebol en tres semestres consecutivos: Supercopa 1996, Copa Libertadores 1997 y Supercopa 1997. Lamentablemente los albos no pudieron acceder a ninguna de esas finales, pero el equipo dirigido por Gustavo Benítez mostró que podía ser competitivo a nivel internacional.
Paralelamente, en el Torneo Nacional, el Cacique fue campeón de Chile en 1996, perdió el Apertura 1997 en una definición por el título ante Universidad Católica y ganó el Clausura 1997. O sea, también fue competitivo a nivel local.
Alguien dirá: “es que en esos años Colo Colo tenía más plantel”. Tenía tantos jugadores como hoy, pero tenía mejores jugadores, es cierto. Sobre todo para conformar una oncena titular: Marcelo Ramírez; Francisco Fernández, Pedro Reyes, Juan Carlos González, Francisco Rojas; Emerson, Marcelo Espina, José Luis Sierra, Marcelo Barticciotto; Fernando Vergara e Ivo Basay.
¿Y había rotación de jugadores entre torneos? Claro que sí, más en el Campeonato Nacional que en los torneos internacionales, pero la base siempre fueron los titulares ya nombrados. Se daba espacio a experimentados como Claudio Arbiza, Mario Salas, pero sobre todo a jóvenes como David Henríquez, Raúl Muñoz, Frank Lobos, Francisco Arrué, Héctor Tapia, Manuel Neira, por nombrar algunos.
Esta forma de enfrentar la temporada dista mucho de lo que se ve en 2024. Jorge Almirón en conferencia de prensa dijo hace unos días: “yo sé lo que estoy haciendo”, para responder a la consulta sobre la rotación de jugadores entre torneo local y Libertadores.
Lo cierto es que esta rotación plena de futbolistas tiene a los albos a diez puntos del liderato del Campeonato Nacional. Ha perdido cuatro de ocho encuentros. Mucho. Demasiado. Más si notamos que cuando fueron campeones en 2022 perdieron tres duelos de treinta.
Jugó con suplentes ante O’Higgins y Ñublense, y perdió ambos encuentros. Y jugó con titulares ante Universidad de Chile, perdiendo el invicto de 23 años en el Estadio Monumental; y ante Cobreloa, quedando abajo en el historial de victorias en la liga por 35 a 34. Los primeros dos encuentros, los regaló. Los siguientes dos, los perdió compitiendo en duelos parejos y el último con la presión de no poder perder más.
Acá hay un tema físico que parece complicar al DT. Claro, si los mismos jugadores disputan todos los encuentros se van a desgastar y terminarán por no rendir cuánto pueden. Entonces, les damos descanso.
En la alta competencia los futbolistas juegan tres partidos por semana, pero acá estamos lejos de eso, no Colo Colo, todos los equipos de Chile. Entendido eso, se puede aceptar una rotación, pero no completa. Y si quieres una completa, dale una chance, pero tras la caída ante los Celestes era claro el panorama. El equipo alternativo no estaba a la altura para competir.
Los jóvenes pueden jugar, pero no solos, sino acompañados de los experimentados. Qué mejor ejemplo que Lucas Cepeda ante Cerro Porteño. Qué mejor ejemplo que lo que vimos en los ’90. Al joven hay protegerlo, rodearlo bien, así crece y aprende. Si lo expones, es probable que no rinda, salvo que sea un súper clase.
Tras lo ocurrido en Rancagua el DT en vez de reaccionar mantuvo la apuesta y vino otra derrota, ahora en Chillán. Se entiende que todos los equipos pueden perder, pero dando batalla.
La fórmula ideal resultó contra Huachipato. Rotó a la mitad de los titulares y ganó 2-0 de local. De esa forma da descanso a jugadores, dado que días después viene un partido internacional, pero tampoco descuida el torneo nacional.
Jorge Almirón obligado a ganar y ganar en Colo Colo para reducir la diferencia
Aquí el gran problema de Almirón hoy: descuidó el campeonato local. Ya no tiene margen. Está obligado a ganar y ganar, para recortar distancia con los de arriba y su próximo rival es Universidad Católica de visita, a sabiendas que tres días después recibe a Alianza Lima. ¿Va a rotar a todos de nuevo? No puede. O sea puede, pero el mensaje para el hincha sería el peor: no importa el campeonato.
Almirón viene de Boca Juniors, que es un equipo muy grande, por ende, llegar a Colo Colo quizás no le implique tanta presión. Sin embargo, hay algo que olvida. El Cacique en Chile es más grande que Boca en Argentina.
Hagamos un repaso. En Argentina, Independiente tiene más Libertadores, River tiene más ligas y pese a que muchos aseveran que el club con más hinchas es Boca, hay quienes rebaten que pueden ser los millonarios. En Chile, el que tiene más Libertadores, más ligas y más hinchas es el mismo equipo. En Argentina hay debate, acá es monólogo.
Por eso mismo los albos tienen que pelear todos los campeonatos locales. Todos. Es importante ser competitivo a nivel internacional, qué duda cabe, pero si te va mal en lo local, no sólo pones en riesgo la chance de ser campeón nacional, sino también la opción de jugar torneos Conmebol el año siguiente.
Vendrán días de análisis y autocrítica, sin embargo, los catorce partidos de la temporada exponen la realidad. Colo Colo tiene dos opciones: juega con titulares o con equipo mixto. Y mientras más titulares mejor. Eso no asegura la victoria, en ningún caso, pero permite ser recto con la historia de un equipo exitoso que quiere ganar todo lo que juega.