River no jugó bien, por ahí mereció perder ante Gimnasia de Mendoza, pero se metió en la siguiente instancia de la Copa Argentina.
¿Por qué? Porque ganó por penales. Justamente, el quinto y decisivo disparo lo ejecutó Benjamín Rolheiser.
Un pibe que metió Gallardo en el complemento, cuando se terminó el duelo le acarició la cabeza y le dio toda la confianza para patear.
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El joven, de sólo 19 años, se paró de zurda, fue directo al balón y la clavó en el ángulo. Y claro, Napoleón no se equivoca nunca...