“Ha dejado de existir Racing Club Asociación Civil”, esas ocho palabras pronunció la síndico Liliana Ripoll un 4 de marzo de 1999. Pasaron 25 años de aquella jornada y a Pepe Pasqués se le quiebra la voz cuando las recuerda. Periodista, jefe de prensa en la era Fernando Marín, asesor de comunicación e hincha del Racing Club de Avellaneda por sobre todas las cosas. Pasqués dialogó en exclusiva con BOLAVIP y recordó una dura etapa del club, que de Asociacion civil sin fines de lucro pasó a ser una Sociedad Anónima.
-¿Cuándo llegaste a Racing y para ocupar qué rol?
-Yo trabajaba en Radio Rivadavia, en la Oral Deportiva. Si bien relataba, cubría el día a día de Racing, porque además de periodista también soy hincha y en ese momento, que era muy complicado, yo tenía un conocimiento más avanzado que mis compañeros. Sin dudas fue uno de los momentos más complicados de Racing, había estado el descenso unos años atrás, pero esta cobertura prácticamente la hice desde el Congreso. La situación económica era crítica, se había tenido que alquilar el equipo, el estadio fue un depósito de papas y por eso la cobertura del día a día de Racing no era desde los entrenamientos en muchos casos sino más bien desde el Congreso de la Nación, donde estuvo en juego el futuro del club.
-A mediados de 2001 agarra en Radio Rivadavia Enrique Sacco y echa a un montón de gente, justo cuando estaba por empezar el campeonato y en Racing ya estaba Fernando Marín, que tenía una visión europea, adelantada a aquellos tiempos y me convocan. Él había sido productor de televisión, conocía el medio y por eso me llamó. Empecé en Racing en el Departamento de Comunicación, comentando en las transmisiones, de a poco fui creciendo dentro del club. Para 2004 el plantel profesional se quedó sin jefe de prensa y entonces ocupé ese rol.
Pepe Pasqués llegó a trabajar en Racing luego de varios años cubriendo la actualidad del club en su rol de periodista. (Foto: @Pepepasques)
-¿Cómo llegó Racing a alquilar el equipo y hacer de su estadio un depósito de papas?
-Era tal el descalabro económico que Racing tuvo que recurrir a eso. Tuvo que prestar a sus jugadores a un equipo de Mendoza por cuestiones económicas. Por otro lado, el Cilindro estaba derruido y se utilizaba como depósito de papas. La situación era crítica.
En 1986, la situación en Racing era desesperante desde lo económico y por eso le tuvo que alquilar su plantel profesional a Argentino de Mendoza. Fue entre abril y junio de aquel año a cambio de 100 mil dólares.
-¿Cómo llegó Racing a ese 1999? ¿Qué responsabilidades tienen De Stéfano, Otero y Lalín?
-Tres personajes muy diferentes entre sí. De Stéfano era un hombre del peronismo, muy de Racing, yo eso no se lo quito. Racing venía a los tumbos y, no quiero que suene mal, pero De Stéfano fue un mal necesario por así decirlo. Tenía mucha personalidad e iba al frente, se peleó con Grondona y se sabe del arraigo de Julio con Independiente y con Arsenal. Pero más allá de eso, Racing -salvo chispazos- nunca tuvo un equipo competitivo para pelear por un campeonato. Siempre nos ilusionábamos, pero la Supercopa del 88 con el Coco Basile fue un oasis en el desierto. De Stéfano no logró poner a Racing donde se merecía. La presidencia de Otero fue nefasta, de muy poco nivel en todo sentido. Después está la presidencia de Lalín, un hombre con mucho dinero, con una mentalidad más empresaria, un loco lindo, pero no tonto. Trajo a Marchetta como entrenador y en esa época nos daba la sensación que teníamos un Ferrari y lo chocaron en la esquina. Se fue Marchetta, llegó Miguelito Brindisi y se hizo un buen campeonato, pero no alcanzó. Se empezaron a vender jugadores y todo terminó con el redoblante en la cara y los anteojos rotos.
Un redoblante destruye los anteojos de Daniel Lalín, el presidente que pidió la quiebra de Racing.
-¿Estuviste de acuerdo con el pedido de quiebra?
-Bueno, es difícil estar de acuerdo con un pedido de quiebra y sobre todo en un país como Argentina, donde nuestra forma de ser marca que el club es nuestro. En este caso era inevitable, no había forma la verdad. Los acreedores no iban a cobrar nunca más, el estadio se caía a pedazos, prácticamente no tenía equipo tampoco. Yo sé que en el sentimiento me ha generado algunas discusiones. Yo estaba de acuerdo con la etapa del gerenciamiento, pero después se fue diluyendo. El amor del hincha es extraordinario, se puede hacer el día del socio, el bono, pero los problemas se solucionan de otra manera. Se puede juntar plata, pero si después se la llevan o la invierten mal no sirve para nada.
-¿Qué sentiste cuando Liliana Ripoll dijo que Racing había dejado de existir?
-Yo era un boludo grande y lloré. Lloré como el día del descenso, que los de Independiente se lo adjudican por la última fecha, pero Racing había descendido una fecha antes y esa es la verdad. Me acuerdo que perdimos 4 a 3 contra Racing de Córdoba y se armó lío en el estadio y cuando salimos, yo estaba con mi papá, me senté en el cordón a llorar. Cuando la síndico dijo esa famosa frase me pasó lo mismo.
Liliana Ripoll dice ante los periodistas la famosa frase: “Ha dejado de existir Racing Club”.
-¿Cuál era el miedo después de esa frase?
-El miedo era todo. Era que te hagan descender hasta las categorías amateurs, que cambie el nombre. En ese momento se empezaban a correr bolas, como era algo nuevo que no conocíamos nos daba miedo. Inclusive que directamente dejara de existir, que nos tengamos que hacer hinchas de otro club.
Pero apareció masivamente la gente de Racing en las calles. “La movilización de la gente provocó muchas cosas. Por supuesto que la gente no podía tomar decisiones y que eso se hacía en el Congreso. Los hinchas de Racing hicieron prioritario el tema en un país que tenía otros mucho más graves. Lo de Racing es una historia maravillosa”.
Pepe Pasqués vive en España, en ese país trabajó con el Cholo Simeone. La distancia no es impedimento para que siga el día a día de la Academia. (Foto: @Pepepasques).
-¿Cómo se dio la llegada de Fernando Marín a Racing?
-Racing fue intervenido por la Sindicatura y alguien se tenía que hacer cargo. Ahí apareció Fernando Marín, un loco por Racing que había sido productor de le televisión. Era un hombre con mucho dinero y también con una visión muy adelantada para la época, tenía conceptos europeos en muchos aspectos. Se tenía que hacer un fideicomiso a través de una empresa privada y ahí aparece Marín con Blanquiceleste y pone de vicepresidente a De Tomaso, que había trabajado en JP Morgan. Asumen a fines del 2000 y también tienen un golpe de suerte muy importante, que fue que la deuda se licuó de manera importante después de la devaluación.
Así y todo, el hincha resistía a Marín. “Para mí hizo un buen trabajo, armó un equipo que salió campeón en 2001, pero la gente se quejaba que no podía votar. Los hinchas creían que ya el club no era de ellos y puteaba, pero ellos creían que votando todo se solucionaba y la verdad es que en los clubes se vota cada tres o cuatro años, pero después no toman las decisiones. Era una cuestión filosófica más que nada porque a mí la democracia deportiva en Racing me demostró que no servía, en 35 años no ganamos nunca nada y somos un club de fútbol”.
Fernando Marín.
-¿Cómo influyeron los medios de comunicación?
-Había de todo la verdad. Muchos lo conocían a Marín porque él fue productor televisivo, pero también había quienes se quejaban porque no había elecciones. Igual muchos se quedan de eso, pero después ves cuánta gente va a votar y son muy pocos. Racing tiene millones de hinchas y son pocos miles los que van a votar.
-¿Marín condujo a Racing como una Sociedad Anónima?
-Sí, fue una excelente Sociedad Anónima. Lo manejó como una empresa, con toda la estructura. Se organizó el club, se hizo una pensión al lado, se entrenaba en Escobar y se intentó llevar adelante un proyecto distinto, con una mentalidad europea. De hecho, Marín ya le decía al Cholo desde hacía tiempo que quería que juegue en el club y que después sea entrenador. Pero todo se fue diluyendo, tanto Marín como Mostaza Merlo se creían que eran los responsables del campeonato de 2001, yo no le doy la razón a ninguno de los dos, fueron choques de personalidades.
-Pero Marín también cometió errores, ¿no?
-Sí, y me tomo el atrevimiento de contarlo porque se lo dije en su momento. En la fiesta después del título de 2001, él dijo “vamos por más” y yo le dije que estaba equivocado, que con el equipo que teníamos había sido un milagro y no porque no eran buenos jugadores, el milagro fue que se trajeron quince jugadores y a los pocos meses salió campeón, pero eso no es lo normal. Hubo un gran mérito, pero era muy difícil de repetir. Y después hubo fallas en las elecciones de los estilos de entrenadores, que te pueden gustar más o menos, pero de Merlo se pasó a Ardiles, de Ardiles a Rivarola y de Rivarola a Cappa.
Mostaza Merlo y el Polaco Daulte celebran el Apertura 2001 en la cancha de Vélez. (Foto: IMAGO).
Blanquiceleste SA fue la empresa presidida por Fernando Marín que se hizo cargo de Racing entre el 29 de diciembre del 2000 hasta el 7 de julio de 2008. Marín estuvo hasta el 2006 y durante su gestión, el club fue campeón del Apertura 2001, cortando así una racha de 35 años sin títulos locales.
En 2006, luego de las feróces críticas de los hinchas, se hizo cargo de Blanquiceleste Fernando De Tomaso, quien presidió la empresa hasta el 7 de julio de 2008, cuando se decidió rescindir el contrato y horas más tarde pedir la quiebra. Un detalle no menor es que pocos días atrás, Racing había jugado la Promoción por el descenso ante Belgrano, la cual ganó por 2 a 1 en el resultado global.
En diciembre de 2008, los hinchas de Racing volvieron a votar y en esa oportunidad el vencedor de las elecciones fue Rodolfo Molina, quien obtuvo el 43% de los votos.