En 1977, Guillermo Vilas le ganó la final de Roland Garros a Brian Gottfried por 6/0, 6/3 y 6/0 y así obtuvo el primer grand slam parisino para el tenis argentino. Sin saberlo, con aquella gesta, sembró una semilla en miles de chicos que comenzaron a soñar con consagrarse en el torneo más importante de tierra batida era posible. Guillermo Coria y Gastón Gaudio fueron integrantes de La Legión, conformada por una camada de jugadores espectaculares nacidos entre fines de los 70 y comienzos de los 80 que pisaron fuerte el circuito de la ATP entre fines de los 90 y casi toda la década del 2000.

El Roland Garros de 2004 fue un torneo soñado para el tenis argentino: Juan Ignacio Chela llegó a cuartos de final, David Nalbandian hizo semifinales y la gran final se jugó entre Guillermo Coria y Gastón Gaudio, con el santafesino como gran candidato a ganar el título, al haber llegado como número 3 del mundo. El escenario fue soñado en la Philippe Chatrier: Guillermo Vilas le entregaría el trofeo al campeón y el tenis argentino volvería a tener un campeón de Roland Garros después de 27 años.

Así fue que el 6 de junio de 2004, Coria y Gaudio protagonizaron una de las finales más impresionantes de la historia del certamen francés y a 20 años, BOLAVIP dialogó en exclusiva con Fabián Blengino -entrenador de Coria- y Fernando Aguirre -preparador físico de Gaudio- sobre cómo vivieron aquel partido que quedó en manos del Gato por 0/6, 3/6, 6/4, 6/1 y 8/6.

La final en palabras de Fabián Blengino, entrenador de Guillermo Coria

-¿Cómo llegó Guillermo a ese Roland Garros?

-Veníamos de ganar Montecarlo, final de Hamburgo, estaba con una confianza infinita, por dentro creo que se sentía el mejor, sus rivales lo veían como favorito. Interiormente estaba jugando a un nivel altísimo, inclusive la final hubiese lógico el 6-0, 6-3 y 6-3, era una final para terminarla rapidísimo, más allá que Gaudio es un monstruo, la diferencia era muy grande. Era imposible perder ese partido, le pasó algo que pasa cada 50 años.

-En la otra semifinal jugaron Nalbandian y Gaudio, ¿había alguna preferencia de cara a la final?

-Por un lado, jugar contra Nalbandian era una rivalidad que tenían desde que tenían 10 años. Con Nalbandian era más duro, con Gaudio era más sencillo a priori. Se dieron un montón de cosas insólitas. El partido estaba terminado, pero nunca se termina hasta la última bola.

Fabián Blengino. (Foto: @blengino.tenis).

Fabián Blengino. (Foto: @blengino.tenis).

-Guillermo fue una topadora los dos primeros sets…

-Los dos primeros sets vi cómo se calculaba que podía ser el partido. Guillermo te generaba eso, Gastón falló más de lo habitual. El partido estaba liquidado. A Gaudio se le fue dando, mismo hasta casi el final del tercer set era un dominio bárbaro. En ese cambio me hace un gesto que tenía algo en la pierna, pero le dije que no diga nada. El tercero estaba controlado para ganarlo en tres sets.

-¿Crees que la ola influyó para que Gaudio lo pueda dar vuelta?

-La ola en sí no sé si fue lo que levantó a Gaudio. La gente quería ver más partido, la gente lo empezó a alentar, él empezó a jugar con el público. Gastón agrandado es un peligro y eso se fue dando. Guillermo estuvo cada vez más nervioso. Nunca lo hablé del tema con Guillermo, más allá del dolor, creo que muchas veces cuando un jugador está cerca de un gran objetivo hace que te acalambres y te desenfocás del objetivo, salís del punto a punto y te vas poniendo nervioso y puede haber pasado también.

-En el quinto set, Guillermo lo jugó como nuevo físicamente, ¿cómo explicás eso?

-Me acuerdo que el médico le da un antiinflamatorio y dicen que el efecto para que se vaya el dolor tardaba una hora y por eso en el quinto levantó y lo pudo jugar bien. El cuarto set casi ni podía sacar y el quinto fue mejor con dos match points que se fueron por poquito. Esta final es el recuerdo más triste que tengo del tenis y calculo que para Guillermo también.

Fabián Blengino era el entrenador de Coria cuando el Mago jugó la final de Roland Garros. (Foto: @blengino.tenis).

Fabián Blengino era el entrenador de Coria cuando el Mago jugó la final de Roland Garros. (Foto: @blengino.tenis).

-¿Qué pasó después de la final?

-Guillermo va a la conferencia de prensa y me dicen que lo vaya a buscar. Cuando lo encuentro estaba en el vestuario, muy triste y nos quedamos charlando. No había mucho que hablar. Es un momento que se escapa lo que soñaste toda la vida, fue un momento muy triste.

-¿Esa final cambió la carrera de Coria?

-Si hubiese ganado Roland Garros hubiese estado 8 o 10 años compartiendo la elite con Roger, Rafa, Djokovic y Murray, nunca le hubiese agarrado nada con el saque ni nada de lo que pasó después. No tengo dudas que si Guillermo ganaba esa final iba a estar compartiendo los mejores del mundo. Era muy joven y todo para mejorar, técnicamente podía seguir mejorando saque. Es una locura que se retiró tan joven, su retiro fue mental. Era un genio.

La decepción del Mago tras perder la final. (Foto: Getty).

La decepción del Mago tras perder la final. (Foto: Getty).

La versión de Fernando Aguirre, preparador físico de Gastón Gaudio

-¿Cómo llegó Gaudio a ese Roland Garros y cuál era su objetivo?

-Gaston hasta Hamburgo no venía jugando bien. Hamburgo era dos semanas antes de Roland Garros. No estaba bien, se quería volver a Buenos Aires, pero nosotros -con Franco Davín- le dijimos que no convenía ir a Buenos Aires por el cambio de horario, por el tiempo de vuelo y el clima. Convenía que jugara la copa del mundo que se jugaba todos los años en Alemania, era un torneo por equipos y ahí Gastón de golpe empezó a jugar muy bien. Se venía entrenando hacía mucho para Roland Garros, pero se dio que en la Copa del Mundo empieza a jugar muy bien y el único tema que estaba ahí que era el primer partido que le tocaba en primera ronda que era Willy Cañas. Él no quería jugar contra Cañas en primera vuelta, como pasa entre los argentinos que no quieren jugar entre sí en las primeras vueltas de un grand slam.

-¿Cuándo se dio cuenta que podía llegar lejos?

-La realidad es que, en esta clase de jugadores, uno siempre va a ganar, no se planteó ir a pasar una o dos vueltas. Uno siempre quiere ir a ganar, lo que pasa es que a veces te tocan cuadros complicados, otras más sencillos. Yo a Gastón creo que le tocó un cuadro complicado, pero no es lo mismo que toque en primera vuelta un 10 del mundo o un jugador que llega desde la clasificación. La mayoría de los jugadores van a ganar o una final o una semi.

Franco Davín y Fernando Aguirre. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

Franco Davín y Fernando Aguirre. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

-¿Cuál fue el partido más difícil que le tocó a Gastón en ese Roland Garros?

-Hubo varios, pero el de Cañas fue muy difícil porque fue en primera vuelta, duró dos días y fue a cinco sets. Fue mucho desgaste físico y mental, por ser un argentino siempre hay rivalidades. También fueron muy duros otros partidos, muchos llegaron al quinto set, Nalbandian también fue durísimo. Quizás el partido más accesible terminó siendo contra Enqvist. Sin dudas la final fue el más duro, pero quiero remarcar que el camino de Gastón fue complicado y lo supo sobrellevar.

-¿Cómo trabajaste la parte física para ese torneo que es tan duro?

-Nosotros arrancamos una pretemporada en noviembre de 2003, era de cuatro turnos y trabajábamos la parte física a la mañana en el gimnasio, después tres horas en la cancha, un descanso y a la tarde de nuevo había trabajos de cancha y de campo. Yo estaba con Gastón todo el tiempo, en los viajes y todos los días trabajábamos algo. Cuando él no competía se trabajaba duro, cuando competía hacíamos preventivo y regenerativo, también trabajos de fuerza, movilidad y coordinativos. A medidas que llegaba Roland Garros bajábamos las cargas, pero siempre con un jugador hay que trabajar. Por eso es tan importante que el preparador físico esté con el jugador, porque se trabaja diferente dependiendo a lo que va pasando en la semana.

-En la previa a la final contra Coria, ¿había algo especial por la rivalidad que ellos tenían hace tiempo?

-Hay una rivalidad que no hay que esconder, era en la competencia y también fuera y eso no se puede esconder. No es lo mismo para un argentino jugar contra un argentino que jugar de pronto contra un español, un norteamericano o un francés. Cuando jugás contra un jugador de tu país lo querés ganar y más cuando hay una rivalidad. A veces es muy difícil manejarla y más cuando es afuera de la cancha y lo llevás a la cancha y eso requiere un desgaste físico y mental mucho mayor. Gastón con Guillermo siempre tuvieron una rivalidad fuerte, no tenían buena relación, así que llegar a una final de Roland Garros juntos fue muy fuerte. Desde Vilas en el 77 que no se ganaba. Sabíamos que en este deporte el que queda segundo es un poco olvidado, hay una diferencia abismal entre el campeón y el subcampeón y entonces se quería ganar como sea. En los días previos a la final contra Guillermo le decíamos que deje de lado los aspectos extra competitivos, que lo pueda disfrutar.

El golpe emblemático del Gato, su exquisito revés a una mano. (Foto: Getty).

El golpe emblemático del Gato, su exquisito revés a una mano. (Foto: Getty).

-¿Qué pasó en los dos primeros sets?

-En los dos primeros sets, Gastón se sintió muy nervioso, se sintió que estaba jugando contra un jugador especialista en polvo de ladrillo, Guillermo estaba jugando muy bien. El partido era complicado. En lo emocional, Gastón no lo pudo manejar, nos decía todo el tiempo que se sentía incómodo, que la estaba pasando mal y eso lo demostró en los dos primeros sets que Guillermo desplegó un tenis impecable y a eso sumale que Gastón no estaba bien. Remontarlo era muy complicado.

-¿Cuánta importancia tuvo la famosa ola para que Gastón pueda remontar?

-Cuando la parte táctica y estratégica no entra y sabiendo que en la parte física él estaba impecable, ahí empezamos a decirle que disfrute, que la pase bien, que fueron años de esperar un momento así, que se relaje y todas las indicaciones eran orientadas a lo mental. Creo que en un momento se hizo el clic, que pudo haber sido la ola o algún punto. Yo recuerdo que él jugó un punto impecable, larguísimo, donde Guillermo lo tiene de un lado para otro y él responde a cada pelota, Guillermo le tira un drop, Gastón le tira un contra drop y ahí se levanta la gente. Cuando pasa esto, entre el punto y la ola, también es increíble lo que pasa del otro lado, porque Guillermo era un partido que lo tenía ganado y vio que Gastón se había enchufado.

-¿Qué crees que le pasó a Coria?

-Acá en Argentina se habló mucho tiempo de eso, yo creo que Gastón cargó mentalmente los dos primeros sets esa final y Coria cargó físicamente esa final los últimos sets. El miedo a perder te genera una ansiedad terrible, un desgaste terrible y eso provocó sin dudas los calambres. El gran desgaste que tuvo Guillermo fue físico y eso provoca el calambre.

Aguirre, Gaudio y Davín. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

Aguirre, Gaudio y Davín. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

-¿Cómo se explica un quinto set tan parejo después que Coria casi no pueda caminar en el tercero y el cuarto?

-Lo loco del quinto set es que Coria logra recuperarse. Cuando los dos sienten ese miedo a perder, ninguno estaba en partido. Ahí Coria pensó en que llegó hasta ahí y que sea lo que Dios quiera. A Coria se le pasan los calambres, a Gastón se le pasa el miedo de perder fácil y terminó saliendo un partidazo.

-¿Qué sentiste cuando Gastón ganó el partido y se consagró campeón de Roland Garros?

-Ganar un grand slam y ser el preparador físico de un jugador es realmente saber que las cosas como entrenador las hiciste bien, saber que se hizo un gran trabajo, que lo hizo el equipo y que Gastón pudo poner en práctica todo lo que se hizo en ese Roland Garros de 2004 que es como un Mundial de fútbol, más allá que son cuatro en el año y en el fútbol es uno cada cuatro. Gaudio quedó en la historia del tenis argentino. Es un recuerdo inolvidable, no hay año que no se juegue Roland Garros y me cabeza y mi corazón no esté presente ahí adentro, es una felicidad absoluta y una gran emoción.

-¿Qué balance hacés de esas dos semanas?

-Fueron mucha estrategia, un desgaste físico y mental, no teníamos descanso porque después de cada partido había que seguir trabajando. Teníamos muchos rituales que había que cumplirlos siempre. Hablábamos mucho de tenis y pensábamos lo que teníamos que hacer y también nos distendíamos mucho con el backgammon, que era un juego que nos gustaba mucho a los tres, escuchábamos música, nos íbamos a la habitación de Gastón y charlábamos mucho ahí. Fueron dos semanas intensas, pero muy lindas.

Davín, Gaudio y Aguirre tras la conquista del título más importante de la carrera del Gato. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

Davín, Gaudio y Aguirre tras la conquista del título más importante de la carrera del Gato. (Foto: Gentileza Fernando Aguirre).

-¿Cuál es la primera imagen que se te viene a la cabeza en tu reencuentro con Gastón ya como campeón de Roland Garros?

-Cuando termina el partido, nos encontramos en el vestuario, nos miramos los tres -Gaudio, Davín y Aguirre- con tanta emoción y no lo podíamos creer, porque fueron dos semanas sumamente intensas, de mucho desgaste. Cuando ganó el partido después de pasar dos match points, de los cuales uno fue durísimo porque uno se fue muy cerca. Nosotros sabíamos que él se la iba a jugar y que lo iba a hacer con su mejor golpe que era su revés. Realmente cuando lo hizo fue tan emocionante que nos quedamos abrazados en el palco y no teníamos palabras. Después Gastón vino al palco, estábamos todos muy emocionados, hicimos un abrazo fuerte que encerraba un montón de cosas, de momentos, de días duros de trabajo y de mucha felicidad.

Gastón Gaudio con el trofeo más deseado. (Foto: Getty).

Gastón Gaudio con el trofeo más deseado. (Foto: Getty).

Después de aquel 6 de junio de 2004 nada fue igual para Guillermo Coria ni tampoco para Gastón Gaudio. El Gato ganó cinco títulos en 2005 y ese mismo año alcanzó el número 5, su mejor ranking. Por su parte, Guillermo Coria, que había llegado a su mejor ranking -número 3- en la previa a aquel Roland Garros, se operó después de la memorable final ante su compatriota y volvió al circuito sobre el final del año. En 2005 ganó un título y llegó a las finales de los Masters 1000 de Montecarlo y Roma, ambas las perdió ante Rafael Nadal.

Ya para 2006, tanto Guillermo Coria como Gastón Gaudio habían bajado considerablemente su nivel y la nueva generación se empezó a adueñar del circuito, sobre todo Rafael Nadal en polvo de ladrillo, la superficie predilecta de ambos. Coria dejó el tenis profesional en 2009 y actualmente es capitán del equipo argentino de Copa Davis. Gaudio, por su parte se retiró en 2011 y también fue capitán Copa Davis. Los años pasaron, la relación entre ellos fuera de la cancha mejoró, pero un recuerdo les quedará para siempre: la final de Roland Garros más apasionante de todos los tiempos.

Gaudio a Coria – 0/6, 3/6, 6/4, 6/1 y 8/6