Miguel Fullana llegó a Newell’s con 16 años, aprendió de grandes entrenadores como Jorge Griffa, José Yudica, Jorge Solari y Marcelo Bielsa. Fue cuatro veces campeón, jugó Copa Libertadores y disfrutó de años de paternidad sobre Rosario Central en el clásico de la ciudad. Con el tiempo, supo entender que no fuera su nombre el que recordarían los diarios en cada una de esas gestas, que todos son engranajes en el mundo y que de todos depende que funcione mejor.
Más de una vez, ya retirado como futbolista, volvió a trabajar al club en el que decidió quedarse incluso cuando le tocó ser postergado. Por identidad, por puro sentir de pertenencia. La última fue para tomar sobre la marcha los mandos del equipo femenino, el año pasado, y conducirlo a un histórico ascenso a Primera División. En la élite del fútbol argentino, a mediados de abril, tuvo la oportunidad de volver a pisar de manera oficial El Coloso, que ya rebautizado con el nombre de uno de sus exentrenadores, le abrió por primera vez las puertas a Las Leprosas.
Foto de Stefanía León.
-¿Cómo era Bielsa en sus inicios y qué te dejó como técnico?
-Nosotros lo tuvimos de muy joven. Ya era una persona obsesiva con su trabajo y obsesiva con el rendimiento de los jugadores. Pero además con una idea de juego inclaudicable. Con el tiempo algo ha ido cambiando, modificando. Pero fue, es, un entrenador que te marca en cuestiones de cómo entender el fútbol, de cómo hoy yo me relaciono con los trabajos, con lo analítico y otro montón de cosas que la mayoría de la gente no sabe. Su forma de trabajar es bastante distinta a la media. Ni mejor, ni peor. Como persona, impulsivo en sus formas y en el querer que todo salga ya.
-¿Aprendiste más de lo que sufriste esa obsesión?
-Nosotros tuvimos una época hermosa, la verdad. Con Martino de capitán y un gran equipo. Fue una época maravillosa donde pudimos llevar de buena manera el paso de los entrenadores, además que fue un equipo del que todos nos hicimos hincha. Tuvimos a (Jorge) Solari, lo tuvimos a (José) Yudica, lo tuvimos a él y nos fuimos adaptando bien a todos.
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-Estando el fútbol femenino en Argentina tan ligado todavía a los procesos formativos, ¿podría Bielsa dirigirlo?
-No lo sé. Hay una dualidad que se junta, porque se trata de jugar, ganar y a la vez formar. Hay chicas que tienen 25 años pero solo 5 de fútbol, no 15 como los chicos. Yo soy un técnico formador. Si se busca salir campeón, a mí no me llamen. Si bien he salido campeón y el año pasado ascendimos, creo que hay muchas falencias que vienen desde inferiores y trabajo para que mejoren, no separo. El entrenamiento y el tiempo es lo que te mejora.
-¿Qué significó para tus jugadoras competir por primera vez en el estadio y para vos volver a pisarlo de manera oficial?
-Uno trata de manejar la presión que viene desde lo externo. Mi mujer es psicóloga, el año pasado trabajó con nosotros en el ascenso y ya no está. Pero hace 10 años trabajo con ella todo ese manejo de ansiedades que vienen desde afuera. Porque les dicen que ahí pasó la historia, que ahí jugó Maradona, que Messi. Uno trata de entrenar esa parte emocional. Yo me llevo bien con mi pasado de exjugador. Al fin y al cabo, además de ser emocionante y muy lindo, es nuestro trabajo. Sí evidentemente en esa cancha salí campeón cuatro veces, gané cinco clásicos. Te rememora todo eso. Pero nosotros los entrenadores, aunque como jugador a veces cuesta más, tratamos de separar. Es imposible no emocionarse, no sentir algo, pero es un panorama con el que me llevo bien, me pone contento. Esta es la tercera vez que estoy en el club. Me gusta estar ahí y no siento esa presión, no siento nada. Trato de bajar decibeles. Es estar en un lugar que te apetece, como en el living de tu casa comiendo con amigos.
Fullana ganó cuatro títulos con Newell’s.
-Tan bien te llevás con ese pasado que lo hiciste libro. ¿Es una actividad que quedó postergada con la nueva responsabilidad?
-Quedó un poco relegada. Escribí un libro (Comadreja) y también participé de otro que analiza diferentes películas. Me tocó Democracia en blanco y negro, que cuenta la historia de Corinthians, Sócrates y todo lo que pasó en Brasil en aquella época. Ahora estoy escribiendo sobre el fútbol femenino. Generalmente escribo durante el imsomnio. Me levanto y escribo. Es algo que me gusta. Comadreja habla de mi carrera deportiva, pero sobre todo de la función del suplente. No como número 13. 14 o 15, sino como engranaje dentro de un equipo como puede ser también el fotógrafo que nos acompaña, la utilera, un médico… La importancia de que cada engranaje funcione bien para que los equipos obtengan resultados positivos.
-¿Cómo viviste ser parte de esa gran maquinaria?
–Cuando volvió Sensini, yo qué iba a decir. Bueno, tuve que ir de nuevo al banco. Y sí. Yo fui especial porque fui un suplente que eligió quedarse en el club. La mayoría de los suplentes salen a buscar lugar en otro lado. Yo decidí quedarme en Newell’s, el club de mis amores, donde me crié desde los 16 años. Pero es difícil, sobre todo cuando los resultados no se dan. Ahí todo el mundo opina. Hay que tratar de inculcarle a la gente y al mundo del deporte, porque hay muchos periodistas y es fácil analizarlo, pero es difícil formarlo.
-¿Lo entendiste durante o después?
-Cuando jugué, siempre fui parte. Como estaba siempre entre los 16, me sentí siempre así. Por ahí ser el 24 ya es distinto, pero yo siempre jugaba. Jugué en La Bombonera, gané cinco clásicos, salí campeón. Siempre fui parte. Después, en algún momento me costaba entender que se habla de la figura de tal o cual y no de vos. Porque yo también estaba ahí. Pero la gente recuerda Bielsa, Martino… Ni de Llop ni de Scoponi se acuerdan muchas veces, ¡imaginate! Esa parte la empezás a entender después. Por algo elegí eso en ese momento. Hoy en día lo entiendo, es parte de mi vida y de mi trayectoria. Lo elegí de esa manera y estoy muy contento de ser parte de la historia del club. Lo volvería a hacer. Alguien se tiene que sacrificar, alguien tiene que ponerle el lomo. Porque jugar los 90 minutos es mucho más fácil.
-Se habló de la vuelta de Di María a Central, se sueña con la de Messi a Newell’s. ¿Qué representaría para el fútbol rosarino y de Argentina?
-Evidentemente sería un cambio hasta económico. Le llegada de Messi a Newell’s o de Di María a Central impulsaría un auge económico terrible. Así no jueguen y se sienten al lado del banco. Ellos mismos mueven toda una industria. Después me parece muy difícil que jugadores como ellos puedan volver. Son chicos que tienen un pasar económico muy bueno, que son muy conocidos. Si no tenés que vivir encerrado, custodiado. Acá es muy especial. Yo estaba dirigiendo en el norte y un día se aparecieron 30 barrabravas adentro. Porque cuando perdés tres partidos ya se olvidan que son Messi y Di María. Empiezan con que están de vuelta. Es como una picadora de carne para todos. Creo que son decisiones familiares, pasa mucho por ahí. Vos no podés obligar a tu mujer o a tus hijos a ir a vivir a un lugar donde no pueden ir ni a la plaza. Podrían vivir fuera de Rosario y trasladarse siempre a entrenar. Es una idea. Sería muy bueno que vengan, porque es lo que necesitamos. Un poco más de todo lo que movería que vuelvan. Porque la gente los quiere, la gente se ilusiona. Moverían un montón de cosas. Pero de verdad me parece muy complicado.
Lionel Messi y Ángel Di María, cracks industria rosarina.
-Hiciste referencia a los periodistas. ¿Cómo te llevás hoy con ese mundo y con otro que se mezcla que es el de las redes sociales?
-Es el mundo moderno. Cambió, es así. Hoy en dia cuesta nada o la gente cree que cuesta nada tener sabiduría. Entonces todo el mundo critica, todo el mundo opina, todo el mundo quiere likes. Es complicado analizar lo que pasa desde ese punto y a la vez es el mundo en que vivimos. Hay que adaptarse. Si no, no sos parte y te vas quedando afuera. Yo veo poca televisión, pero el otro día estaba viendo un programa después que Boca le ganó a Newell’s y uno decía que hacía diez años que Boca no jugaba tan bien. A la semana perdió con Estudiantes y ese mismo decía que era un desastre. Entonces, dónde estamos. Hay que comprender y entender el fútbol argentino desde lo que está pasando con la economía, con el país. Entenderlo desde ese punto, porque va mucho más allá. En el fútbol argentino, el que puede se va. Porque acá no te vas a salvar económicamente. Es un fenómeno social, a la gente le encanta y es algo de lo que todos creen poder hablar.
-¿Y no pueden?
Yo también hablo de abogacía, también entiendo de números y sé que si meto la plata en Mercado Pago me da no sé cuánto. Andá a decírselo a un abogado o a un economista. Te va a decir que no sabés. Bueno, vos tampoco sabés por qué funciona o no un equipo. Pero de fútbol todos hablan, porque es gratis, porque creen que los entrenadores no estudiamos como ellos. Yo hago los videos, hace 30 años que dirijo, entreno 3 horas por día. Después de un partido, el ochenta por ciento de la gente puede hacer un resumen y contar lo que pasó. En eso estoy de acuerdo. Pero a la salida de la cancha de Independiente le ponían el micrófono a los hinchas y decían barbaridades de Tevez, cuando al final del primer tiempo todos lo estaban aplaudiendo. El fútbol no solo son los jugadores y entrenadores. Son los periodistas, la gente que se involucra, la que hace negocios… Muchas cosas funcionan atrás de esto. Lo indispensable es la pelota y todos los demás somos actores que estamos en distintas funciones. Sería bueno que todos aportemos desde un lugar sano, pero eso ya tiene que ver con una ideología y evidentemente el país está bastante dividido en todo eso.
-Las Sociedades Anónimas pueden sumarse a esos actores. ¿Qué pensás?
-Si me preguntás, obviamente es un no. Después tendremos que analizar por qué un determinado club hace treinta años que está en una debacle. Pero lo otro es un mero negocio. Lo que tiene de lindo el fútbol es la pasión, más que ganar y perder. Lo que se vive dentro de un campo de juego. Y hay mucha gente que no lo va a entender nunca. Las sociedades anónimas son un negocio dentro del deporte. Para mí, es por otro lado. Newell’s se sostiene así, River se sostiene así, la mayoría de los equipos de Argentina. Obviamente, si viene Manchester City y compra a tal equipo, puede que los tipos estén 10 años ganando títulos. Pero hay que ver si quieren hacer lo mismo que hacen en Inglaterra o lo que quieren hacer es lo que hacen en toda la periferia. Hace años que lo vengo viendo. En el interior es más fácil, en el ascenso, porque es más barato.
-¿Cómo es eso?
-Llega gente que pone plata en un club y de ahí lo que quiere es tratar de ir sacandote los jugadores. Van a estar seis años y un dia van a decir “no hay más oro en Argentina” . Se van y dejan las piedras. Esto ya pasó, no solamente con el fútbol. Te sacan el gas, te sacan el litio… Y cuando no hay más se van. No se quedan a ver qué pasa. Con el fútbol puede pasar lo mismo. No creo que sea para Argentina ni para un club como Newell’s. Aunque evidentemente hay clubes acá que hacen casi lo mismo con los estatutos vigentes. Hace 20 años la discusión la ganaba el no y hoy probablemente esté pareja. Yo diría que no. Pero no sé qué piensa la gente.