El fin de semana pasado en, Sao Paulo, Franco Colapinto sufrió uno de esos sucesos que, al final del camino, explican el éxito de un deportista en el alto rendimiento.
Un campeón siempre recuerda en modo balance de carrera esos hechos que forjaron su personalidad, le dejaron enseñanzas y potenciaron su rebeldía ante la adversidad. Hay muy buenos deportistas que no logran recuperarse de un bajón importante. Ese traspié termina definiendo su trayectoria y activa la pregunta maldita de “qué habria ocurrido si…”.
Los grandes aprovechan esa caída, se fortalecen en la mala, muestran carácter y salen adelante. No tengo dudas de que el piloto argentino de F1 pertenece a esta especie y concretará su destino de grandeza. Era imposible que, a esta altura de su recorrido, no le afectara en su rendimiento el pesado combo de Brasil.
El argentino se metió en el corazón de todos (Getty)
Vale la pena enumerar los acontecimientos. La muerte de su abuelo Leónidas el jueves anterior. El impacto de su presentación en Sudamerica con muchísimos argentinos alentándolo en Interlagos. El efecto “Drive to Survive” con las cámaras de Netflix persiguiéndolo como la nueva estrella del automovilismo que es. El interés de Red Bull en llevarlo a su escudería. Estar en boca de todos. La lluvia como nuevo desafío en su aprendizaje como piloto de la máxima categoría.
La reprogramación del fin de semana que lo llevó a levantarse a las 5 AM del domingo para la clasificación del Gran Premio. El accidente durante la Q1 que motivó una reparación del auto contrarreloj. Sus pensamientos sobre ese error que causó la piña. El tremendo choque de su compañero Alex Albon que lo dejó como único representante de Williams en la carrera. La responsabilidad que le generó quedar como solitaria fuente de puntos para su escudería. El intercambio de opiniones con su ingeniero de carrera Gaetan Jego respecto de los neumáticos a usar en el siguiente tramo de la competencia. La decisión del equipo de poner nuevamente compuesto intermedio contra el pedido de Franco de utilizar gomas de lluvia.
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Y, finalmente, el despiste que lo sacó del circuito Jose Carlos Pace para su primer abandono en seis carreras.
Demasiado para un chico de 21 años que necesita de estos episodios para seguir creciendo. La Fórmula Uno es una de las expresiones más importantes del deporte de elite desde la década del cincuenta.
Es impresionante la proporción de gente que trabaja en cada escudería para apenas dos pilotos. Hablamos de miles de empleados que hacen su trabajo para que dos personas cumplan los objetivos durante 24 pruebas. No hay ningún deporte con semejante cantidad de personal con un nivel de especificidad de tareas en función de lo que hagan dos tipos a bordo de los autos.
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Los pilotos siempre fueron estrellas. Algunos desde su carisma, otros desde su belleza, otros desde su eficiencia, todos desde su pertenencia a ese lugar tope de gama.
Sin embargo, esta Formula Uno debe analizarse con otra mirada y desde un suceso mucho más reciente. En 2017 Liberty Media le compró el paquete accionario a Bernie Ecclestone, macho alfa durante más de 40 años, y se adueñó de la categoría.
Sean Bratches, el zar comercial de la compañía, empezó a trabajar para llevar a la F-1 a una audiencia más amplia, más joven y más online. Pensó en llevar el paddock a los hogares a través de las nuevas plataformas.
Al principio no tuvo quórum en su plan. Toto Wolff, Mister Mercedes, dijo que solamente conocían la manera de trabajar de Ecclestone quien justamente quería lo contrario: mantener en secreto lo que pasaba en ese lugar sagrado.
Netflix sí creyó que esa idea era viable. Así nació Drive to Survive, un contenido clave para entender esta era del deporte y por qué la irrupción de Colapinto es plenamente funcional a los intereses del producto.
El nacido en Pilar parece haber llegado para quedarse (Getty)
La primera temporada de la docuserie que recorre 2018 no contó ni con Mercedes ni con Ferrari. Las otras ocho escuderías habían dado el OK enseguida.
El muy buen resultado inicial tuvo como consecuencia el surgimiento de excelentes personajes como el austriaco Gunther Steiner, ex director del equipo estadounidense Haas o el británico Christian Horner, el 1 de Red Bull.
No estamos hablando de pilotos, sino de directores de equipo con personalidades tan o más atrayentes como los pilotos. De esto se trata la narrativa de DTS, de vender personalidades en un relato que tiene todo para cautivar a su audiencia. No es la carrera en vivo. Es la revisión de la temporada a cuatro meses del final y muy cerca del arranque de la siguiente.
No hay incertidumbre por el resultado. Ya todos sabemos qué pasó. Pero el foco de Drive to Survive nos resulta irresistible. Queremos saber las historias de los protagonistas, no solo de los 20 pilotos del año.
El trailer de “Drive to Survive”:
Así el australiano Daniel Ricciardo, ya fuera de la F1 tras su salida de RB, se convirtió en una estrella de la saga sin pelear por el titulo en ninguna de las temporadas y habiendo cambiado de escudería varias veces (Red Bull, Renault, McLaren y RB). Lo logró a partir de su carisma y su carácter. Es un muy buen piloto, por supuesto. Todos llenan ese formulario. Hasta Lance Stroll, el hijo del multimillonario Lawrence, dueño de Aston Martin, tiene condiciones para subirse a estas máquinas. Pero el bueno de DR tuvo ese plus que lo puso en un lugar favorito para los productores.
El fabuloso 2021 con definición de Abu Dhabi en favor de Max Verstappen hizo aún más popular a la serie. Y creó fanáticos de la categoría que nunca vieron ni piensan ver una carrera en vivo. Vender personalidades, de eso se trata. Ya la canción original creada por Brian Tyler en 2018 te sumerge en esa atmósfera fascinante de épica, drama y lujo.
Porque la F1 sigue siendo lujo y aspiración a pertenecer. Ahora ese mundo está disponible para todo el mundo. Franco Colapinto es un piloto espectacular. Ya había mostrado sus credenciales en F3 y F2.
Llegó a la Máxima para reemplazar al rompecoches estadounidense Logan Sargeant. Liberty Media había presionado para tener un piloto made in USA para seducir a un mercado potente con tres carreras en el calendario (Miami, Las Vegas, Austin). Pero Sargeant se cansó de romper autos y Williams se cansó de Logan. Out.
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En ese contexto irrumpió Franco y conquistó al sistema con su coraje, capacidad de manejo, personalidad y carisma. No le importa nada. Tiene ese punto de inconsciencia que aparece en todos los grandes. Sumó puntos para su escuderia y encantó al resto que inmediatamente detectó su pasta de campeón.
La llegada de Sainz y la permanencia de Albon le cierran la puerta Williams para 2025. Sin embargo, Colapinto es un activo a conservar para la Formula Uno. Su conexión con los fans y su irreverencia para manejarse con naturalidad en el ambiente más exigente lo acercan al perfil Ricciardo.
Colapinto en la previa del Gran Premio de Interlagos (Getty)
Pero esto no alcanza para justificar la Colapinto-mania. Franco es un piloto con potencial de campeón.
Para llegar a ese lugar, debe atravesar un camino que le pondrá más sucesos negativos como el del fin de semana en Sao Paulo. Era demasiado para que le fuera bien. No lo duden: ahora le irá mejor.