En 2012, San Lorenzo pasó uno de los peores momentos futbolísticos de sus últimos años al jugar una Promoción contra Instituto de Córdoba, de la que salió victorioso con un 3 a 1 en el global. A pesar de no ser parte del plantel profesional, uno de los que fue considerado como héroe de la salvación de los dirigidos por Ricardo Caruso Lombardi, fue Franco Robledo, un alcanzapelotas que se paraba en cada partido detrás del arquero rival, para “mufarlo”.
Casi 12 años después, el “Colo” maneja los micros que trasladan a los juveniles del Ciclón, se vio obligado a dejar el fútbol por la muerte de su padre y mientras prepara su casamiento rememoró en diálogo con Bolavip aquel momento que lo llevó a ser tapa de Olé.
Franco Robledo siendo alcanzapelotas de San Lorenzo. (Foto: Instagram).
– ¿Cómo viviste el momento de la salvación de San Lorenzo y en qué momento arrancaste a ser alcanzapelotas?
– Fue algo muy loco, porque lo que nosotros hacíamos era que por categoría nos iba tocando ser alcanzapelotas. Yo soy ’96 y en ese año nos tocó ir a nosotros algunos partidos y se empezó a hacer una especie de que decían ‘che el colorado está atrás del arco nuestro’, porque a mí me tocaba ir del lado de la platea sur y me gritaban cosas. Un día pedí cambiar de lado porque mucho no me gustaba y me mandaron atrás del arco local y San Lorenzo perdía, por lo que en un foro de Mundo Azulgrana se hizo grande el pedido para que me saquen del arco local. Entonces pedí ir al otro lado del arco, con Emi Purita, y ahí San Lorenzo empieza a ganar y la gente decía, ‘El colorado le da mala suerte a los arqueros rivales y buena suerte a nuestros delanteros’, y se empezó a generar lo del colorado salva y una especie de amuleto.
-¿Vos saludabas a los arqueros rivales?
-No los saludaba con intención de mufarlos, me pasó con Peratta, de Newell’s, que él en la cancha me llama y me dice, ‘Colo vení’, cuando estaba del lado de la platea sur. Cuando yo me empiezo a acercar, la gente arranca a aplaudirme, como que estaba yendo para mufarlo. Él me llamó re bien, siempre lo digo, me trató muy bien. Me dijo que no le de bola a la gente porque lo de colorado es una boludez y que disfrute, además me dijo que me iba a regalar los guantes. Después pasa que San Lorenzo gana 3 a 2 y yo de inocente, porque era pibe, me quise acercar a que me dé los guantes porque era muy lindo que me haya dicho eso y después me volví porque sabía que era una situación complicada para él por el partido que perdieron. Al otro año, yo seguía de alcanzapelotas y me acerqué a saludarlo y agradecerle por cómo me había tratado y él directamente me escupió, habrá pensado que lo iba a cargar.
–¿Cómo reaccionaste a eso?
-Me puse a llorar y se armó un quilombo bárbaro porque lo querían ir a buscar todos. Mi vieja vio la situación en la tribuna y se quería tirar para agarrarlo, lo quería matar. A parte lo vio toda la gente en la cancha. Después yo lo miraba re caliente para el banco y el Tata Martino me decía que me quede tranquilo, que ya está.
–Volviendo a la salvación de San Lorenzo, está la recordada foto con Caruso Lombardi, ¿En algún momento hablaste con él antes o después de esto?
–Caruso nunca me habló para ir atrás del arco. Sé como es él que es muy cabulero, pero en ningún momento me mandó atrás del arco, a mí me tocaba por la categoría. Después, cuando salgo en la tapa de Olé, estaba en medio de la cancha y el que manejaba la seguridad estaba ahí conmigo y me dice ‘che, Colo anda a saludar a Caruso’, yo me acerco y ahí no había nadie, estaba tranquilo. Cuando me ve, me abraza y me levanta, y ahí estaba lleno de gente. Fue algo muy lindo, empezaron a corear ‘olé, olé, olé, Colo, Colo’. Es algo que me marcó para toda la vida.
La tapa del Diario Olé con Franco Robledo.
–Cuando se dio todo esto de tu fama, ¿te encontrabas a los jugadores en el club y te decían algo?
-Eso es tremendo, me acuerdo que cuando terminaba de entrenar y mi hermano estaba en Reserva, siempre que terminaba me metía a esperar a mi hermano. Muchas veces pasaba por utilería y estaban Mercier, Buffarini, Ortigoza y se cagaban de la risa. Ellos me veían y me decían ‘Colo, como te divertis vos eh’. Son cosas que me van a quedar para siempre.
–¿No te dieron nada los jugadores en ese momento?
-Nunca me gustó pedir nada, gracias a Dios mis viejos me educaron muy bien y no pedí nada. La única remera que tengo es la de Water Kannemann, que cuando estaba en el club vivió un tiempo en casa, es hasta padrino de un hijo de mi hermano. Después imaginate que estando en el club nunca pedimos nada.
–¿Qué pasó que no pudiste llegar a Primera?
–En mi caso particular tuve la desgracia de que hace 6 años falleció mi papá y tuve que dejar para hacerme cargo de todo, porque él tenía transporte escolar de micros y mi mamá no entendía nada. Perdí a mi viejo que era el pilar de casa y fue muy duro. Tuve que dejar por mucho tiempo, después quise retomar, estuve en Agremiados un tiempo, pero la verdad es que no pude volver. Ahora disfruto de otras cosas, obviamente me hubiera encantado llegar a Primera, pero bueno, pasó esa situación y nos tuvimos que hacer cargo de la empresa de transporte escolar. Nosotros laburamos para San Lorenzo, mi viejo laburó 25 años en el club, que se portó muy bien con nosotros, nos sigue dando laburo y guardamos los micros ahí. Hoy en día estamos haciendo la colonia de San Lorenzo.
–¿Qué significa para vos seguir conectado a San Lorenzo 12 años después de la salvación?
-Es algo muy lindo, el club siempre se portó con nosotros, nos dio una mano y ayudó mucho. San Lorenzo es mi segunda casa y le estamos muy agradecidos. Mi viejo dejaba la vida en el club, ha dejado cosas, momentos, para hacer los viajes en el club y llevar a los chicos de voley, handball, hockey. Se les ha quedado micros de larga distancia en la ruta y llamaban a mi viejo a cualquier hora y él iba a darles una mano. Hay cosas en las que no les ha cobrado. Nosotros seguimos con ese trato porque ellos nos ayudaron mucho.
–Desde que trabajás en el club, ¿los chicos de inferiores te han reconocido y te preguntaron por lo que pasaste?
-Los chicos que están en primera hoy sí, el Perrito Barrios, Agustín Giay. A Adolfo Gaich lo llevaba al colegio cuando estaba en la pensión, lo mismo a Mati Palacios que lo llevaba con la combi cuando iba a la Selección. Con algunos sigo en contacto, como con los hermanos Palacios. El otro día tuve que llevar a los chicos a una excursión por el club, vieron el entrenamiento y estuve hablando con Insúa, que lo conozco desde que soy chico porque jugaba con los hijos en inferiores y vivíamos juntos.
-La última para cerrar, ¿estás por cambiar de equipo, de solteros a casados?
-Uhhh, tremendo. Sí, me estoy por casar el 7 de abril. Llevo 8 años de novio con una compañera impresionante que me acompaña en todo. Estoy muy contento por este paso que voy a dar en mi vida. Espero recibir un saludo por lo menos en las redes, ja.
Franco Robledo junto a Camila, su pareja, al proponerle matrimonio. (Foto: Instagram).