En la continuación de la historia presentada por la película ganadora del Oscar, Miles Morales para una aventura épica que transportará al amigable vecino de Brooklyn Spider-Man: a través del Spider-Verso. Una vez en las dimensiones paralelas, unirá fuerzas con Gwen Stacy y un nuevo equipo de Spider-Personas, y enfrentarse así a un villano mucho más poderoso que cualquier cosa que hayan conocido antes.
El trabajo venía bien hecho desde la película anterior. El asunto estaba en cómo elevar las apuestas para expandir lo planteado. Pero también enriquecerlo con algo que no sólo fuese una mera continuidad de la historia que arroje ganancias de taquilla.
El mal manejo de los superhéroes, creyendo que son meros vehículos de entretención con poco fondo, le ha pasado la cuenta a las franquicias. Basta ver las penosas sucesoras de Avengers: Endgame en Marvel, o el descarrilamiento absoluto de las últimas entregas de DC. Algunas tienen chispazos de entretención y ya está, no hay mucho más que eso.
Como es Spider-Man: A Través del Spider-Verso
La historia de Miles Morales está operando en otro plano. Uno muy superior a todo lo que se ha visto recientemente en el género. Aquí hay creatividad y libertad creativa. Hay cariño por todo, desde los personajes, la trama y ciertamente por lo que significa actualmente hacer animación.
Phil Lord y Chris Miller presionaron para quebrar las barreras de la realidad expuesta. Crean un universo que es sustanciosamente coherente, que abraza tanto la demencia del material original, como la necesidad de imprimirle sensaciones muy humanas a la película, para generar una absoluta empatía con lo que se ve en pantalla.
Así el espectador no sólo comulga con el gran misterio de la crianza para los padres, las aspiraciones personales, las responsabilidades de la vida, la amistad o el romance adolescente; sino que también puede entender las motivaciones del villano que, aunque oscuras y distorsionadas, bien operan en la impotencia de perderlo todo. El colapso de las ambiciones.
El antagonista puede parecer muy absurdo en la superficie, pero sus giros son completamente justificados y lo refuerzan. Al mismo tiempo, desafía al protagonista.
Así se erige un Multiverso que no sólo cuestiona a la fuerza opositora, sino que también a los mismísimos orígenes de las Spider-Personas. Está la pérdida como motor del heroísmo, pero la producción también busca el quiebre de esa narrativa. No puede ser una regla que el destino esté escrito. El superhéroe no está condenado a sufrir para elevar su postura en el rol de justiciero. En el fondo, puede cambiar su realidad.
La película es muy certera al dar con momentos tremendamente efectivos en su emotividad, para elevar las apuestas sobre lo que está en juego. El peligro se siente real, Miles puede perderlo todo y hasta cierto punto se ve golpeado. Por eso crece, comprende su entorno, se desilusiona, comete errores. Todo muy real.
Con una buena historia establecida, la animación hace el resto. Una vez más presiona sobre los límites de lo posible en cuando a su estética y ejecución. Las formas y colores alcanzan puntos muy altos. La combinación de estilos es simplemente una maravilla. La belleza de las imágenes realmente roba el aliento. Los diseños son exquisitos en sus texturas y tonalidades. El Spider-Verso es una obra de arte de la mejor factura.
Con un final abierto completamente satisfactorio, naturalmente no forzado y el trazado hecho para la tercera película, Spider-Man: A Través del Spider-Verso plantea el cuestionamiento sobre cómo se supera esto. Qué viene ahora. Cómo se mantienen tensos y pulidos los hilos que forjan una obra articulada de manera tan perfecta. Esto es lo que debiesen ser las películas de superhéroes: amor por los personajes, una oda a sus orígenes pero planteando cuestionamientos a los mismos, entretención, espectáculo, belleza estética, locura, historia entrañable y pura satisfacción gracias a la osadía y la complejidad de sus decisiones.