El eclipse que pasó por Buenos Aires hizo que pase por La Bombonera el fantasma de Deportivo Capiatá, el humilde equipo paraguayo que en octubre de 2014 le ganó a Boca con un gol en contra de Lisandro Magallán. Créanme que si Trinidense se animaba, ganaba en la cancha de Boca y hacía historia.

El eclipse hizo también que el VAR no vea un penal de Luis Advíncula, discutible y polémico, cuando se terminaba el partido.

El triunfo y el gol de Aaron Anselmino, el mejor en la noche de La Bombonera, apenas maquilla una actuación decepcionante de Boca, por lo mal que jugó y porque necesitó 70 minutos para hacerle un gol al anteúltimo de la liga paraguaya, un equipo subestimado y ninguneado por el Mundo Boca.

No fue una noche lúcida del “Guardiolita” Xeneize: armó mal el equipo, vio mal el partido y regaló el sector izquierdo durante 60 minutos. Jugaban por el centro Mauricio Benítez, Pol Fernández y Vicente Taborda. Dejó toda la franja izquierda libre durante una hora y, recién ahí, Guardiolita se dio cuenta que tenían que entrar Kevin Zenón y Lautaro Blanco que, para mí, son los mejores del equipo en lo que va del año.

Por lo que vi de Edinson Cavani, no estaba para jugar. Lo apuraron, lo ví en modo verano, sin animarse a patear al arco y con el freno de mano puesto. Mientras que Chiquito Romero tapó una pelota para que Juan Román Riquelme no dude más y le renueve el contrato.

Rotar en la Copa es polémico porque Boca tendría que tener 6 puntos, ya que con titulares hubiese ganado en Potosí contra Nacional y hubiese además goleado a Sportivo Trinidense, por lo que tendría una buena diferencia de gol. Diferencia que seguramente va a sacar Fortaleza.

Por ahora, Boca en la Sudamericana corre atrás de los brasileños.