Una primera reflexión general: qué lindo es para un futbolero que el principal tema de conversación en los trabajos, oficinas, universidades o colegios, sea lo que sucedió en un partido de la competencia local. Sucede cada vez menos, en este fútbol nuestro tan decaído y desprestigiado.

En este caso, no podría ser de otra forma. Lo vivido este pasado domingo iniciando Octubre en el Estadio Monumental probablemente quede marcado como el principal hito futbolístico a nivel local en este 2023. Porque fue de esos cotejos que tienen todo: dos equipos importantes, goles, tarjetas, polémicas, memes, declaraciones post partido y efusivas celebraciones de laterales en contra, entre otras cosas.

Era demasiado, demasiado injusto no ganar el partido. La UC no tuvo ningún pudor en demostrar que le acomodaba el empate desde que se bajaron del bus para llegar al estadio, y no jugar un clásico -que lo es-, sino que jugar un partido de chico a grande. Es un recurso legítimo, en todo caso. Pero lamentablemente el Cacique no encontró la manera de vulnerar en el primer tiempo a un arquero rival que, cuando no estuvo en el suelo o haciendo tiempo con la pelota en las manos, atajó realmente muy bien, particularmente tres remates de un encendido Thompson. Colo Colo fue muy superior en el primer lapso, Damián se llevó a los centrales con un chancho al hombro en un par de ocasiones, Parra mostró cosas muy interesantes -bastante más de lo esperado, considerando su falta de minutos-, y el propio Thompson hacían estragos.

Colo Colo se hizo fuerte ante la UC. | Foto: Photosport

Pero el gol no llegó y eso le pesó al equipo. En el segundo tiempo se cansó, comenzó a dejar espacios y en la única ocasión en que la UC mostró ambición, encontró la ventaja en una buena contra -muy mal Opazo- de Montes y que le permitió a Aravena marcar un 0-1 injustísimo hasta ese momento. Realmente fue un balde de hielo en la cabeza del Cacique, que se vio golpeado por el tanto cruzado y le costó reaccionar.

De todas maneras, pese al golpe, el partido siguió en el mismo tránsito. Si a la Católica le fascinaba el empate desde el minuto 0, estar ganando el partido contra toda lógica era un tesoro que debía ser cuidado como hueso de santo. Sin embargo, estiraron demasiado el elástico en el recurso de hacer tiempo; de hecho, probablemente sean el equipo que más tiempo haya hecho en el Monumental en todo este año. Y ahí, quizás en algún momento los amigos cruzados observen que la expulsión de Kagelmacher se debe esencialmente a una ingenuidad absolutamente impropia de un jugador experimentado, inteligente y además uruguayo, que se regaló para que lo echaran. El árbitro -pusilánime en grado sumo, en todo caso, que debería haberle puesto amarilla a Peranic en el primer tiempo- simplemente se hartó y le puso amarilla a un jugador que ya estaba amonestado. Reclamos mayúsculos, gritos de “escándalo, es un escándalo” más estridentes que los de Raphael, el Divo de Linares, pero la asignatura de autocrítica parece que no la pasaron.

Y luego del reclamo de un penal por parte de la UC -mucho que discutir, si fue fuera del área o no, que si la entidad del contacto ameritaba cobro, etc.-., llegaron esos minutos mágicos y que no olvidaremos jamás, especialmente quienes tuvimos la fortuna de estar en el estadio. ¿Once minutos? Podrían haber sido quince. Repitamos, como el pizarrón de Bart Simpson: El córner siempre al área. El córner siempre al área. El córner siempre al área. Así llegó el empate con los dos cabezazos de Wiemberg y Parra que hallaron a Benegas habilitado por un Zampedri probablemente exhausto tras el esfuerzo del partido y la celebración de los laterales. Quedaban cuatro minutos aún. Se podía. Y se pudo, de la forma más emocionante, en la última de todas, con un Damián que le comió el postre nuevamente a Zampedri y selló un amor perpetuo con esta camiseta con ese cabezazo que entra a la historia linda de los goles agónicos del Popular.

¿Alcanzará con este tremendo envión anímico? Es difícil, Cobresal parece haberse despercudido del zarandeo inmisericorde sufrido en el Monumental, y la verdad es que si son capaces de aguantar la ventaja, serán merecidos campeones, sin tampoco olvidar a Huachipato que ha tomado un interesante segundo aire. Pero hay que seguir metiendo presión, ganarle a un golpeado Palestino en la próxima fecha antes del receso, seguir ganando y aprovechar si se caen los de arriba, no nos queda otra opción. Y por supuesto, ganarle la vuelta a Cobreloa este miércoles, luego del buen partido de fútbol que nos entregaron en la ida. Por todo, nomás.