Siempre que Juan Román Riquelme es ponchado por el director después de un gol de Boca, son muchos los que se preguntan cómo hace para mantener la calma. Si queremos remontarnos a la última vez que lo hizo tenemos que irnos al gol de Fabra a Rosario Central, donde mezcló gritos y aplausos. Después, lo de siempre: a veces aprieta el puño, o se mira cómplicemente con su hermano, o simplemente toma mate.

“Confío en que Boca terminará festejando, por eso no se me nota gritando. Ya cuando jugaba era de festejar poco los goles, imaginate ahora”, dijo el ídolo sobre su particular forma de vivir los momentos más eufóricos de un hincha promedio.

“No sé hace cuanto no grito un gol. Yo siento mucha felicidad. Soy de pensar mucho en los partidos, siento cosas, me imagino lo que va a pasar en el partido, quien nos puede hacer daño, quien de nuestro equipo va a ser el que mejor juega. A veces me toca acertar, tengo esa suerte. Siempre confío en que los muchachos lo van a hacer bien”, explicó el vice.

Luego, expresó: “Me pone feliz cuando veo que Fabra hace el gol contra Gimnasia o le da el pase a Darío (Benedetto) contra Lanús. O cuando Darío hace el gol de cabeza contra River. Los últimos dos partidos pasó lo mismo: Villa pateó al palo y en el rebote aparece Pol Fernández después de correr 60 metros (gol de Langoni a Gimnasia) y el otro día contra Independiente goles de Pol y Villa”.

“Yo siento que esos grandes jugadores están para esos momentos y nosotros gracias a Dios contamos con muchos de ellos. Yo confío en que todo se va a dar. Por ahí me pasa que no festeje tanto porque cuando pasa digo ‘bueno, pasó lo que tenía que pasar’. Siento mucha felicidad,pero por ahí lo demuestro de otra manera”, cerró.