A veces, hay vidas que están trazadas de tal manera que solamente el protagonista de la historia puede entender cada paso que le propone el camino. Manuel Torres, bautizado hace un largo tiempo como Loco, tiene muy en claro esto y por eso su trayecto, en el que se encontró con la rebeldía, las mafias y los peligros de la calle, tiene tintes que lo hacen único. Recién a los 19 años comenzó en el mundo de las artes marciales mixtas y a una década de aquel día, está a punto de ser partícipe del UFC 306 en La Esfera de Las Vegas, donde nunca nadie estuvo antes. Wow.
En un diálogo exclusivo con Bolavip, Loco habla a corazón abierto sobre las pruebas que le ha puesto la vida, sus días de descontrol y como el deporte le salvó la vida para hacer feliz a lo que más ama: su familia.
Torres, de 29 años, tiene tres victorias en la misma cantidad de peleas dentro de la UFC y en todas finalizó a su oponente en el primer asalto. Este sábado 14 de septiembre, Manuel se enfrentará al chileno Ignacio Bahamondes en una verdadera prueba de fuego, donde intentará demostrar que está para grandes cosas en la división de los ligeros, en las 155 libras.
Entrevista completa a Manuel Loco Torres con Bolavip
La alegría por estar en La Esfera el 14 de septimebre
-Cuándo te dijeron que el sábado 14 de septiembre ibas a estar en Las Vegas, ¿Qué sentiste?
-Uf, me sentí muy orgulloso, tengo la oportunidad de volver a hacer historia porque somos los primeros que vamos a estar ahí en el Día de la Independencia de México. Pues me siento muy orgulloso de poder representar a mi país.
-¿Cómo son estos días de preparación?
-Nervios siempre hay. Estoy entrenando duro, cansado, muy cansado, la dieta dura… Pues nada, nada más ansioso de que llegue el tiempo.
-¿Qué expectativas hay sabiendo el rival fuerte que tendrás?
-Yo voy a ir a buscar lo mío. Tu sabes que a mi me gusta ir a noquear, a finalizar. Estoy preparado para si se presta en el primer round, dos, tres… Estoy listo para luchar, para pelear en todas las distancias: media, corta, larga.
Sus inicios en el deporte, que lo alejaron de los malos hábitos
-¿En qué momento descubriste que esta era la forma con la que ibas a triunfar?
-Sí, empezó a los 19. Fue el primer evento en el que yo vi el trato, cuando vi como llevan a los peleadores, que van de viaje, les pagan todo, tienen un hotel. Estaba joven, me gustaba la fiesta, salir de caza. Entonces dije yo: ‘Me encanta, me encanta estar en hoteles, comer lo que sea (después del corte, je), me gusta pelear’. Dije: ‘Esta es mi vida y me la voy a ganar haciendo esto’.
-¿Tu infancia en barrios duros te incentivó a ingresar en el mundo de las luchas?
-No necesariamente, porque yo empecé a practicar artes marciales mixtas a los 19 años y todo lo que hablamos de atrás es sin practicar. Me gustaba andar en la calle, no es que me trajeran en los barrios duros, me gustaba andar ahí con gente de barrio, pleitistas, fiesteros, gente que acá en México le gustan las broncas, los problemas, las fiestas. Entonces me gustaba andar ahí, me tocaba pasar eso y, aunque me ponía nervioso, siempre enfrentaba los problemas y todo fue una historia de andar entre las fiestas, de arriba y para abajo, entre las drogas.
-¿Se puede decir que tuviste una adolescencia dura?
-Pues porque yo me la busqué, porque yo fui y me metí en eso. Realmente, mi familia es tranquila, siempre me guiaron por el deporte. Pero cuando yo tuve un poco de rienda suelta, me salí del camino. Tuve mucha libertad, empecé a tomar desde muy chico, fumar y todo a escondidas de mis padres. Entonces fue duro, pero era lo que nos gustaba, no sé por qué.
-¿Al final el deporte te cambió la vida?
-Sí, le pedí a Dios que me ayudara y se me prestó lo del deporte. Los primeros años fueron difíciles porque no cambiaba mi chip, mi mentalidad. Yo me creía un gánster que solo iba y nomás peleaba y no me preparaba al 100%. Todo eran fiestas y: ‘¿Saben qué? Voy este finde a pelear, nos vemos amigos, regresando’. Ya cuando empecé a conocer esto realmente dije: ‘Esto es una vida increíble, dejo las fiestas, la pachanga, las drogas, todo y me guío por acá’.
-¿Hay sucesos que te hayan marcado la vida y que no puedas creer?
-Uy, demasiados hermano. Yo salía tres días, regresaba uno a la casa y volvía a salir otros tres días. Así se me pasaron cinco años de mi vida.
El gran vínculo con su familia
-¿Qué aprendiste de esos tiempos?
-A valorar la vida, a valorarme y cuidarme. A valorar mi familia, siempre se preocupaban demasiado y a mi no me importaba. Ya te digo, me perdía tres días sin avisar, entonces llegaba y mi mamá estaba destrozada, preocupada. Ahí dije yo: ‘Lo mejor que tengo es mi familia, mi madre, mi padre, mis hermanos, necesito cuidarme a mi y empezar a echarle ganas para ver por ellos’.
-Imagino la felicidad que tuvieron cuando hiciste un cambio y te volviste un profesional…
-Hermano, 100% tranquilos ahorita. Conmigo están al tope, contentos, felices orgullosos. Están tan tranquilos que si no me hablan un día, dos o tres es porque saben que yo estoy bien tranquilo. De repente le hablo a mi mamá y me dice: ‘¿Todo bien mijo?’ Como si estuviera preocupada por algo, je. Pero están tranquilos y orgullosos.
-¿Te acompañarán en La Esfera?
-Mis hermanos sí, mis padres no me ven. Yo creo nunca van a poder verme y a mi se me hace genial porque yo sé lo que se siente. Yo he visto a alguien que quiero pelear y me da ganas de pelear por él. Te sientes mal como si tu hermano o alguien va a tener una bronca, con una impotencia que va por adentro. Entonces yo sé lo que ellos sienten. Mi mamá me dice que se toma una pastilla para los nervios ese día y le digo: ‘Tú tranquila mamá, ponte a cocinar, no me veas. Te marco saliendo, con el favor de Dios todo va a salir’.
-¿Por televisión tampoco te ven?
-Creo que las últimas dos ha estado viendo, se tapa… Algo así me dijeron unos amigos que estaban como en una reunión y me dijeron: ‘Tu mamá se tapaba, veía, se salía’. Entonces le digo a ella: ‘Mamá, tranquila. Yo saliendo de pelear te marco y regresando me voy contigo a verte. Todo va a salir bien. Siempre en las manos de Dios’. Este es mi trabajo, mi negocio, hermano. Les digo que no se metan.
-Hay un punto de que te quieren cuidar, pero también entienden que es tu trabajo…
-Así es. Por eso ellos están al tope conmigo, pero que vayan a verme no es algo que lo necesite, porque ellos han estado conmigo siempre, hermano. Antes de pelear, ahora. Ellos son los que me jalan la oreja para tener los pies sobre la tierra, entonces yo quiero seguir así. Yo esto lo veo como una pelea, porque, realmente, cuando yo me meto a la jaula para mi es una pelea como en las calles, obvio con reglas. Pero para mi es una pelea en la calle que tu no quisieras que tu mamá estuviera en la esquina viéndote pelear. Prefieres que vayan tus amigos contigo, esto es de barrio, esto es cosa de nosotros, de gánsteres. Entonces no es algo que quiera, quiero que ellos estén tranquilos, en casa y me estén esperando con una comidita.
-¿En qué momento personal te llega este evento tan importante?
-La verdad, estoy lleno de emoción. Me da ansiedad porque ya quiero ver que es lo que he adquirido estos meses, porque siento que he trabajado más y que ahorita estoy más maduro para una pelea. Entonces estoy ansioso de ya subirme, estoy muy contento de ser parte de ese evento y quiero ver el resultado… Quiero pelear y ver el resultado, es lo único que quiero.
-¿Puedes prometer un nocaut otra vez?
–Yo siempre lo prometo y siempre lo voy a buscar. Sé que la otra gente está muy preparada, realmente me estudian, trabajan bien duro. Entonces nada más yo busco eso y, les prometo que si no se da, saben que voy a entregar todo cada round y lo voy a buscar a cada momento, así que, pues esperen lo mejor de mi.
-¿En qué mejoraste como luchador para esta pelea en puntual?
–Pues primero que nada me siento más maduro, me siento menos loco se podría decir. A lo mejor la locura, a veces, te hace perder un poco la postura, la técnica. Sé que la locura la voy a usar mejor, con más técnica, entonces me siento mucho más preparado en todas las áreas.
Sus sueños como luchador y su experiencia con el corte de peso
-¿A qué aspiras en tu camino como luchador?
–Mira, la verdad me siento listo para pelear con cualquiera porque esto es por dentro. Yo me siento listo y con muchas ganas y sé que puedo demostrarles y acabar con ellos. Siento también que necesito prepararme mucho más. Creo que me la voy a llevar en calma, voy a ir preparándome. UFC sabe como voy subiendo cada escalón, los oponentes que me vayan poniendo los voy a ir tomando como se debe, con el respeto que se debe. Todos los que estamos ahí somos los mejores del mundo, así que solo nos tenemos que enfrentar.
-¿Cómo te afecta el corte de peso?
-Puede ser un poco más duro cada vez. El cuerpo se embarnece y después de que le haces trabajar tan duro como para un corte de peso, todo lo que le metes, el cuerpo sabe que tiene que absorber todo. El organismo agarra cada vez más fuerza y todo, entonces yo creo que es un poquito duro, pero igual siguiendo la dieta, el cuerpo tiene memoria muscular. Agarrando la dieta y yéndote normal, empezando a comer limpio, vuelves a agarrar el ritmo y empiezas a bajar. Depende de ti cuantas libras quieras cortar.
-¿Lo sufrís al corte de peso?
-Me agrada, bro. Yo cuando veo a mis compañeros cortando peso quisiera estar ahí, porque sé que después de eso, al día siguiente me toca pelear. Entonces me da hasta envidia de la buena cuando me toca ayudar a mis compañeros a cortar peso.
-¿Tienes pensado un nombre en particular para pedir para una próxima pelea?
-Ya pedí por Paddy (Pimblett), Bobby Green… La verdad, no. Quiero prepararme para todo, porque me ponen un oponente y siento lo mismo como si fuera Islam (Makhachev), como si fuera Paddy. Siento que tengo que trabajar bien duro, que me puede ganar, que le puedo ganar. Siento lo mismo con cada oponente.
-¿Qué mensaje le dejas al público para que esté contigo el 14 de septiembre?
-Primero que nada, muchas gracias por todo el apoyo. Se siente en el corazón cada mensaje, cada comentario que hacen y voy a dar todo. Que esa noche se preparen con una buena discada, una barbecue, una buena fiesta, una buena carnita asada, porque yo voy a subirme a dar todo.