Terminó la primera rueda del Campeonato Nacional y Universidad de Chile cuenta con 23 puntos y se ubica en el sexto lugar del certamen, a falta de los restantes 60′ minutos del clásico ante Universidad Católica.

Al mando del argentino, Mauricio Pellegrino, la U ha tenido un repunte en relación a años anteriores. El equipo está en la parte alta de la tabla, hay mayor solidez y se piensa en pelear en la segunda mitad del certamen, dando muestras que hay fe y confianza en el trabajo del técnico.

No obstante, haciendo el análisis del trasandino y sus diversas maneras de enfrentar los compromisos, ha requerido de tres sistemas tácticos con sus respectivas flexibilidades, algunos de ellos fueron bien criticados, mientras que otros sí fueron aplaudidos.

El inicial 4-3-3

Huachipato, Unión Española, Palestino, Magallanes y el primer tiempo ante O’Higgins en Rancagua. Pellegrino desde la pretemporada venía trabajando ese esquema, donde los intérpretes más habituales eran Cristóbal Campos Véliz; Juan Pablo Gómez, Matías Zaldivia, Luis Casanova y José Ignacio Castro; Emmanuel Ojeda, Federico Mateos e Israel Poblete (o Luis Felipe Gallegos); Renato Huerta, Leandro Fernández y Cristian Palacios (Nicolás Guerra). Sistema muy criticado, donde el equipo se veía muy largo, poco fino y siempre cedía el mediocampo. Pese a lo que se veía en cancha, ganó dos partidos y perdió la misma cantidad. Este esquema se prolongó solo hasta el primer tiempo ante los celestes, de ahí en más y en pleno compromiso se cambió. Se consiguieron seis puntos.

El 4-4-2 triunfal

Si bien ese duelo en el Estadio El Teniente recién se definió en los descuentos, ese segundo lapso la U cambió. El ayudante de Pellegrino, el español Xavier Tamarit, hizo ingresar a Nicolás Guerra y sacó a Renato Huerta. Darío Osorio que parecía más un puntero, lo hizo retroceder por la misma franja izquierda pero conectándose más con el mediocampo dejando solo en ataque al Kun y a Leandro Fernández. El equipo se mostró más protagonista e impuso sus términos, pasó a controlar el balón y generar muchas ocasiones de gol. A la fecha siguiente ante Curicó Unido el cuadro consolidó una idea de dos líneas de 4, siendo un equipo directo y punzante. Después mostró esa idea ante Unión La Calera en el primer lapso, pero el conjunto cementero hizo una buena lectura y pasó a controlar el duelo, donde los azules no tuvieron respuesta. Los recurrentes aquí eran Campos; Andía, Zaldivia, Casanova y Castro; Ojeda, Mateos, Poblete y Osorio; Fernández y Guerra.

El trasandino siguió en esa fórmula ante Colo Colo y Deportes Copiapó, pero el equipo no tuvo más control de la situación y se anotó con nueve unidades. Había que realizar una variación y la comenzó a probar en el amistoso ante River Plate, que la materializó ante Deportes Chimbarongo por Copa Chile y que se trasuntó ante Audax Italiano. Acá, aprovechando la lesión de Osorio, mandó a la cancha a Lucas Assadi y ese mediocampo en línea, se convirtió en una especie de rombo con el joven valor como creador. El equipo mejoró, faltaba la pausa, la habilidad y el talento. El equipo modelo era con Campos; Andía, Zaldivia, Casanova y Marcelo Morales; Ojeda, Mateos, Poblete y Assadi; Guerra y Fernández. Triunfos ante los itálicos y Everton, donde si bien se terminó pidiendo la hora, se ganó consiguiéndose seis puntos. Sin embargo, esos últimos minutos, una nueva idea comenzó a rondar en la cabeza del ex Vélez Sarsfield.

En los últimos minutos ante Everton, Pellegrino comenzó a planificar lo que se vendría más tarde, la línea de 3 defensiva (Photosport)

La nunca bien querida línea de 3 ¿o de 5?

Universidad Católica era el rival en el horizonte. Silenciosamente en el CDA se comenzó a trabajar una revulsiva estrategia que contra todo pronóstico decidió emplearla. Línea de tres defensores o cinco si es que se considera que los laterales volantes fuesen verdaderos marcadores de punta. Una idea que debe funcionar de manera perfecta, sin ripios que ante los cruzados en esa media hora se vio a un equipo mucho más protagonista, pero que en el segundo tiempo ante Coquimbo Unido no se pudo revalidar, siendo un equipo extremadamente desordenado y sin ideas. Que se acrecentó ante Cobresal y Ñublense, donde recién se mejoró en el complemento. Con esta táctica, el equipo no ha ganado y tan solo sumó dos puntos. El once modelo fue con Campos; Domínguez, Zaldivia y Casanova; Gómez, Ojeda, Poblete, Marcelo Morales y Assadi (Osorio); Guerra y Palacios (Fernández).

Son los cambios recurrentes de Mauricio Pellegrino y que desde luego, lo mantienen en constantes análisis pensando acertar en lo que resta de campeonato, donde la U probablemente, algo tenga que decir.