Este sábado30 de octubre celebramos los que hubieran sido los 61años del nacimiento de Diego Armando Maradona. Considerado por muchos como el mejor jugador de todos los tiempos, con tantas historias como rivales apilados a lo largo de su carrera, qué más se puede decir del futbolista que siempre estuvo en las páginas periodísticas desde niño. Declarando en blanco y negro, y con la voz todavía de un infante que quería ser campeón del mundo con Argentina, el vaticinio se volvió realidad y, en ese recorrido por tantas canchas, tantos vestuarios y con tantos protagonistas, revelaremos tres historias de Maradona que lo unen más al fútbol peruano.
Partimos de la fuente máxima de todo lo referente a Diego Maradona, su libro autobiográfico “Yo soy El Diego de la gente”. Publicado en el 2000, a través de sus 374 páginas encontramos todo tipo de relatos, anécdotas y datos de cómo vivió, sufrió y gozó Maradona. Iniciando la narración con él en La Habana, las primeras palabras tienen esa suerte de guión hollywoodense que solo se escuchan en las películas famosas: “es bárbaro recorrer el pasado cuando venís desde muy abajo y sabés que todo lo que fuiste, sos o serás, es nada más que lucha”.
Diego Maradona vs Universitario y Alianza Lima
Y así es como ingresamos a la primera anécdota, la lucha por tener al Boca de Maradona en Lima. Era el año de 1981 y diciembre se presentaba como la fecha ideal de los amistosos internacionales. Eran otros tiempos, en donde si bien aún mandaba el dinero, no era imposible traer a cuadros espectaculares a la capital. Además, y lo cuenta Maradona en su libro, el Boca de ese 1981 jugó 8 partidos en 21 días y todos fuera de Argentina. Una verdadera locura.
Resulta que el Boca de 1981, campeón del fútbol argentino, llegó a Lima para sostener dos duelos amistosos: uno contra Universitario y otro ante Alianza. El primero estuvo programado para el jueves 17 de diciembre en el estadio Nacional. La delegación xeneize, que había llegado un día antes, tenía todo listo para jugar; pero faltaba Maradona. Sin la máxima atracción el partido se retrasó un día. En parte también fue porque todavía no habían llegadoa un acuerdo económico con el ‘Pelusa’.
Transacciones económicas superadas, ese Boca del 81 alineó con Gareca, Maradona, Ruggeri, Brindisi, Trobbiani, Mouzo y demás estrellas. Al frente estaba Universitario con Leguía, Sotil, Acasuzo, entre otros. El partido, que está completo en YouTube, muestra fuerzas similares en el campo de juego. Encontrando diferencias por un gol de penal de Walter Escobar. Triunfo para la ‘U’ y una historia para contar por siempre.
Cinco días después, Boca Juniors, también con Maradona, se midió ante Alianza Lima en Matute. En una noche extraña, todos los goles fueron anotados en propia puerta. Primero Tomás Farfán y José Velásquez a favor del cuadro argentino y luego Óscar Ruggeri a favor de los peruanos. Repito, eran otros tiempos, pues Cubillas llegó para reforzar a Alianza, mientras que La Rosa y Cueto no tuvieron el permiso de sus clubes. También jugaron esa noche Duarte, Rojas, Olaechea y demás figuras íntimas.
Maradona vs Reyna
Contada múltiples veces desde el lado peruano, ahora leeremos la opinión de Maradona. Bautizada como “un manual para la marca personal”, la labor y ejecución de la tarea que le encomendó Chale a Reyna seguirá siendo narrada por siempre. Sucedida el domingo 23 de junio de 1985 en el Estadio Nacional, Perú se medía ante Argentina por la clasificación al Mundial de México 1986. Maradona relata en su libro que Reyna, en modo sarcástico pero que define bien la acción, lo siguió hasta “el baño”.
“En una jugada, pisé mal y salí de la cancha para que me viera el doctor. ¡Y el tipo me siguió hasta el borde de la cancha! Cuando volví, se me paró otra vez al ladito. Me hablaba y me hablaba. Ese muchacho se pasó de la raya. Me pegaba trompadas, también. Qué bárbaro ese Reyna”, cuenta Maradona en su libro. Lo que sigue es una casualidad que terminó en anécdota. Una especie de coincidencia que aún perdura en el recuerdo del Diego y que está en su libro.
Durante su recuperación en La Habana, Maradona recibió múltiples muestras de afectos de varias personalidades del mundo. Entre ellas una pelota firmada por todos los jugadores de la selección peruana y Maradona lo recuerda así: “Y pensar que a Cuba me llegó una pelota firmada por todos los futbolistas peruanos, deseándome la recuperación y estaba la de él, también… ¡Hasta La Habana y a los 40 años me siguió el hijo de puta!”.
El ‘Maestrito’ de Maradona
Luego de conseguir el tricampeonato con Sporting Cristal, el subcampeonato de la Copa Libertadores y siendo elegido como el mejor jugador del certamen continental, Nolberto Solano fichó por Boca Juniors en agosto de 1997. A la edad de 22 años, ‘Ñol’ llegaba al gigante argentino para pelear un puesto.
Tímido y muy educado, Maradona lo adoptó como su protegido desde el primer momento en que lo vio patear tiros libres en las prácticas que acostumbraba hacer el ‘Bambino’ Veira. Precisión y respeto constante, Maradona era tan amable con Solano tanto dentro como fuera del campo de juego. Es más, en el debut de Solano con la camiseta de Boca, ante Argentinos Juniors en La Bombonera un domingo 24 de agosto de 1997, Eduardo Bennett, hondureño nacionalizado argentino, tuvo una entrada durísima en contra del peruano. Maradona fue a reclamarle airadamente y Bennett terminó expulsado, Solano fue ‘vengado’ por Maradona y el partido continuó.
Pero fue en una conferencia de prensa en la que Maradona elogió a Nolberto Solano. Frente a todos los periodistas, y en pretemporada, Maradona ya había visto la calidad de ‘Ñol’ y ante una pregunta, Diego respondió: “estamos al lado de un ‘Maestrito’”. Solano, que era el dueño y señor de todos los balones detenidos en ese Boca entre 1997-98, confesó que siempre admiró a Maradona y que fue un verdadero sueño para él jugar a su lado.