La serie de Ayrton Senna en Netflix le ha abierto los ojos a muchos nuevos fanáticos de la Fórmula 1 y espectadores casuales sobre la historia de uno de los pilotos más influyentes de todos los tiempos. Y si bien destaca enfrentamientos en pista contra Alain Prost, Quique Mansilla y Martin Brundle, ninguna rivalidad fue más personal para Senna que la que tuvo con Jean-Marie Balestre.
Jean-Marie Balestre llevaba varios años ya como presidente de la FISA (asociación que en 1993 desaparecería en pos de simplificar la FIA) cuando Senna llegó a la Fórmula 1 en 1984; el francés había ocupado el cargo en 1978, tras iniciar su carrera en el automovilismo como fundador de la revista Auto Jornal, luego de la Segunda Guerra Mundial. Balestre fue uno de los fundadores de una organización automovilística en Francia y primer presidente de la Comisión Internacional de Kartings de la FIA.
Balestre vivió los campeonatos de Alan Jones, Nelson Piquet (x2), Keke Rosberg y Niki Lauda (su tercero) mientras se hacía un lugar importante al mejorar la seguridad de los autos en la categoría. Pero muchos creen que todo comenzó a cambiar cuando Alain Prost surgió en escena. Un francés, rápido, preciso y con todas las condiciones para ser la gran estrella de la Fórmula 1.
Alain Prost era el protegido de Balestre en la Fórmula 1. IMAGO
Ningún francés había sido capaz de ganar el campeonato mundial hasta entonces, y Prost era la apuesta de Balestre para impulsar a Francia. En los primeros dos intentos, se quedó a las puertas del título, ya que perdió el campeonato por dos puntos con Piquet en 1983, y por uno con Niki Lauda en 1984.
Cómo se gestó la rivalidad y enemistad entre Senna y Balestre
Hasta aquí, nada había sucedido entre Ayrton Senna y Jean-Marie Balestre, pero en ese 1984, año debut de Senna en la Fórmula 1, la primera semilla de la rivalidad se plantó. En todos, con Alain Prost como el defendido del presidente de la FISA.
Mónaco 1984, el primer cruce entre Senna y Balestre
El primer episodio que enfrentó a Senna y Balestre tuvo lugar en la carrera del Gran Premio de Mónaco, el 5 de junio de 1984. El brasileño, en su modesto Toleman, largó décimo tercero, mientras que Prost, con su McLaren, y contendiente al título, lo hacía desde la pole.
Pero, como bien dijo el propio Senna: “La lluvia pone a todos los coches al mismo nivel, pero no a los pilotos“, y ese día se corrió bajo una lluvia torrencial en el principado. Senna era especialista, y lo demostró ese día. En una remontada histórica, había logrado posicionarse segundo en apenas 25 vueltas.
Balestre hizo suspender la carrera en 1984 cuando Senna volaba bajo la lluvia.
Pilotos como Lauda o Mansell habían sucumbido ya a la lluvia, y Prost, en la vuelta 29, comenzó a señalar en el paso por recta que su McLaren estaba cerca de sufrir el mismo destino. A todo esto, Senna se acercaba, ya estaba a menos de 10 segundos y con más de media carrera por delante.
Entonces apareció Balestre, quien indicó la detención de la carrera, y dos vueltas después, la bandera roja apareció junto a la cuadriculada en la recta. Prost frenó, Senna siguió y lo pasó. El brasileño se creyó vencedor, pero por reglamento, la última vuelta computada fue la previa, y la victoria quedó para Prost.
Suzuka 1989: Senna gana y sale campeón, pero Balestre le cuesta el título
Algunos episodios menores siguieron a lo largo de los siguientes años, pero en 1988, con la osada maniobra de McLaren de fichar a Ayrton Senna para compartir equipo con Alain Prost y traer a Honda como motorista, la rivalidad volvió a encenderse.
Ayrton se quedó con el campeonato ese año, tras su triunfo en Japón y su segundo puesto en Adelaide. Sin embargo, en 1989, Balestre volvió a jugar en favor del francés. Senna y Prost se jugaban el campeonato, pero el brasileño necesitaba triunfar para estirar la definición a tierras oceánicas.
La legendaria rivalidad entre Senna y Prost tuvo a Balestre detrás de escena como un protagonista adicional.
Los compañeros de equipo chocaron, por lo que el hecho de que ambos quedaran fuera de carrera le daba el título automáticamente a Prost. Pero Senna volvió, y heroicamente ganó la carrera. O al menos así lo creyó, hasta que Balestre tomó cartas en el asunto.
El presidente de FISA intervino para la descalificación de Senna, alegando que había quebrantado el reglamento al volver a la carrera con ayuda de los auxiliares de pista y por medio de una vía de escape. “Quedó claro que presiones políticas y económicas manipularon detrás de escena para hacer que Prost se convierta en campeón mundial“, declaró Senna días después, generando un revuelo sin precedentes en la Fórmula 1.
Suzuka 1990: Senna le devuelve gentilezas a Prost para vengarse de Balestre y ser campeón
Aquella declaración de Senna casi le cuesta su licencia de piloto, algo que se solventó con una supuesta declaración de Senna retractándose pero no disculpándose de sus dichos, y una multa de 100 mil libras que McLaren se encargó de pagar.
Otra vez Prost -ésta vez en Ferrari- y Senna llegaron a la definición del campeonato mundial, y otra vez Suzuka aparecía como escenario de la misma, aunque con las cosas invertidas: si ninguno sumaba, Senna era campeón, por segunda vez, de la Fórmula 1.
Senna se cobró lo sucedido en 1989, en 1990, en Suzuka.
Balestre intentó interceder en favor de Prost, quien largaba segundo, invirtiendo el lado de largada, haciendo que Senna saliera desde la pole pero desde el lado sucio de la pista. Prost largó mejor, pero Senna nunca frenó y se llevó al francés con él, terminando la carrera de ambos en la primera curva y conquistando el título. Una maniobra que, años después, revelaría como premeditada.
Alemania 1991: “La mejor decisión es mí decisión”
Si terminaste la serie Senna en Netflix, recordarás los primeros tres incidentes. Pero uno muy famoso, y guardado en video para la posteridad, fue el del Gran Premio de Alemania en 1991. En una charla entre los pilotos, el director de carrera y Jean-Marie Balestre, donde Senna protestó por la ausencia de una zona de escape.
La respuesta del francés fue contundente y un resumen de todo lo sucedido en años anteriores: “La decisión correcta es mí decisión. La mejor decisión es mí decisión“, cerró el francés en aquella caldeada discusión, que es recordada hasta el día de hoy.
Ese mismo año, Balestre perdió las elecciones de la FIA en pos de Max Moxley, quien ejerció como presidente de FIA por 18 años, hasta que Jean Todt tomó el cargo en 2009, el mismo que desde 2021 y hasta el día de hoy ocupa Mohammed Ahmed ben Sulayem. Balestre falleció en 2008, a sus 86 años de edad.
