Desde Italia.- Fue un fin de semana particular en la Serie A para los jugadores que desde hace un tiempo ya son parte de la Selección Argentina que comanda Lionel Scaloni. Es que las buenas vibras que se viven en la Scaloneta hicieron tanto ruido, que la onda expansiva alcanzó los oídos del ambiente del fútbol azzurro que, más allá de considerar al país albiceleste como de su propia sangre, desde la humillación de Wembley que se ven tentados en tramitar la nulidad de parentesco.

Encima ya creen que los integrantes del combinado rioplatense solo piensan en su obsesión de ser los que consigan añadir la tercera estrella en el escudo de la AFA, porque a apenas 60 días -aproximadamente- del estreno del certamen global -pero con todo un mes todavía por recorrer con competiciones europeas-, durante las jornadas del 17 y 18 de septiembre se desencadenaron una sucesión de hechos que provocaron que desde los cuatro costados del ambiente del Calcio comenzaran a mirar de reojo a los argentinos.

 

Los tres que picaron en punta fueron: Ángel Di María, Leandro Paredes y Paulo Dybala. Por un lado, los altos mandos de la Juventus (que criticaron internamente y posteriormente exteriorizaron su bronca para que se filtrara en la prensa) dudaron de la expulsión de principiante (por decirlo de alguna manera) de Fideo en la derrota como local por 1 a 0 con el Monza que, detalle no menor, desde su ascenso todavía no había ganado. Y como si eso fuera poco, coincidió que el mediocampista nacido en Boca Juniors registró menos de la mitad de toques de los que asentó Nicolo Rovella (su rival directo en el campo durante el compromiso), el actual cinco del conjunto de Berlusconi que la Vecchia Signora dejó ir a préstamo. Por cierto, estos datos fueron aportados por la Gazzetta dello Sport, uno de los periódicos apuntados de ser supeditado por el poderoso conjunto de Turín.

Por otra parte, pero que igual hacen a la tendencia, las mariposas en el estómago que estaba sintiendo la Roma por su enamoramiento con el cordobés se volaron de un momento a otro, al no entender cómo es que si la Joya no pudo participar del duelo frente al Atalanta por una molestia en los movimientos precompetitivos, los médicos de la Selección Argentina insistieron con su presencia en la concentración que se montó en los Estados Unidos para la fecha FIFA. Es decir, por lo bajo -o en realidad no tanto- la queja fue: si existe la lesión, ¿por qué no se queda en Roma siendo atendido por los profesionales del club y haciendo el reposo pertinente para retornar cuanto antes?

Y algunos casilleros más atrás en este juego que acusa por priorizar a la Argentina y que ya repartió cartas entre los equipos más importantes de la Serie A, se puso en tela de juicio el partido de Lautaro Martínez contra el Udinese (caída por 3 a 1) que fue señalado como el más bajo de su temporada (fue evaluado con un promedio de cuatro puntos en los principales portales italianos) y el apuro de Nicolás González por sumarse a la Scaloneta después de haber jugado 25 minutos y marcado un gol en Fiorentina 2 Hellas Verona 0, tras casi un mes de estar ausente por una dolencia.