Los rostros y voces de TNT Sports no solo se lucen en las transmisiones del fútbol semana tras semanas, si no también dan vida a un libro que lleva por nombre Historias de Matchday, donde comparten sus experiencias relacionadas con el deporte rey.
Cada uno de los relatores, periodistas y rostros dieron vida a estas páginas donde cada uno recuerda sus momentos icónicos ligados al fútbol antes que las conunicaciones tomasen posesión absoluta de sus vidas.
Uno de ellos es Ignacio Valenzuela, quien contó su sobre su vida y cuando intentó ser futbolista en Temuco y los distintos puestos que probó. “En 1990 yo tenía 11 años y comencé a jugar en la Universidad Católica de Temuco. Era un largo viaje en micro de 40 minutos, desde mi casa a las canchas de entrenamiento en el acceso norte. Me encantaba volar para las atajadas, pues el césped era mullido y esponjoso. El primer partido fue contra Juvenil Obrero. Me tiré muy poco, por no decir nada. Perdimos 4 a 1 y en todos los goles tuve la culpa. Fue una tarde desastrosa. Cuando llegué a mi casa, no saludé a nadie y me encerré a llorar. Las lágrimas caían como las de los monitos animados. Sin pausas y por montones. No quería ir a jugar más”, recordó el periodista de Canal 13.
No todo quedaría ahí y el propio Valenzuela siguió jugando, pero expuso otro episodio y en esta ocasión, más dañino aún.“Un delantero de ellos, en lugar de pegarle a la pelota –no sé si de picado o de malo–, pateó mi cara y sería todo. Desperté en mi cama con dos tapones de algodón en la nariz y la boca rota. “Se acabó”, me dijeron mis viejos. Y fue así. No me alcancé a recuperar para la última fecha, donde nos jugábamos la clasificación”, rememoró.
Pero en la insistencia está la gloria y ya no la buscaba en la portería, si no un poco más adelante en la cancha, ahora era defensor y aunque sus papás le insistían que buscase otro camino, Valenzuela ni claudicó.“En 1993 fuimos a Brasil a jugar otro mundialito de clubes. Tenía 14 años y por primera vez me subí a un avión. Estuvimos dos semanas fuera, pero quedamos eliminados en la fase de grupos. Regresamos tristes, porque uno siempre cree que, en la vida, es difícil que lleguen oportunidades de vuelta, pero al otro año, en 1994, ahí estábamos otra vez”, contó el Nacho.
Sin embargo, como el fútbol está lleno de anécdotas trajo otro momento muy especial para él relacionado con 1993. “Ese año fue inaugurado el Alto Las Condes. Mis papás me dieron 200 dólares para mis gastos durante dos semanas. El mall no me llamó la atención, salvo una vitrina de Funsport donde vendían la polera original de la Católica, marca Diadora y con el número “7” en la espalda. No la vendían en otra parte, así es que esperé a que levantaran la cortina y me decidí. Pregunté si aceptaban dólares y me cobraban 100 de la moneda gringa. Lo pensé un rato y la compré. En Brasil era tradición cambiar poleras con jugadores de otros equipos, pero yo la guardé en lo más profundo de mi bolso y me las arreglé para aguantar esas dos semanas con la mitad de lo que me habían dado”, concluyó el relator.
Vale mencionar, que el comunicador escribió el libro “Al estadio, al estadio!” donde cuenta historias de creación de los recintos deportivos chilenos, como también otras narrativas que siempre le dan el toque folcklórico a este maravilloso deporte.
Cuentos como ese son los que trae el libro Historias de Matchday relacionado a las vivencias de los rostros de TNT Sports. Un alcance que no está de más tenerlo, si es que al consumidor le llama la atención conocer un poco más de quienes llaman, famosos.