En 2015, Hans Podlipnik alcanzó un logro no menor en el tenis nacional: fue número uno de Chile y llegó a competir en los grandes escenarios del deporte mundial, incluyendo Wimbledon y la Copa Davis. Su carrera en dobles le permitió medirse con los mejores y llegar a competir en altas instancias en la catedral del tenis y en grand slams. Tras varios años de haber colgado la raqueta, hoy busca su mejor punto de partido en medio de la pobreza.

Incluso siendo aún tenista, en 2014, tras enterarse de la existencia de un interesante proyecto social que usaba el tenis como herramienta de transformación para niños y jóvenes de escasos recursos, Hans tomó el teléfono y decidió ir a la acción.

Se puso en contacto con Richard Quintana, dirigente social de un lugar llamado Lo Espejo, una de las comunas más vulnerables de Santiago, la capital de Chile. Richard creyó era una broma. El otrora número uno de Chile se estaba poniendo en contacto con él: quería ayudar a los cientos de niños quienes tomaban una raqueta por primera vez en sus vidas. Antes, solo las veían por TV.

Jugando al tenis en medio del caos y la pobreza

En términos de hacinamiento, Lo Espejo es la comuna con mayor porcentaje de hogares hacinados en el país: 25,1 % de sus viviendas exceden el límite recomendado de habitantes por dormitorio. A su vez, en el índice de calidad de vida urbana (ICVU) de 2021, Lo Espejo se encuentra entre las comunas con peor calidad de vida no solo de Santiago sino que de todo el país junto a La Pintana, La Granja, San Ramón, El Bosque y San Bernardo.

Gran parte de los extranjeros que viajan a Chile conocen sus comunas más acomodadas. O más ricas, siendo sinceros: Las Condes, Lo Barnechea, Huechuraba, Providencia. En comparación a esta última, el presupuesto del municipio de Lo Espejo es solo del 14%.

Como la pobreza es casi en todos los casos sinónimo de llamar al delito, en Lo Espejo no es para nada la excepción y como bien mencionamos antes, comuna pobre: menos personal policial, mayor índice de inseguridad y tristemente de crímenes. En 2023, esta zona tuvo una tasa de 16,7 homicidios por cada 100 000 habitantes, una de las más altas de la Región Metropolitana, superando la media regional y obteniendo un incremento del 7,2 % respecto al año anterior.

El tenis es un deporte que se practica en pleno silencio. No así en Lo Espejo, donde las balaceras no escasean… pero los sueños tampoco.

Futuros Para el Tenis: El sueño de Hans Podlipnik y Richard Quintana

Lo Espejo no es conocida por sus canchas de tenis, sino por sus problemas sociales. En medio de ese panorama, la fundación Futuros Para el Tenis busca cambiar historias. “El tenis me dio todo: disciplina, valores y un propósito. Ahora quiero que los niños y niñas de acá puedan tener esa misma oportunidad, aunque vivan en un entorno difícil”, comentó Hans tras su retiro.

Pero llegar a lo que hoy es FPT no fue sencillo. Todo comenzó en 2003 con Richard Quintana, Víctor Célis y Rodrigo Tapia. El trío de vecinos de la población Santa Adriana impartió talleres de diferentes deportes. Creyeron que el fútbol la rompería, pero increíblemente, el grueso de niños, niñas y jóvenes quiso jugar al tenis y esperó tranquilamente su turno en una larga fila para tomar una de las cuatro raquetas disponibles para más de 50.

Así comenzó Futuros Para el Tenis, en una cancha llena de malezas en su agrietado cemento y con un par de pelotas ya muy machucadas, pero que con la constancia de Richard (hoy director de la fundación), sus vecinos y el esfuerzo de los más de 200 niños sumado al vital apoyo de la estrella del tenis chileno, Hans Podlipnik, logra ser un verdadero oasis en medio de un peligroso pero a su vez -paradójicamente- acogedor sector.

La fundación ofrece clases gratuitas, material deportivo y un espacio seguro para que jóvenes puedan entrenar lejos de las calles y de las tentaciones que muchas veces terminan por truncar sus vidas.

En 2014, tras adjudicarse un comodato, FPT pasó a tener dos canchas de nivel G5 que no envidian nada a las del US Open. Poco a poco, cientos de menores comenzaron a interesarse en un deporte que, al menos en Chile, se liga mucho a las élites económicas.

Tras años de golpear cientos de puertas de la mano de Richard y Hans Podlipnik, Futuros Para el Tenis se transformó en más que una “simple escuela de tenis”. Es el refugio de algunos que se acogen en sus terapeutas, en los profesores y en sus amigos. Es la plaza libre de acciones que niños y niñas no deben ver a su corta edad. Para muchos allí, aquel lugar es prácticamente su casa.