Desde el pasado 24 de octubre, cuando Everton enfrentó al Liverpool en el clásico de la ciudad en la Premier League, James Rodríguez no volvió a brillar de la misma manera en la que arrancó esta temporada y poco a poco se ha ido diluyendo entre lesiones y bajos rendimientos.
Primero fue hace 15 días, en el encuentro contra el Southampton, cuando los Toffees cayeron 2-0 y perdieron el invicto que traían de varias jornadas en tanto en la Premier, como en la Copa de la Liga Inglesa.
Después vinieron las molestias físicas que lo sacaron del partido contra el Newcastle (que tembién acabó en derrota 2-1) y ahora llegó el partido del regreso, contra el Manchester United, el cual terminó en una nueva derrota y un bajo rendimiento de James.
En 80 minutos que jugó el colombiano, apenas tocó el balón 28 veces, hizo 20 pases con el 85% de precisión, algo por debajo de lo que nos tiene acostumbrados. No remató al arco, no hizo pases claves y realmente fue un encuentro muy discreto para el colombiano.
Debido a esto, el técnico Carlo Ancelotti decidió sacarlo antes de que se acabara el encuentro y con cara de resignación e impotencia, James salió del campo reconociendo que no hizo un buen partido.