La expectativa por la pelea que tuvieron este sábado 12 de julio Shakur Stevenson y William Zepeda era muy alta. Mucho se hablaba sobre la capacidad del mexicano de ir hacia adelante y presionar, algo que podía poner en serios problemas al campeón. Pero el estadounidense es el rey por algo, por lo que el monarca supo lo que debía hacer para quedarse con la victoria y retener su cinturón CMB del peso ligero de manera contudente.

Shakur Stevenson derrotó a Camarón Zepeda de manera contundente

Las tarjetas finales de los jueces marcaron un 118-110 en dos oportunidades y 119-109 en la restante, lo que indica que los encargados de votar la contienda vieron una superioridad muy marcada del estadounidense. Efectivamente, Shakur dominó como quiso la historia y demostró que, en ocasiones, es más efectiva la inteligencia que la búsqueda de ir constantemente hacia adelante sin un plan claro o una contundencia fuerte.

En los dos primeros asaltos Shakur mostró que no se iba a prender en los intercambios propuestos por Zepeda. Así, manejó la historia desde la corta distancia y, aunque su peor momento llegó en la tercera vuelta con un impacto en la quijada que lo puso a bailar un poco, finalmente recuperó la compostura y sacó a relucir todo su repertorio.

Aunque por momentos quiso tener lejos a Zepeda con su jab, la realidad es que la presión del Camarón fue constante e incesante durante los 12 asaltos que duró la contienda. Shakur aceptó esto, en reiteradas oportunidades se apoyó en las cuerdas para tomar impulso y contragolpear y lo más importante: sufrir lo menos posible.

Con el correr de los asaltos Zepeda se fue frustrando cada vez más, lo que generaba que la mayoría de sus golpes terminaran sobre la guardia de un Stevenson que nunca estuvo cerca de noquear, pero siempre con la precisión justa para quedarse con cada round que iba finalizando. De esta manera, el campeón extendió su reinado del CMB en las 135 libras y demostró que puede vencer a quien se le ponga en frente. ¿Seguirá Gervonta Davis para él?

Por el lado de Zepeda estuvo la intención, la voluntad de presionar a un campeón que conoce todos los escapes de memoria. Lo que demostró el Camarón fue una muy buena condición física, un amor propio muy grande, pero una estrategia un tanto endeble y sin tanta variedad. En ese contexto, enamoró con su estilo, pero quedó en deuda con el remate del mismo, el cual estuvo muy lejos de aparecer.