La salud de Miguel Ángel Russo volvió a encender las alarmas en Boca. Tras el empate 2-2 frente a Central Córdoba en La Bombonera, el entrenador fue sometido a una serie de estudios médicos que ya estaban programados en una clínica de la Ciudad de Buenos Aires y, según informaron Olé y C5N, debió ser internado producto de un cuadro de deshidratación.
A pesar de que por el momento no existe un parte médico, el DT habría presentado signos de debilidad, por lo que los profesionales consideraron que lo más conveniente era mantenerlo bajo control hospitalario para un control más riguroso. Incluso habría recibido suero con el objetivo de estabilizar su cuadro y facilitar su recuperación. Todo dependerá de su evolución, pero no se descarta que pueda recibir el alta en las próximas horas.
En esta ocasión, la situación no altera la agenda del plantel xeneize: al tener el lunes libre, no se presenta necesario necesario que sus ayudantes, Claudio Úbeda y Juvenal Rodríguez, se hagan cargo de la práctica. Una diferencia respecto de lo ocurrido hace apenas dos semanas, cuando Russo debió pasar cinco días internado en el Instituto Fleni por una infección urinaria más complicada de lo previsto.
El técnico había recibido el alta de su anterior hospitalización el 11 de septiembre, en la previa al duelo contra Rosario Central. Al sentirse con ganas, viajó a Arroyito y hasta se mostró su fastidio por las especulaciones que circularon sobre su salud. “Hubo muchos que dijeron tonterías. El que sabe sobre su salud es uno mismo”, lanzó en conferencia de prensa.
Durante la última semana pudo asistir a cada uno de los entrenamientos, sin embargo, ahora su bienestar vuelve a quedar en el centro de la escena y genera incertidumbre en el mundo Boca. Por lo pronto, el plantel regresará a actividad este martes para preparar el partido frente a Defensa y Justicia, el próximo sábado en Varela. Si Russo no puede decir presente, el resto del cuerpo tomará las riendas de forma transitoria.
