JERARQUÍA PERDIDA
Por Darío Sanhueza
Luego del lamentable y bochornoso cierre de la primera rueda, con una derrota como local ante un Curicó muy venido a menos respecto a su gran expresión del 2022, tocaba lavarse la cara y poner la cara llena de risa para viajar a Venezuela a enfrentar al discretísimo Monagas, al cual se le había ganado apenas en el Monumental con un discutible penal a Falcón.
Y como ha sido la tónica de este mediocre semestre, lo vivido en Maturín no escapa a lo acontecido tantas veces en los últimos años: un Cacique que sin hacer un gran partido era muy superior a un rival muy precario, pero sin la capacidad de concretar lo insinuado, ni siquiera gracias a una gran actuación del arquero rival (a excepción de una bonita improvisación de Bolados con un taco), sino que a problemas en la toma de decisiones, un déficit importante de confianza que consume a todo el equipo.
Colo Colo había tenido tantas oportunidades, y hemos visto tantas veces este mismo partido, que sólo cabía esperar el momento en el que llegara el gol del rival. Y así fue, por supuesto, con un gol de córner que nos han hecho tres veces en el semestre: centro, cabezazo de un rival genérico que le gana a la marca de un César Fuentes que salta agachado, maniobra que sólo le he visto con éxito a Mario Bros cuando se intenta deslizar por algún intersticio que le permita llegar a una tubería.
Por supuesto que el gol le pegó muy fuerte a un equipo que tiene pera de cristal, y durante varios momentos la sensación del 2-0 y la lápida rondó las cabezas, probablemente, de todos. Incluyendo ciertamente a los jugadores. Pero si Colo Colo no perdió este partido es únicamente porque el rival era venezolano y de mitad de tabla. Benegas hizo gala de su optimismo para recuperar una pelota insulsa centrada por el Kiwi Rojas, y por suerte su remate, que iba hacia Surinam, encontró un defectuoso despeje de la defensa venezolana y halló a un Bolados bien ubicado para mandarla a guardar.
Quizás luego de empatarlo se vivió la mayor montaña rusa. Pudo quedar 2-1 debajo de inmediato con un error entre Falcón y Saldivia -el único del joven uruguayo, que de todas maneras fue el mejor de Colo Colo, ya nos referiremos a él-, y pudo quedar 2-1 arriba con un atolondrado cabezazo de Benegas que sin ninguna duda va a terminar siendo la primera jugada que se nos vendrá a la mente cuando recordemos su paso por el Popular.
Y claro, cómo no referirnos al final, con el espantoso error de Falcón. Hace un par de años Peluquita decía: “soy malísimo, pero meto una actitud bárbara”. Ese es el Falcón que necesitamos, no el que cree tener condiciones técnicas que le permitan salir jugando de forma depurada o tirar pelotazos hacia la nada misma. De Paul nuevamente le rescató un punto al Cacique (son al menos cuatro partidos donde pudimos perder perfectamente, y el Tuto salvó algo), se inmoló por el equipo y justo cometió el foul fuera del área. Así, todo acabó con un empate amargo para todos.
Este semestre ha estado literalmente infestado por las malas decisiones. Cada partido muestra al menos una de ellas. En este, me quiero quedar con una de las pocas buenas noticias, Alan Saldivia. ¿Para qué ir a gastar un cupo de extranjero en traer a De los Santos, si en casa había un material que, a lo menos, ha dado el ancho? Esa, y otras preguntas, deberían tener algún día respuestas por parte de la cabina técnica y la dirigencia, pero eso no sucederá.
No podemos endilgarle a Colo Colo 2023 la sostenida caída libre de la jerarquía internacional de la institución, por supuesto. Venimos con farras internacionales a lo menos desde el 2008 con el empate de local con Atlas, el 2009 con ese gol de Cleiton Xavier y para qué seguir . Pero no deja de doler que el Cacique no le haya podido ganar a una escuadra derechamente mala como Monagas. El gol de Bolados movió el termómetro desde “bochorno” a “decepción”, pero aun así, la cara queda larga como día lunes.