El domingo 26 de junio de 2016 será uno de los días que quedará en la retina de los hinchas nacionales porque en esa jornads, la Selección Chilena se adjudicó la Copa América Centenario venciendo en penales a Argentina.
Y desde luego, la figura fue Claudio Bravo. El actual arquero del Betis no solo tapó todo durante los 120 minutos, si no también contuvo uno de los penales en la definición a Lucas Biglia. En las confesiones para The Player’s Tribune, el golero contó sabrosos momentos de aquel instante.
“Había visto partidos de los ejecutantes en situaciones de presión, porque cuando la presión es tan fuerte, los jugadores suelen repetir lo que venían haciendo. Me acuerdo del penalti de Lucas Biglia, el último. Había visto los últimos 8 que había pateado, así que cuando vi que arrancaba desde la mitad de la cancha,lo supe. Ya había hecho la parada antes de que él ejecutara”, reconoció Bravo.
El entretubos reconoció que eran instantes complejos durante aquellos días donde lo cuestionaban por su desempeño, pero que eso fue cambiando considerablemente. “Mientras corríamos por el campo celebrando, empecé a llorar. Como padre, había estado miles de kilómetros lejos de mi hija. Como jugador, había sido el capitán de toda una nación, de 18 millones de chilenos. Había empezado mal. Me habían crucificado. La presión había sido enorme.Ahora todo este peso se había ido de encima, y yo simplemente me derrumbé”.
Además, comentó que en su época de niño en el colegio, amigos y profesores se burlaban de él por decir que iba a llegar a grandes clubes del mundo. Además, reveló que nunca tuvo problemas en el Barcelona con Ter Stegen, que cómo un joven Antoine Griezmann estacionaba el auto en su casa durante su estadía en la Real Sociedad, el valor que le da a la Copa del Rey ganada con el Real Betis y que el propio Pep Guardiola le dijo que tenía condiciones para ser entrenador, entre otras.