Norberto Raúl Acosta desembarcó en River plagado de ilusiones y con el sueño de vestir la camiseta del club de sus amores. Lo hizo, llamativamente, con edad de Cuarta División, en plena década de 1990 y en un plantel plagado de estrellas que pisaba fuerte en el ámbito local y también en el plano continental.

Lateral izquierdo de origen, Acosta tuvo que correr de atrás ante la presencia de una figura del calibre de Juan Pablo Sorín, además de la aparición de otro nombre propio de sumo peso específico como Diego Placente. Sin embargo, supo formar parte de aquel recordado tricampeonato y también de la Supercopa.

Ahora, ya con 48 años de edad, “Beto” dialogó en exclusiva con BOLAVIP y repasó cómo fue llegar a un gigante como el Millonario, compartir plantel con un abanico impactante de fenómenos y lucharla desde abajo, incluso con algunos inconvenientes físicos de consideración.

“Yo llegué a River con edad de Cuarta, algo muy difícil que suceda hoy. Obviamente que para mí fue un sueño y el hecho de ya empezar a entrenar fue una satisfacción muy grande. Para mí fue un sueño hecho realidad porque soy hincha de River. Estaba feliz”.

“Imaginate lo que fue debutar en Primera. Creo que eso es lo más lindo que a uno le puede llegar a pasar. Aparte fue el inicio de un torneo, creo que se había lesionado Sorín y me tocó debutar y jugar las dos primeras fechas”, indicó, envuelto en un enorme orgullo sobre sus primeros pasos en River.

El día del debut de Acosta en River, frente a Lanús.

Un plantel plagado de estrellas

Sí, por un lado fue un orgullo compartir plantel con tantas figuras pero, paralelamente, fue una complicación para poder progresar en River: “Los jugadores no se iban tan rápido como ahora. Estaban todos ahí en Argentina, estaban en River. Entonces, mucha figura. Y ser uno de todos esos, compartir con todos esos, para mí quedó para la historia”.

“No pude tener esa continuidad que hubiese querido tener para poder demostrar, para bien o para mal. Tanta figura, tantos jugadores de selección, hicieron que tenga que esperar. Yo tenía a Sorín y después vino Placente. Entonces, medio complicado”, explicó sobre su etapa en la que fue parte del plantel que conquistó el Apertura 1997 y el Clausura 2000.

“Cuando los citaban para la selección mayor o para un Preolímpico, algo por el estilo, a veces me quedaba un hueco como para mostrarme. Pero nunca tuve esa posibilidad de jugar cinco o seis partidos seguidos. Entonces, eso es lo malo, la contra que tuve. Pero bueno, estar rodeado de toda esa figura hace que uno aprenda, que crezca”, completó al respecto de lo que fue integrar un equipo que también levantó la Supercopa 97.

Acosta en un partido ante Racing.

Ramón Díaz, el encargado de su debut

En medio de una constelación de estrellas y de una catarata de títulos, Ramón Díaz le dio la oportunidad a este lateral izquierdo nacido en la provincia de Santa y él no lo olvida. De hecho, se muestra completamente agradecido hacia uno de los entrenadores más destacados en toda la historia de River.

“Con Ramón Díaz, la relación fue muy buena. Yo siempre estoy agradecido. Por ahí no era que charlaba porque obviamente él se dirigía más con los grandes y hablaba mucho más con ellos, pero siempre el saludo respetuoso de todos los días y el llamado a nosotros para colaborar”, señaló.

“Antes nos hacían quedar a nosotros, a los más chicos, para colaborar, ya sea para un centro, un remate o algún trabajo que ellos consideraban. Y ahí estábamos nosotros. La relación fue muy buena y siempre voy a estar agradecido porque fue quien confió en mí y me dio la oportunidad de debutar en Primera División”.

Siempre con los colores de River puestos.

Una salida a préstamo y una lesión impiadosa

Ante la falta de oportunidades, Acosta tuvo que marcharse a préstamo a Instituto de Córdoba. Sin embargo, en la Gloria se lesionó y ahí fue cuando se inició una odisea de complicaciones físicas que, sin ningún tipo de dudas, condicionaron su progreso y también su posterior estadía en River.

“Mi salida de River, con el tiempo, la entendí. Yo me había ido a préstamo en el 2000 a Instituto de Córdoba, ahí me lesiono, supuestamente del menisco solamente. Cuando me operan, me encuentran osteocondritis. Es una lesión medio grave por la que muchos se retiraron. A mí me la encontraron a tiempo y pude seguir jugando, pero con el tiempo me di cuenta de que no al nivel que una Primera División requiere” , confesó.

“A mí me sostuvo la parte técnica, el sacrificio, entrenar siempre, pero yo ya sentía mis limitaciones porque perdí cierta movilidad en la rodilla y eso yo creo que, con el tiempo, me fue perjudicando cada vez más. Pero bueno, ese fue el motivo de mi salida de River”, sentenció.

Cabe destacar que la osteocondritis es una patología en la que se crean grietas en el cartílago articular y el hueso subcondral. En esta lesión, fragmentos de cartílagos o de huesos se aflojan dentro de una articulación, causando dolor e inflamación.

Un camino alejado de River

Ante dicha escasez de espacio, Acosta tuvo que buscar nuevos rumbos. Así fue como se mudó a Chile para militar en Santiago Wanderers y posteriormente incursionó en el ascenso, desempeñándose en Defensores de Belgrano, Platense y Juventud Unida de Gualeguaychú , donde encontró su lugar en el mundo.

“La primera oportunidad que me salió fue la de Chile. Hoy, con el tiempo, entiendo que esa lesión a mí me limitó. Jugué un año en la Primera Nacional, que antiguamente era Nacional B. Y así fui bajando de categoría, llegando a la Primera B Metropolitana y al Torneo Federal”, exteriorizó.

“Lo de Chile fue una linda experiencia pero no tuve la continuidad necesaria, estuve algo tapado. En ese entonces el que jugaba de lateral era justo también de la selección sub-21 de Chile. Entonces, era medio complicado. Así que decidí volver a Argentina. Me abrió las puertas Defensores de Belgrano donde hicimos un torneo bastante bueno. Después estuve dos años en Platense, donde llegamos a dos finales y logramos el ascenso. El primer título que tuvo el club”, continuó narrando.

Gualeguaychú, su lugar en el mundo

“Después de Platense me vine para Gualeguaychú, a Juventud Unida. Supuestamente era por unos meses, pero no me fui nunca más. Es una ciudad muy linda y tranquila para vivir. Terminé jugando ahí y comenzó la carrera de técnico también, de un día para el otro. Con mi señora nos asentamos acá, no nos quisimos ir más”, exteriorizó Acosta

Sucede que, en Entre Ríos, el salteño cosechó un título como futbolista y dos como entrenador, transformándose en ídolo absoluto. Es que esos festejos como director técnico se tradujeron en nada más ni nada menos que dos ascensos. Sí, un verdadero logro para un club que no estaba acostumbrado a dichas conquistas.

Acosta en su rol de director técnico.

El presente y los objetivos a futuro

Tras aquellas proezas en Juventud Unida, Acosta comandó a Central Norte de Salta, Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, Chaco For Ever, nuevamente la propia entidad de Gualeguaychú y Deportivo Urdinarrain. Sin embargo, en la actualidad se encuentra trabajando lejos de la dirección técnica y con un proyecto personal.

“Decidí buscar un poquito de estabilidad. Hoy me encuentro trabajando para la Dirección de Deportes de Gualeguaychú y tengo un proyecto donde doy clases de fútbol sin límite de edad, tanto para gente grande como para chicos juveniles, donde busco enseñar y mejorar la parte técnica y táctica”, señaló.

“Estoy disfrutando un poco de la familia. A futuro, uno nunca sabe. No quiero decir que no voy a dirigir más porque a lo mejor termino dirigiendo, pero hoy no lo veo cercano”, finalizó aquel Acosta que llegó a River con un bolso plagado de sueños y que pudo ser campeón junto a jugadores como Enzo Francescoli, Marcelo Gallardo y compañía.