La historia de vida de André Villas-Boas es digna de una película; el portugués apenas tiene 46 años y pasos en su carrera por clubes como Chelsea, Inter de Milán o Tottenham, el fútbol chino y hasta las Islas Vírgenes. Todo para luego pelear con un gigante del fútbol portugués y transformarse en Presidente de su amado Porto FC.
Villas-Boas nació como parte de la realeza, y a los 17 años se hizo amigo del legendario Bobby Robson. A los 21 años ya se había transformado en director deportivo de una selección, a los 33 ganó un trébol, se convirtió en el entrenador más caro de todos los tiempos y convenció a todos de que era el próximo José Mourinho.
Todo para rápidamente desenamorarse del deporte, volverse un piloto de rally, correr el Dakar, sufrir una dura lesión en una carrera. A eso le siguió un regreso al fútbol que duró menos que el paso anterior y para cerrar se enfrentó al hombre más pesado del fútbol portugués, con el objetivo de salvar al club de su niñez de la tragedia.
Su familia, parte de la realeza, y sus primeros pasos en el fútbol
André Villas Boas nació en una cuna de oro, una familia muy adinerada, que proviene de las épocas de realeza. Su bisabuelo fue un conde, el hermano de su bisabuelo un Baron y el padre de ellos portó ambos títulos de nobleza. Eran otros tiempos, claro, esos títulos ya no se usan, pero el dinero sí que queda.
El fútbol no era una opción bien vista como deporte para la gente de ese estatus social, por lo que se metió dentro del mundo del motor. Aún así, Villas-Boas se había enamorado del FC Porto, al que alentaba a escondidas. Con 17 años una lesión lo obligó a tomarse un tiempo del deporte motor. En medio de esa recuperación Villas-Boas encontró al fútbol como un medio para no aburrirse. Especialmente en las tácticas.
En un fortuito episodio, como deben tener todas estas historias, Villas-Boas se encontró a Bobby Robson, un mítico entrenador que por entonces dirigía al Porto, en un ascensor. Es por ello que empezó a esperarlo a diario en el ascensor, para darle algunas de sus ideas sobre el deporte hasta que Robson lo llevó con él a los entrenamientos.
En tiempo récord, Villas-Boas terminó el curso y se convirtió en parte del staff de Porto, trabajando codo con codo con Robson y un por entonces joven José Mourinho. Sin embargo, cuando estos dejaron el club para irse a Barcelona, Villas-Boas emprendió otro rumbo, descubrió una oferta para ser director deportivo de las Islas Vírgenes Británicas y, con 21 años, consiguió el trabajo.
Pupilo y ‘espía’ de Mourinho, títulos y éxito en el fútbol
Rápidamente se dio cuenta del amateurismo en las islas y regresó a Porto para ser entrenador de las categorías juveniles. En 2003, Mourinho regresó y le ofreció a Villas-Boas su gran oportunidad como “su espía”. El joven portugués hizo el trabajo sucio para que Mourinho hiciera del Porto un equipo que sigue siendo recordado por sus hazañas.
Aquel plantel fue el último fuera de las cinco grandes ligas en ser campeón de Champions League, y catapultó a Mourinho al Inter de Milán. Como no podía ser de otra manera, se llevó a Villas-Boas con él, aunque poco más pudo aguantar como asistente y ante la primera oportunidad, emprendió su propio camino.
Luego de una gran media temporada con el Academica, Porto se animó a contratar al “nuevo Mourinho”, y vaya que generó un impacto inmediato. Villas-Boas se desprendió de dos históricos en Raul Meireles y Bruno Alves y con los 35 millones de euros que ingresaron, fichó a jóvenes desconocidos por aquel entonces… Esos jóvenes resultaron ser James Rodríguez, Joao Moutinho y Nicolás Otamendi.
Villas-Boas los potenció, al igual que a jugadores que ya tenía el plantel, como el propio Radamel Falcao, Hulk o Fernando. Ese Porto fue campeón invicto en la Primeira Liga, ganando 27 de los 30 partidos, fue campeón con 21 puntos de diferencia, ganó la Copa de Portugal y se impuso en la UEFA Europa League, para conquistar el trébol. ¨Ese equipo era ‘pornográfico’, con Hulk, Falcao, James, Moutinho, Otamendi, cuando miramos sus carreras, es increíble”, destacó el portugués en una entrevista con el diario ‘Ojogo’.
Llegó a Chelsea como el entrenador más caro de la historia, y todo comenzó a desmoronarse
El siguiente paso en la carrera del ‘nuevo Mourinho’ fue emprender rumbo al Chelsea, claro está. Se transformó en el entrenador más caro de la historia al ser contratado por 15 millones de euros con apenas 33 años de edad. Pero apenas 40 partidos duró al mando del club, con claras muestras de haberse desenamorado del fútbol.
“Chelsea pagó mi cláusula, sino jamás hubiera dejado Porto. Lo que yo sentía por ese equipo era diferente, era más un hincha que un entrenador“, reveló años después en una entrevista. Aún así, Villas-Boas tuvo un paso algo más largo -pero no más exitoso- como primer entrenador del Tottenham en la Premier League. Aunque luego de la primera temporada tuvo ofertas de Real Madrid y PSG que dejó pasar y a las que luego consideró como el “peor error” de su carrera.
En cualquier caso, luego de Tottenham, Villas-Boas comenzó su travesía por destinos algo más exóticos, como Rusia y China. Fueron tres temporadas en Rusia con igual cantidad de títulos en el Zenit de St. Petersburgo y un año en el Shanghái SIPG de China, antes de apartarse del deporte.
De los banquillos al Rally Dakar, una lesión grave y su regreso al Porto para salvarlo
Cuatro meses después de dejar el Shanghái SIPG, Villas-Boas se alistó para correr el Rally Dakar. Sin embargo, ni todo su dinero ni experiencia pudo evitar que sufra un escalofriante accidente en la carrera más difícil del mundo y una fractura en su columna vertebral.
El portugués tomó un último rol en el Marsella, en el cual duró algo más de un año y medio, antes de finalmente dar el paso al costado de los banquillos y volver a posar sus ojos en lo que realmente lo movilizaba: el club de su niñez, el FC Porto.
El club se encontraba en la ruina, con problemas financieros y en claro declive. Villas-Boas entonces apareció, presentó su candidatura y tuvo que enfrentar a uno de los nombres más pesados del fútbol portugués: Pinto Da Costa.
Da Costa era una especie de ‘Padrino’, con 41 años de longevidad al mando de los dragones, un tipo con el que nadie nunca quería meterse. Antes de su llegada al mando el Porto apenas había ganado dos títulos de liga, y bajo su mandato se transformó en un gigante local. Da Costa prácticamente tenía su nombre bordado en el escudo y la historia del Porto.
Pero ya con 86 años de edad y con historias conspirativas en su contra, Villas-Boas dio el paso adelante, lo enfrentó y los fanáticos le dieron su confianza. Ganó las elecciones con 80% de los votos y hoy busca encaminar a su amado FC Porto a épocas de gloria una vez más.