Es sabido el sufrimiento y miedo que vivió el pueblo colombiano en los ochenta cuando los cárteles de la droga gobernaban ese país a punta de fuego y actos terroristas y donde hubo varios hechos que vincularon a los capos de esas organizaciones delictivas con futbolistas y equipos de ese país.
Un caso emblemático es el América de Cali, cuadro que tuvo mucho éxito en el torneo local, lo que le permitió competir internacionalmente, llegando a jugar la final de la Copa Libertadores en tres años consecutivos: 1985, 1986 y 1987.
Los Escarlatas tuvieron cracks de la talla deJulio Cesar Falcioni, Ricardo Gareca, Roberto Cabañas, Antony de Ávila, César Cueto yWillington Órtiz, ganando el pentacampeonato colombiano entre el 82 y 86.
Justamente el arquero de ese equipazo fue el ex entrenador de Universidad Católica, Julio Falcioni, el que en entrevista con ESPN contó una increíble historia que vivió con los dueños del equipo: los hermanos Rodríguez Orejuela, quienes eran los jefes del cartel de Cali.
“Iba en el auto, me putearon unos hinchas del Deportivo Cali, entonces me bajé. Había seis o siete, me bajé. Se vinieron todos y me subí al carro de nuevo, fui a la casa tomé una (pistola) 357 que tenía y me devolví. Estaban todos juntos, cuando me vieron con el arma, se abrieron todos y quedé solo”, contó ante la mirada atónita de los presentes.
La anécdota no queda ahí, porque el presidente del equipo, enemigo declarado de Pablo Escobar Gaviria, llamó a Falcioni, donde le dio un terrible consejo.
“Al otro día, me llama don Miguel (Rodríguez Orejuela), el dueño del equipo. Dije, me va a echar. Que cagadón que hice. Llegó y me dijo: ‘la próxima vez que tengas un revolver en la mano y no tires, tienes problemas conmigo”, cerró.