La serie de octavos de final de Copa Libertadores de América entre Boca Juniors y Atlético Mineiro fue extremadamente polémica, con hechos realmente importantes y discutidos tanto en el cotejo desarrollado en la Bombonera como en el cotejo en Belo Horizonte.
En primera instancia, en Buenos Aires, el árbitro le anuló a Diego González un tanto en la primera parte por una supuesta infracción. Esto, por supuesto, generó el malestar de todos y cada uno de los jugadores del equipo comandado por Miguel Ángel Russo.
Y, este martes, en territorio brasileño, Marcelo Weigandt aprovechó un grosero error de Everson, el arquero de Atlético Mineiro, para empujar la pelota y poner el 1-0 del Xeneize. De todos modos, Esteban Ostojich, el juez uruguayo del partido, cobró posición adelantada.
Ante este panorama, los disturbios dieron el presente durante y después del partido, incluso en el vestuario de los visitantes. Hubo violencia y hasta un hecho absolutamente inesperado que incluyó a la policía brasileña y a dos jugadores de Boca.
Es que las mencionadas fuerzas de seguridad intentaron llevarse detenidos a Carlos Zambrano y Sebastián Villa, pero la reacción del vestuario fue no salir del estadio, hasta que los dejaran salir a todos. "Nos vamos todos, o no se va nadie", dijo el DT Miguel Ángel Russo.