El boxeo sin guantes es ese deporte en el que, un fin de semana tras otro, los luchadores se suben al ring para darse de golpes hasta el cansancio dejando imágenes impactantes que asombran al mundo por la brutalidad de las mismas. Esta sábado 2 de noviembre no fue la excepción, pero el rostro de este pugilista asombró demasiado porque quedó completamente desfigurado.
En esta disciplina, los boxeadores salen a tirar todo desde el primer segundo de los dos minutos que dura cada round. En ese caso, los que se enfrentaron fueron Danny Moir y Kyle Redfearn, siendo este último el más afectado en su rostro dejando una imagen verdaderamente impactante.
Como se dijo, ambos salieron a tirar todo desde el campanazo inicial y, de hecho, Redfearn cortó a Moir, al punto de obligarlo a recibir una cuenta de protección por parte del árbitro antes de que se cumplan los primeros 30 segundos de combate, pero las cosas comenzaron a ir mal desde allí para Kyle y los rectos más volados de su contrincante le fueron desfigurando el rostro. El primer asalto lo terminó con una herida muy profunda en su ceja derecha, la cual le originó una importante pérdida de sangre.
Acto seguido, la segunda vuelta mantuvo el mismo ritmo intenso, pero el resultado fue el mismo y peor: Redfearn “cabeceaba” todas las manos de su rival y uno de los tantos golpes que recibió le generó una inflamación tal en su nariz que se juntó con un desplazamiento en la zona, que entregó una postal todavía más dura. A falta de 10 segundos para que se vaya el round, el juez detuvo el combate para que revisen a Kyle y los médicos observaron que tenía su ojo derecho completamente cerrado, por lo que determinaron que no podía continuar boxeando, lo que le dio la victoria a Moir por nocaut técnico.
Así de desfigurado e irreconocible quedó el rostro de este luchador de boxeo sin guantes
La empresa Bare Knuckle Fighting Championship es liderada por Conor McGregor. Una gran inversión por parte del irlandés generó una tremenda visibilidad de esta disciplina, que es la más sangrienta de todas. Aquí los límites parecen cruzarse por completo y eso es lo que no deja de asombrar. Por lo pronto, la actividad sigue y estos rostros irreconocibles se están convirtiendo en moneda corriente, porque para los profesionales es cuestión de tiempo recuperar la forma natural en su cuerpo y no temen ir a la “guerra”.