A sus 11 meses, debido a la dictadura militar en Nicaragua y Guatemala, Álvaro Morales desembarcó en México junto con sus padres, un matrimonio mixto de inmigrantes centroamericanos. Ya en territorio azteca, y adaptado a la sociedad, fue incursionando en prepararse para lo que siempre quiso ser.
Odiado por algunos, respetado por otros pero también querido. Por la profesión que ejerce está acostumbrado a las críticas constantes y a los elogios, pero ya se acostumbró a todo ello. No tiene miedo en decir lo que piensa porque siempre lo hace con argumentos para caer bien parado.
En diálogo exclusivo con Bolavip , una de las caras más representativas del plantel actual de ESPN habló de todo: sus comienzos, su relación con sus compañeros del canal, sus proyectos, su decisión de dejar de lado la pasión por Cruz Azul y su nuevo fanatismo por las Águilas del América.
- ¿A qué edad pensaste en dedicarte al periodismo deportivo?
- Me gustan los deportes desde niño y me llamaba más la atención quiénes hablaban detrás del televisor, de quiénes escribían en la prensa, entonces me encantaba coleccionar revistas y periódicos. Yo no soy un deportista frustado, a diferencia de muchos de mis compañeros, yo soy lo que siempre quise ser. En el segundo año de la prepa, la mamá de un compañero mío tenía una revista de futbol que vendía en California. Ya no le podía pagar a los redactores y su hijo me invitó a colaborar con la ventaja de que me daban una credencial que me permitía entrar a los estadios y a los entrenamientos.
- ¿A quién tenías como referente durante tu infancia?
- Para mí, el gran referente, el que yo tomo como un maestro o un patrón de comportamiento es Marcelo Araujo. En 1994, yo tenía 14 años e iba con un amigo mío a comprar a una ferretería a comprar cable coaxil para volarnos el cable del edificio. Entonces cuando empiezo a ver esas transmisiones escucho a un narrador poco ortodoxo, un showman que me maravilló, que en México no se había visto a nadie así jamás. Yo dije 'no mames, este tipo está loco y me gusta'. Yo creo que es la referencia más grande que tengo yo, cuando narro quizás soy un tributo mexicano a él de alguna manera.
- ¿Cómo llegó la oportunidad de formar parte del equipo de ESPN?
- Yo sigo un camino clásico del periodista antigüo. Empiezo por la redacción de medios escritos, paso al periódico La Afición, que se jacta de ser el primer diario deportivo del mundo, y de ahí empiezo a hacer radio. A los 20 años me contrataron para hacer la voz del estadio en baseball y luego en 2003 me llega una audición para entrar a ESPN. Era una época, cuanto entro yo, en que no era tan común el uso de redes sociales, no tenían ninguna fuerza y los aficionados tenían que ver televisión. Me toca ser reportero y luego empiezo a conducir Sportscenter. Me convierto en uno de los más representativos y posteriormente me dan la oportunidad de narrar el futbol. Luego ya me cambié a los programas de opinión.
- ¿Cuál es el programa que más disfrutas hacer: Fútbol Picante, AM o Calla y Escucha?
- Mi bebé es Calla y Escucha porque entre 2016 y 2017 se venía la renegociación de mi contrato y yo había alcanzado un estatus en donde estaba exigiendo mejores cosas para la empresa a través de mí. Yo pedí mi programa. Es el que más disfruto hacer porque es al que más le tengo cariño, es mi hijo, yo lo pedí y me lo dieron en un horario que estaba muerto, pasaban repeticiones. Hoy por hoy, antes de la contingencia, de 5 días a la semana ganábamos 3 o 4 siendo el programa de mayor audiencia de toda la cadena.
- ¿Cómo es la relación con tus colegas en el canal?
- Como cualquier empresa o equipo de futbol. Hay amigos, compañeros y enemigos. Me han ofrecido golpes y me han insultado algunos por discusiones de momento. Se calentaron ellos, porque yo no me caliento. Mario Carrillo, Paco Gabriel de Anda, José Ramón Fernández, David Faitelson, Ángel García Toraño, Jorge Pietrasanta, Zague... que se hayan enojado conmigo y en la pausa me hayan dicho de todo o que nos hayamos ofrecido golpes. A veces las fricciones ayudan. Nunca llegó a mayores, solo insultos o simples amenazas, pero nunca llegó a una violencia física.
- ¿Con quiénes de tus compañeros tienes una mejor relación?
- Tengo amigos en el canal. Digamos, ya el grado de relaciones hasta familiares por así decirlo. Héctor Huerta, Dionisio Estrada, Sergio Dipp, y después tengo muy buenos compañeros y amigos, pero quizás esos son los tres con relación más íntima.
- ¿Te consideras un referente del periodismo deportivo para los más jóvenes?
- La verdad es que yo no tengo modestia. Yo sé que soy un referente y a las pruebas me remito: cuando me escriben muchachos de universidad y me cruzan por la calle me dicen 'me encanta tu estilo' y yo siempre tengo una bandera que es que hay que hablar con argumentos por más que puedan ser manipuladores o retorcidos. Tengo una personalidad propia de hijos de inmigrantes, llegué a vivir en lugares bravos, te da una personalidad para imponerte ante cualquier adversidad. Si yo tengo que contradecir a un jugador o a un técnico consagrado no me importa porque sé que tengo los argumentos. Y al final no me interesa aplastarlos, me intersa que ellos den sus mejores argumentos y que la audiencia tenga más herramientas. Veo a universitarios hablando más con cosas que yo hago y que nadie en esta industria hace.
- ¿Crees que eres una de las personalidades más importantes de ESPN?
- Soy una de la personalidades principales de la cadena. Soy salón de la fama en ESPN. Cuando venga mi retiro no van a esperar 5 años, al primer año voy a ser por votación unánime.
- ¿Qué sientes cuando lees que algún medio de comunicación publica una nota sobre alguna reacción o comentario tuyo?
- Me da gusto porque quiere decir que no soy intrascendente en la industria. Por lo menos hablan de mí, aunque me puteen. Hay compañeros de los que no hablaría nunca ni el mudo o la tía chismosa. Recuerdo la frase de los futbolistas 'es que los medios inventan cosas', luego veo unos cabezales y digo 'yo no dije eso', o me dan mucha risa cuando yo destrozo a alguien y dicen que fue al revés. En términos generales, me da gusto. Al final, muchos de mis compañeros quisieran tener una repercusión como la tengo yo. También hay que tener una espalda especial.
- Antes le ibas al Cruz Azul y ahora al América... ¿Qué ocurrió?
- Me harté del pánico escénico y la mediocridad que a veces demostraba Cruz Azul, y de que siempre fuera cliente e hijo del América. Me harté de que perdiera finales de las maneras más imbéciles y tontas de la historia. Hay dos grupos de aficionados que a mí no me caen bien, los de Pumas y los de Chivas, y empecé a ver que primero en mi familia se empezaron a dar cuenta que los triunfos del América me daban alegría. Me dio el síndrome de Estocolmo, me enamoré del agresor. Todos me decían que era americanista de clóset y yo lo negaba. En 2018, se enfrentan y yo para apoyar al orgullo digo 'la última oportunidad, si Cruz Azul pierde la final me vuelvo americanista': un par de errores de Iván Marcone y Jesús Corona le dieron la victoria a las Águilas. Mucha gente me dice que no se puede cambiar y yo les digo que sí se puede cuando eres del Cruz Azul.
- ¿Cuándo crees que Cruz Azul volverá a ser campeón?
- Uff, no sé si 2040 o una cosa así. A las Chivas las sentencié a no ser campeonas en 100 años desde el título del 2017 y ahí van...
- ¿Cuál ha sido el fichaje más decepcionante para tí en las Águilas?
- América ha tenido unos fichajes malísimos. Fichó a un delantero Gustavo Echaniz de los años 80, a Djalminha que venía del Depor y no duró nada y César Carignano solo fue a entrenar. Esperaba más de Lucas Castoman y el Rolfi Montenegro. Quizás tenía cierta ilusión en Jéremy Ménez, pensaba que le iba a poner huevos... tenía algo para llegar a los clubes donde estuvo pero también algo para salir.
- ¿Y cuáles te han sorprendido?
- Por ejemplo, Leonardo Suárez que acaba de llegar me parece bueno. Luego está Santiago Cáseres, el mediocampista contención también, bien. Richard Sánchez, bien. No me esperaba mucho de ellos. En su momento, no esperaba nada de Darwin Quintero y tuvo unos torneos más o menos buenos. Bruno Valdez es otro de los que me ha rebasado todas las expectativas.
- Muchas veces te has metido con jugadores del Guadalajara y has recibido respuestas por Twitter. ¿Alguna vez alguno te envió un mensaje privado?
- No, nunca. Creo que los intimido tanto que nunca. Quizás la respuesta a alguien que se le escapó de las manos fue al muchacho Uriel Antuna. Después me enteré que en realidad él no quería mandarlo pero lo animó Alexis Vega. No me molesta, al contrario, los invitaría a hacer una entrevista de manera pública, porque al final gana el público, gana la audiencia, mi empresa y también yo. Si ellos tienen ganas deberías preguntarles si tienen el valor para hacerla.
- ¿Cuáles son tus planes a futuro a nivel profesional?
- Entro en una etapa de mi vida importante porque se va a dar un cambio generacional. Yo este año cumplo 40 y se viene una etapa para afianzar y engrandecer mi leyenda. Mi objetivo es que me recuerden por los siglos de los siglos. Hacer siempre lo que me gusta, ya soy titular de dos programas. Mi sueño es ser competitivo y los objetivos son estar en mis lugares diarios, narrando partidos de alto nivel masivo y cubriendo eventos de alta trascendencia.