ESE GOL

Escrita por Darío Sanhueza.

Es difícil decir algo que no se haya previamente dicho respecto a Pablo Solari. Que llegó a debutar en el profesionalismo en uno de los momentos más difíciles de la historia del Club; que hizo dieciséis goles y once asistencias en setenta y un partidos; que ha ido agregando a su juego otros elementos –además de sus condiciones innatas de encarar por derecha–, como algunos movimientos de centrodelantero o jugar a perfil cambiado; que fue clave en ganar la Copa Chile 2021; o que se transformó en un fijo en la titularidad del Popular. Pero por supuesto, pese a todo lo anteriormente dicho, el Pibe quedará en nuestra historia por una razón específica.

Pablo Solari se despide como un héroe de Colo Colo. (Foto: Agencia Uno)

Ese gol.

No es cualquier jugador, lo sabemos todos. Lo que marca a Solari con el colocolino, y nos lleva a entender por qué es tan querido, ovacionado en todo estadio donde haya un hincha de Colo Colo, es habernos dado, con ese gol, una alegría que jamás habíamos tenido. El contexto –esperemos que sea irrepetible, que no haya pandemias ni decisiones dirigenciales mezquinas e insensatas– nos lleva al peor momento deportivo de nuestra historia, con el equipo jugándose en noventa minutos la posibilidad de descender por primera vez, cuestión que ni el más pesimista de los colocolinos –que no hay pocos, seamos sinceros– se habría atrevido a proyectar. A esos momentos, donde por meses estuvimos atentos a cuatro o cinco partidos por fecha, donde vivimos con la guata más apretada del mundo, y donde el destino parecía mandarnos al infierno, tras ese penal no cobrado por Gilabert contra Cobresal, y sobre todo con el ánimo fúnebre que nos dejó ese penal de último minuto en Rancagua. Y ahí floreció Solari. En Talca. Justo a tiempo. Esa semilla de buen jugador que vimos contra la U en el 0-0 y sobre todo en ese terrible partido con Coquimbo Unido que ganamos con gol de Parraguez post VAR en el minuto 1543 del segundo tiempo.

Probablemente el Pibe sea el jugador más “ídolo de los niños” que haya pasado por Colo Colo desde Matías Fernández. Quizás por su aún cara de niño, su ímpetu juvenil, su humildad o ese carácter medio tímido que lo emparenta de alguna forma con el 14 de los Blancos. Las discusiones respecto a si es o no ídolo de la institución tienen poco sentido, pero lo que parece no ser discutible, es que Solari será para siempre un héroe. Ese es el concepto que, quizás, mejor lo defina y que lo deja inmortalizado en nuestra historia, con alegrías, con éxitos, con penas, con fracasos… pero sin descensos. Ese “sin” se escribe con S de Solari.

 

 

El periodista John Bisignano, en un famoso documental sobre la vida de Ayrton Senna, dice que, para los brasileños, Senna “siempre será joven, siempre será rápido, nunca va a envejecer”. Y claro, Pablo Solari podrá hacer una linda carrera, ahora en el equipo donde siempre soñó estar, quizás dé el salto a Europa –esperemos que sí–, y ojalá volver algún día a vestir nuestra camiseta, pero para el colocolino, el Solari siempre será el Pibe, siempre será joven, siempre será el héroe que con sus enganches mandó a callar a todos los buitres oportunistas que nos querían ver en el suelo, y que con sus manos nos rescató del desbarranco hacia el infierno. Pibe, que te vaya bien.