No fue algo inesperado lo que pasó en el Nuevo Gasómetro el pasado sábado. Sí fue toda una rareza ver cómo el San Lorenzo de Ruben Darío Insua era tan vulnerado por un rival que lo goleó por 3 a 0 y hasta pudo haberle hecho algún gol más. Pero el mal andar del equipo de Boedo no es algo del último fin de semana. Es, de hecho, algo que se viene arrastrando en esta segunda parte del año. Se veía venir...
Venía zafando por las manos de Augusto Batalla o las deficiencias de las delanteras rivales. Lejos estaba de ganar, aunque tampoco perdía. Esta dura derrota contra Newell's desnudó todos los desperfectos juntos. Fue un golpazo a puño cerrado en el mentón y ahora queda reaccionar rápido en la Copa Argentina para rearmarse a tiempo y recobrar el buen semblante.
Si tenía una característica marcada el San Lorenzo de Insua esa era la solidez defensiva. De local alcanzó el récord de valla invicta en el semestre pasado. Prácticamente no le hicieron goles a Batalla en el Bajo Flores. La contracara es esta Copa de la Liga en la que fue vulnerado en todas las citas jugadas en su estadio. Esa estadística exhibe esta nueva realidad azulgrana.
El Ciclón no es ya impenetrable. Tiene grietas en esa defensa que parecía ser invencible. Perdió el orden y la templanza. Hasta el propio Gallego perdió los estribos al querer irse a las manos con un colaborador del Gringo Heinze. ¿Nerviosismo o hecho aislado?
Lo cierto es que San Lorenzo quedó desfigurado, casi irreconocible en su última presentación. Esta vez no lo pudo salvar su arquero, figura en la mayoría de los partidos. La línea de cinco hombres presentó desajustes atípicos producto de varios movimientos que se vienen sucediendo por cambios obligados entre lesiones y expulsiones.
Otro rasgo de este Ciclón es la intensidad y el compromiso que podría suplir un juego fluido. Todos corren, nadie se relaja. Pues bien, eso también se fue perdiendo en estas semanas. Hay un agotamiento visible en algunos futbolistas. Por algo Insua insistió en cambiar la fecha de este duelo ante los sanjuaninos aunque perdiera a Bareiro.
Además, la merma futbolística de un Nahuel Barrios diezmado desde una fuerte sobrecarga muscular repercute en la producción en ofensiva. El Perrito es cambio cantado en el entretiempo ya que no puede ponerse al ciento por ciento y el juego azulgrana lo siente. Falta explisión, uno contra uno y cambio de ritmo. Hasta Malcom Braida baja su nivel con su socio por la banda zurda sin el tanque lleno.
Y las variantes desde el banco no parecen brindar soluciones o modificar el panorama. Por algo el Gallego avisó a mitad de año que era el momento de hacer un esfuerzo (económico) en el mercado para traer jerarquía y así aspirar a pelear un título. No fue escuchado.
El DT armó una base sólida con un trabajo de hormiga diario que duró meses y rindió sus frutos (infló el promedio y clasificó a la Sudamericana). Pero ahora necesita darle otra inyección a sus dirigidos para volver a enfocarlos y que puedan dar el todo, como lo venían haciendo en cada fecha.
Tiene que recobrar la memoria el elenco azul y rojo, y apegarse a las premisas que lo llevaron a convertirse en un rival molesto y competitivo para cualquiera. Si pudo hacerlo con pocas herramientas, Insua puede hacerlo nuevamente ahora. Estás a tiempo, Ciclón.
Por @LanzillottaOk