Real Madrid pasó vergüenza como local ante el CSKA Moscú y cayó por 3 a 0 en la última fecha de la Champions League.

El Santiago Bernabéu, más exigente que nunca, vio como varios de sus titulares eran goleados por los colistas del grupo y no se lo perdonaron.

 

 

Entre pitidos y murmullos, el pobre Isco tomó la errática decisión de no entregar una pelota en el área cuando tenía dos compañeros libres.

El volante de la Selección española remató desviado al arco y el público se la agarró con él. Una ola de silbidos bajó de las tribunas donde se jugó la final de la Copa Libertadores tras la acción y él no tardó en responder.

"¿Qué? ¿Qué queréis?", parece preguntarle irónicamente el malagueño a la afición blanca, que, al parecer, ha elegido ya a quien respaldar en su "mala relación" con Santiago Solari.