Cumplió 100 años y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, apevechó para saludarla. "Felicidades de todo corazón y los mejores deseos para tu cumpleaños. Tu historia es muy inspiradora", le dijo Bach. El saludo fue para Agnes Keleti, cinco veces ganadora de la medalla de oro olímpica en gimnasia y la campeona olímpica viva más longeva.

Keleti nació el 9 de enero de 1921 en Budapest (Hungría). El mundo era otro. Salía de la Primera Guerra Mundial y la pequeña Keleti ya empezaba a hacer gimnasia en su ciudad natal. Brilló por primera vez cuando ganó los campeonatos nacionales de gimnasia con 16 años. Una hazaña que replicaría en nueve ocasiones antes de su retiro de la competición internacional en 1956.

Años después, en la previa de los Juegos que estaban pensados para 1940 en Tokio que fueron cancelados a raíz de la Segunda Guerra Mundial, Keleti tenia planificado competir. Pero no pudo y hasta debió cambiar su identidad. Su origen judío en una Hungría ocupada por los nazis la obligaron a  a asumir la identidad de chica cristiana para poder sobrevivir. "En Hungría, todos los judíos teníamos que vestir la estrella amarilla para nuestra identificación. Pero me negué. Con papeles falsos, conseguí escaparme del país. Me quedé en un pueblo remoto, donde trabajé como sirvienta", record en una entrevista reciente. Sobrevivió a la Gran Guerra, pero su padre y otros miembros de su familia fueron asesinados junto con otros 550.000 judíos de Hungría.

Agnes Keleti, 100 años de vida

Al finalizer la Segunda Guerra Mundial, Keleti tenia 27 años y se preparaba para participar en los Juegos de Londres 1948, pero una lesión de ligamentos en una de sus rodillas estiró su sueño de convertirse en olímpica. Cuatro años después, en Helsinski, Keleti tuvo su bautismo olímpico en la capital de Finlandia, donde logró cuatro medallas y una de oro en la competencia de suelo. En el calor de Melbourne 1956, Keleti obtuvo seis preseas, cuatro de las cuales eran de oro.

Cuando finalziaron aquellos Juegos, Keleti decidió no regresar a su país de origen y recibió el asilo político en Australia, antes de emigrar a Israel en 1957. Se casó en 1959 y empezó a trabajar como profesora de educación física en la Universidad de Tel Aviv y en el Instituto para los Deportes Wingate, en Netanya, al mismo tiempo que compartía su experiencia y talent con el equipo nacional de gimnasia de Israel.

En 2015 regresó a su país de origen. "Estos cien años me han sentado como 60", dijo en su fiesta de cumpleaños.